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El curso “Cultura en Canarias, la identidad pobre”,
de la Universidad de Verano de Maspalomas concluye esta tarde con las intervenciones de Candelaria Rodríguez y
Natalia Medina
Maspalomas (Gran Canaria),
a 13 de julio de 2012 / Universidad de Verano / Gabinete de Prensa.
El curso de la Universidad de Verano de Maspalomas “La Cultura
en Canarias, la identidad pobre” continuó en la tarde de ayer con la participación de la Catedrática de
Literatura Hispanoamericana, Alicia Llarena y el periodista Mariano de Santa
Ana. El curso, que finaliza hoy aborda la cultura como elemento referencial de
la identidad del canario, al tiempo que abre el debate situación actual de la
industria cultural en las islas.
Bajo el título “Identidad, cultura y autoestima”, Alicia Llarena
hizo una reflexión acerca de las relaciones entre esos tres aspectos de la
sociedad canaria y sobre cómo el déficit de estimación propia condiciona
nuestra apreciación de la cultura y la debilidad de nuestras señas de
identidad. “Seguimos empeñados en una cultura tímida que necesita del aplauso
foráneo para crecerse a sí misma”, afirma.
Miembro de la Academia Canaria de la Lengua, Alicia Llarena
denunció que existe una falta de conocimiento de nuestra identidad y nuestro
entorno: “en estos tiempos de globalización, es más urgente que nunca releer
nuestra historia, conocer a nuestros clásicos. El esfuerzo personal e
institucional por instruirnos en nuestras señas colectivas y fortalecer el
conocimiento de nuestra historia literaria sigue siendo insuficiente”.
El segundo invitado de la jornada fue el periodista Mariano de
Santa Ana, con una exposición titulada “Promesas de felicidad”. Este título
hace referencia a una expresión del
escritor francés del siglo XIX, Stendhal, autor de Rojo y negro que dice que “el arte es una promesa de felicidad
porque a través de los sentidos nos permite situarnos en un lugar más allá del
tiempo”.
El periodista presentó su
idea de los espacios físicos canarios como “promesas de felicidad” en las que
se dan la mano la industria cultural y la “industrialización de la visión”
turística.
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