Ross Douthat |
Madrid (España), 11 de junio de 2012 / Artículo de Opinión / Clemente Ferrer
La ejecución de Troy
Davis, ha vuelto a abrir el debate sobre la pena de muerte en Estados Unidos. Davis
llevaba más de 19 años encarcelado y su condena no se había revisado. Con la
muerte de Davis, en un editorial el New York Times propone la abolición
de la pena capital ante la arbitrariedad con que se aplica y el riesgo de
condenar a inocentes.
En efecto, según los
datos manejados por el periódico norteamericano, desde que se reintrodujo la pena de muerte, hace 35 años, 129
personas que habían sido condenadas a la pena capital han sido puestas en
libertad tras probar su inocencia. Y aunque se han intentado fijar criterios
con el fin de evitar errores y resultar más equitativos, el periódico sostiene
que la reforma del sistema es casi imposible.
Por otro lado, el
historial de ejecuciones demuestra que en los casos de pena de muerte todavía
permanecen vigentes ciertos prejuicios raciales, clasistas o políticos, lo que
hace aún más inmoral este recurso. Por ejemplo, dos tercios de las sentencias de
muerte han sido dictadas en estados del sur, donde persisten trazas de
discriminación y racismo.
El editorial es
contestado en las páginas del mismo diario por el comentarista habitual Ross Douthat, que admite los
fallos de la justicia norteamericana, pero insiste en que no se limitan a los
casos de pena capital. A su juicio, si algún día se suprime la pena de muerte
en EE.UU., no será porque electores y políticos “no quieran matar a culpables,
sino más bien porque tengan miedo de ejecutar a inocentes”.
Los partidarios de
la pena de muerte la defienden para los casos de asesinato porque, dicen, el
castigo tiene que ser proporcional al delito. En vez de contradecirles para
criticar la pena capital, dice Douthat, habría que tomar en serio su argumento
y aplicarlo a otros casos en que el castigo es desproporcionado, como en los
delitos de droga.
El 10 de octubre se
conmemora el día europeo contra la pena de muerte. En el fondo, se
trata de presionar a los Estados Unidos ya qu es el quinto país del mundo en
ejecuciones, muy por detrás de China, Irán, Corea del Norte y Yemen. Pero lo
cierto es que, desde su reintroducción en 1976, como consecuencia de una
decisión del Tribunal Supremo, ha habido un total de 1.254 ejecuciones, la
mayoría de hombres negros.
Varias señales
indican que el país camina hacia la abolición de la pena de muerte, pero es
probable que lleve mucho tiempo. Las ejecuciones se reducen de año en año. Y una pena que es
menos visible es una pena que desaparece, como decía Michel Foucault.
(*) Presidente
del Instituto Europeo de Marketing
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