SALT (Girona), 01 de Diciembre de 2011 | CARTAS AL DIRECTOR |Jesús Martínez Madrid
Con la vigencia del convenio de Kioto en juego y en medio del escepticismo con el que se afronta en Durban la cumbre de la ONU sobre el clima, la voz de la Iglesia se ha alzado nítida, cargada de esperanza.
En esta ocasión Benedicto XVI ha insistido en que la ecología humana es un imperativo. El respeto por el ambiente no puede olvidar el reconocimiento del valor de la persona y de su inviolabilidad, en todas las fases de la vida y en cualquier condición. El respeto por el ser humano y el respeto por la naturaleza forman un todo. Es necesario ha dicho el Papa un cambio de mentalidad que respete la alianza entre el hombre y la naturaleza, sin la cual la familia humana puede desaparecer. Las Naciones Unidas, como también ha reconocido, son el marco natural para una reflexión de este tipo, que no sea oscurecida por motivos políticos y económicos ciegamente partidistas. No existe la dicotomía que algunos presenta naturaleza o hombres, llegando a decir: “si queréis conserva la natura no tengáis hijos”
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