21 de Agosto de 2011 | Cartas al Director | Por Pepita Taboada Jaén
Sr. Director:
Cada temporada se suceden presentaciones de colecciones en carpas gigantes donde los famosos aspiran a ver y ser vistos. La moda sigue siendo un gran espectáculo. Las pasarelas muestran una creatividad desbordante acompañada de música y efectos especiales. Pero no hay que dejarse engañar. El lenguaje de ciertas modas echa a veces por tierra los esfuerzos de las mujeres por ser consideradas como algo más que un cuerpo.
Quizás el calor estival, las potentes calefacciones en invierno o la simple comodidad sean las razones que expliquen lo escueto de algunos atavíos, la transparencia de las telas, la adherencia de ciertas telas... En concreto este verano proliferan lo que podríamos llamar “el uniforme del verano”, unos minúsculos “shorts” que nos remite a algo más serio: Una sensibilidad pobre, una estética sin educar, una feminidad de caricatura y una ética que se desconoce.
También muchos hombres podrían colaborar activamente en reducir el número de “especies masculinas” que hacen mucho daño a la moda y a las mujeres. Son esos que exigen de las mujeres una presencia imposible de mantener. Los que olvidan que hasta las más guapas pierden su lozanía (sólo la física) con el pasar de los años. Otra especie nefasta es la que ha pasado del Otelo celoso al chulo respetable. Esos que contemplan complacientes y alientan la exhibición de los encantos más escondidos de su mujer o novia en público. Un objeto más para que los demás envidien y deseen.
Por todas estas razones, la moda no es cuestión sólo de los profesionales. Es una cuestión que se decide en la calle, que recibe el beneplácito no sólo de las mujeres sino también de muchos hombres.
Pepita Taboada Jaén
Málaga
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