Málaga, 14 de noviembre de 2011 | Cartas al Director | Jose V. Cobo.
Frecuentemente se escucha que la enseñanza sobre la reencarnación no es cristiana. ¿Pero qué es en realidad cristiano? Cristiano es hacer lo que nos enseñó Jesús, por ejemplo la Regla de Oro para la vida que dice: « Haz a tu projimo aquello que te gustaría que te hicieran a ti ». El obviar esta enseñanza del nazareno no es cristiano, y si por lo tanto nadie llega al Padre sino a través de Jesús, no regresaremos al hogar eterno hasta que nuestra forma de comportarnos sea cristiana.
Por ese motivo la reencanación, un conocimiento ancestral que conocían las grandes culturas de la antiguedad, cobra un especial significado en este cambio de eras. Pues a través de la misma se nos da incontables oportunidades de volver a encarnar en un cuerpo humano hasta volver a ser divinos. La Escuela Tierra nos ayuda a avanzar dando los pasos de evolución y aprendizaje necesarios.
Una celebre frase de Jesús en el Evangelio de Mateo dice: «En verdad, en verdad os digo, que si no volvéis a ser como niños, no alcanzaréis el Reino de los cielos». En la actualidad un teólogo protestante y lingüista, el Dr. Günther Schwarz, experto en arameo, la lengua materna de Jesús, ha vuelto a traducir al arameo esa misma frase y luego del arameo al alemán. De forma que del alemán al español quedaría de la siguiente forma: «Amén, amén, os digo. Si no volvéis a nacer de nuevo como niños, no podréis volver a acceder al Reino de Dios».
Se podría afirmar que dicha frase alude muy claramente a la reencarnación. El Dr. Günther Schwarz deduce de ello que o bien el traductor de esa frase no conocía lo suficiente el arameo como para poderlo traducir correctamente, o en una posterior elaboración del texto se transformó simplemente la idea de la reencarnación por motivos dogmáticos, borrando así de la conciencia de la humanidad el verdadero mensaje de Jesús.
No es la voluntad de Dios que un alma pase por varias encarnaciones o vidas terrenales. La voluntad de Dios es que el alma en la encarnación presente, en esta vida terrenal, aquí y ahora, se libere de las cargas que tiene en su alma y en el cuerpo, de forma que no sean necesarias más encarnaciones. Por tanto, no es Dios quien creó la rueda de la reencarnación, sino que fuimos nosotros mismos. Dios no quiere otra cosa que volver a tenernos junto a Él.
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