SALT (Girona), 12 de octubre de 2011 | Cartas al Director | Jesús Martínez Madrid.
Una mirada retrospectiva a las políticas sociales y educativas de estas dos últimas legislaturas y a las relaciones entre el Gobierno de Zapatero y la jerarquía católica en España, nos muestra una falta de neutralidad y objetividad del Estado en el ámbito religioso que roza el desacato a los mandatos constitucionales (artículos 16 y 27 de nuestra Carta Magna).
No se puede decir que los ejecutivos socialistas hayan fomentado la cooperación con la confesión religiosa más importante de nuestro país, la católica, única a la que alude expresamente nuestra Constitución en un lógico esfuerzo por captar, prever y amparar la realidad social de España en lo que a sus creencias religiosas mayoritarias se refiere. Al contrario, desde las concepciones ideológicas que han guiado a Zapatero hasta el abismo en que ha concluido su vida política, se ha manifestado una clara opción por confesiones minoritarias, particularmente la islámica, cuyos predicamentos no son precisamente los más respetuosos con los valores constitucionales y derechos humanos que han de prevalecer en un sistema democrático.
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