Santa Cruz de Tenerife, 4 de agosto de 2011 | Opinión - Política | Ignacio González Santiago *
Estado Unidos, la economía más grande del mundo, ha estado a punto de estallar. Un pacto in extremis entre demócratas y republicanos, o mejor dicho entre Obama y el llamado Tea Party, ha salvado al mundo de caer en la mayor crisis económica de la historia. Estados Unidos representa el veinticinco por ciento de la economía mundial, por lo que la suspensión de pagos de este coloso arrastraría al resto del mundo a una crisis económica sin precedentes.
Ni durante el crack de 1929, Estado Unidos suspendió pagos y siguió cumpliendo con sus compromisos internacionales. La duda de que la economía americana no pueda afrontar sus compromisos de pagos en el futuro es una espada de Damocles que se cierne sobre el resto de los países. Lo de Grecia sería una bobería si, por ejemplo, cayera Estados Unidos y arrastrara, con toda seguridad, a China, su principal prestamista. Además, la sola constancia de la debilidad de la economía americana ha producido un debilitamiento del dólar, que ha sido, hasta hoy, la moneda refugio mundial. Los depósitos en dólares de todos los países corren el peligro de desaparecer o disminuir drásticamente, lo que desequilibraría sus balanzas de Pagos.
Ha llegado la hora de que las grandes economías del mundo se vuelvan a reunir como en Bretton Woods, en 1944, y diseñen un nuevo sistema económico mundial. Entonces, los aliados establecieron un tipo de cambio fijo con el dólar americano y los Estados Unidos se comprometieron a cambiar los dólares por oro, a 35 dólares la onza. Luego, Nixon, decidió unilateralmente, en 1971, el fin de la convertibilidad del dólar en oro y sustituyó dicho compromiso por la simple promesa de pago de la Reserva Federal. Ahora, la posibilidad de que Estados Unidos suspendiera pagos ha quebrado definitivamente la confianza de los países en el actual sistema monetario internacional, por lo que urge su revisión.
Esta vez, a la reunión de las Naciones Unidas, deben acudir, también las mal llamadas economías emergentes, Rusia, China e India, que hace mucho que superaron a las demás, para establecer, entre todos, un nuevo sistema monetario internacional y disminuir así la actual dependencia del dólar, para eludir el riesgo de extensión de la crisis económica americana al resto del mundo. 67 años después de la Conferencia de Bretton Woods, ya toca decidir si el dólar americano, hoy, puede seguir siendo la moneda de referencia mundial o habría que empezar a pensar en el yuan chino, cuyo tipo de cambio se fija en relación a varias monedas, no sólo al dólar.
Porque lejos de solucionarse, la verdadera crisis económica americana no ha hecho otra cosa que mostrarse. La decisión del Congreso de permitir el aumento del endeudamiento para pagar las deudas de los Estados Unidos no es sino el aplazamiento de una suspensión de pagos anunciada, como afirma el premio Nobel de Economía, Paul Krugman. Y nosotros hablando de boberías.
*Presidente Federal del Centro Canario Nacionalista, CCN
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