Málaga, 21 de noviembre de 2011 | Opinión |Jorge Hernández Mollar (*)
Carta al Presidente
Mí querido Presidente: Recibe, en primer lugar, mi más cordial enhorabuena por tu éxito electoral y el de nuestro Partido en las recientes elecciones. España se ha visto inmersa en estos últimos años en una espiral de acontecimientos que han hecho tambalear los cimientos de su sólida construcción desde el inicio de nuestra aún joven democracia. Tienes ahora, pues, la confianza de todo el pueblo español y naturalmente la mía propia, para afrontar un reto difícil y complicado: recuperar la ilusión y la esperanza de toda una Nación sumida en una preocupante depresión económica, social y política.
Desde que terminó la dictadura en el último tercio del pasado siglo, los españoles decidimos que la paz, la concordia y el esfuerzo común serían la base o el fundamento de nuestra convivencia para desarrollar nuestras potencialidades, estructurar un Estado moderno y eficaz y recuperar nuestro prestigio e influencia en el mundo.
Superamos un golpe de Estado militar, sufrimos el terrible e injusto azote del terrorismo de ETA, no nos doblegamos ante el crimen de Estado más cruel y criminal de nuestra historia, conocido como atentado de Atocha y ahora una crisis económica y social, persistentemente negada y aún peor gestionada por el patético ex presidente Zapatero, nos ha puesto de nuevo ante un complicado reto que, como los citados anteriormente, tenemos que afrontar con tu liderazgo y con nuestro esfuerzo común y solidario.
Los resultados electorales del día 20, son la manifestación nítida y clara de la voluntad de los españoles: deseamos un cambio de rumbo en nuestro gobierno; deseamos conocer la verdad; deseamos personas competentes y prestigiosas en tu equipo de gobierno; deseamos limpieza, honestidad y laboriosidad en nuestros representantes públicos y deseamos que nuestras Cortes Generales representen la suma de nuestros intereses nacionales.
Los españoles, somos capaces además, porque así lo hemos demostrado a lo largo de nuestra historia, de remontar dificultades que parecían insuperables, de liderar a nivel mundial éxitos en los ámbitos de la economía, la cultura, el deporte, la ciencia o la política. Solo necesitamos que se sepa encauzar nuestras capacidades en todos los órdenes, con reglas de juego que respeten la libertad, que promuevan el desarrollo de nuestros valores, y que infundan confianza y respeto en nosotros mismos y en el entorno internacional que nos desenvolvemos.
No esperamos milagros, Presidente, tienes razón. Pero si esperamos que nos digas la realidad de nuestra situación y cómo se va a repartir el sacrificio y el esfuerzo que estamos obligados a hacer. Tu experiencia política y de gobierno son suficientes para que te hayas dado cuenta ya, de las tremendas dificultades que las familias españolas estamos pasando para afrontar el día a día y también la desazón de nuestras jóvenes generaciones que solo piden trabajar, ganarse dignamente el sustento y no ser una carga, a veces demasiado pesada, para sus familias.
Te esperan con mucho interés en la Unión Europea, causa también de muchas de nuestras dificultades. Diles, con claridad, Presidente, que España quiere sumar y no restar, que nos vamos a empeñar en ello pero que deseamos también, participar en una reflexión común sobre un proyecto que se paralizó en el euro, que exige una voluntad decidida y firme de sus líderes para caminar juntos y para determinar que puesta en común vamos a hacer de nuestras políticas económicas y sociales. La imposición y las amenazas que ahora se ciernen sobre nosotros son el peor camino para el entendimiento y la consolidación de una Europa fuerte y competitiva en el mundo.
Con mi felicitación, mi afecto y mi solidaridad.
(*)Ex parlamentario nacional y europeo PP
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