Combate el decaimiento otoñal con hidratación y refrescos
· Los nuevos patrones ambientales propios de la estación recién estrenada pueden llevar asociadas distintas sensaciones de cansancio, sueño, tristeza y falta de concentración
· Junto con la desorientación inicial ligada al cambio horario, suele ser habitual que disminuyamos de manera considerable la cantidad de líquidos que ingerimos al día, debido a la bajada de las temperaturas
· Compuestas fundamentalmente por agua y con un amplio repertorio de sabores y presentaciones, los refrescos son una alternativa perfecta para la adaptación a los nuevos horarios y hábitos estacionales.
Madrid, 28 de octubre de 2011| Tiempo - Reloj - Sociedad| Gabinete de Prensa.
En la madrugada del próximo domingo 30 de octubre, nuestros relojes deberán adaptarse un año más al cambio horario estacional de otoño. En esta ocasión, cuando sean las 3 de la mañana, deberemos retrasar las agujas horarias y minutera 360 grados, exactamente hasta colocarlas en posición de las 2:00 AM. Esta acción, que aparentemente se reduce a una sencilla práctica de reajuste temporal, puede producir también ciertas alteraciones en nuestro llamado “reloj biológico”. Durante los primeros días de adaptación a las nuevas pautas horarias y lumínicas, suele ser habitual la sensación de decaimiento, desorientación, somnolencia, astenia, etc. Si a esta alteración en nuestros biorritmos se suma la considerable reducción en la ingesta diaria de líquidos, asociada a la bajada de las temperaturas, los efectos de debilidad y cansancio se acentúan irremediablemente en estas fechas de transición.
Según los expertos, está demostrado que cualquier cambio horario puede provocar trastornos en el sueño y el apetito, de manera especial en niños y ancianos. Las horas de luz se reducen y las bajas temperaturas hacen acto de presencia y dictan hábitos no sólo en las prendas que llenan nuestros armarios, sino también en nuestras pautas de conducta y hábitos de alimentación y sueño.
Hidratación y más, frente al decaimiento
Sin embargo, las necesidades de hidratación permanecen intactas en nuestro organismo, independientemente de la estación en la que nos encontremos. La ingesta diaria recomendada es de 2 a 2,5 litros de líquido, incluyendo variedad de bebidas como agua, refrescos, zumos, infusiones, etcétera. Esta cantidad media, se debe incrementar cuando aumentan las pérdidas por actividad física, condiciones ambientales, etc.
La hidratación y su importancia dentro de las pautas de nutrición, ha sido de los temas a los que los expertos han prestado especial dentro del XI Congreso de la FENS, Federación Europea de Sociedades de Nutrición, celebrado estos días en Madrid.
En el caso concreto de los refrescos, además de su alto contenido hídrico (están compuestos en al menos un 90% de agua), podemos encontrar diferentes ingredientes que ayudan a sobrellevar esta nueva etapa de adaptación en la que el ánimo y los biorritmos se resienten. Es el caso del azúcar, zumo de frutas, sales minerales, vitaminas, etc. que ayudan a afrontar las actividades diarias. Un aporte extraordinario que, de la mano de una apetecible variedad de sabores, puede ayudarnos a superar las próximas jornadas en las que los días se acortan y las horas de luz disminuyen.
El azúcar es un nutriente fundamental en la alimentación. Por eso, las bebidas refrescantes que contienen azúcar aportan glucosa al cerebro, de modo que mejoran los niveles de atención, algo fundamental en muchas situaciones de esfuerzo intelectual, al trabajar, al estudiar, o ante acciones cotidianas como conducir.
Además, ayudan a combatir los efectos del cansancio y el decaimiento otoñales.
Por otro lado, diferentes estudios científicos establecen una relación entre la ingesta combinada de cafeína y glucosa en la mejora del rendimiento cognitivo y la atención. De hecho, tomar bebidas con estos dos ingredientes mejora estos procesos mentales.[1]
Por su parte, las sales minerales como el magnesio, el sodio, el potasio o el calcio están presentes también en muchos refrescos, como en las bebidas para deportistas, facilitan la rehidratación del organismo y la reposición de los electrolitos que se pueden perder al hacer ejercicio durante nuestras sesiones de gimnasio o en situaciones de gran desgaste físico en los próximos días.
El gas también es otro aliado en esta puesta a punto horaria y estacional. Su ingesta aporta un tono vital dinámico y deja en el paladar una agradable sensación de frescor. Además, estimula de forma importante la secreción de ácido gástrico y, por ello, facilita la digestión. Estudios científicos recientes señalan también que el gas produce una sensación de saciedad, de modo que limita la ingesta de comida.
Junto a una alimentación equilibrada y a la práctica de actividad física moderada, la ingesta de bebidas refrescantes resulta una opción muy apetecible para superar los síntomas de decaimiento, desánimo que acompaña a la llegada del frío y la reducción de horas de luz con el cambio de hora. Disponibles en un amplio repertorio de presentaciones como bebidas cola, de sabores cítricos, de té, para deportistas, con y sin gas, con azúcar o en su versión light… hay un refresco para cada tipo de persona, especialmente indicado en un momento concreto del día o en combinación con determinado tipo de comida, según contrastadas y apetecibles posibilidades de maridaje gastronómico
Consejos para el nuevo horario otoñal
1. La ingesta de líquidos resulta esencial para la salud, independientemente de las condiciones climatológicas y de la actividad física que realicemos.
2. Los expertos de salud y autoridades sanitarias recomiendan ingerir entre 2 y 2,5 litros de líquido al día.
Para conseguir ese nivel de hidratación, debemos optar por diferentes tipos de bebidas: agua, zumos, refrescos, infusiones, etc.
3. Junto con la correcta hidratación, se recomienda la adopción de una dieta equilibrada, variada y moderada, y de unas pautas de ejercicio moderado entre nuestras rutinas diarias.
4. Compuestas en más de un 90% por agua, y disponibles en una gran variedad de sabores y presentaciones, las bebidas refrescantes son una alternativa eficaz para saciar nuestra sed y mantener una buena hidratación.
5. Además de un importante aporte hídrico, los refrescos incluyen otros nutrientes esenciales para nuestro organismo como azúcar, sales minerales y vitaminas que nos ayudan a combatir el cansancio estacional en los primeros días de adaptación.
6. Es aconsejable dormir un mínimo de ocho horas al día para permanecer descansado y poder afrontar el ritmo cotidiano en el estudio y/o trabajo.
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