Olot (Girona), 31 de marzo de 2012 / Cartas al Director / JD Mez Madrid.
Con su viaje a Cuba el Papa ha pedido, por un lado, a los católicos cubanos que revitalicen su fe para que puedan trabajar por la paz, el perdón y la reconciliación y, por otro, a las autoridades cubanas una mayor cooperación con la Iglesia, siguiendo el camino de confianza abierto con la histórica visita de su antecesor, Juan Pablo II en 1998.
Ambos mensajes confluyen en un solo objetivo: señalar que la construcción de una sociedad más humana y más libre no puede excluir a Dios. De momento el régimen se ha encargado ya de advertir que no habrá cambios políticos en Cuba. Pero de lo que se trata ahora es de dar un nuevo paso en las relaciones entre el Estado y la Iglesia en la convicción de que los católicos, renovados en su fe, pueden y deben participar en la construcción de un futuro cuya piedra angular será la reconciliación entre los cubanos.
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