domingo, 9 de septiembre de 2012

Las Fiestas del Cristo de Guanarteme 2012 arrancan con el Pregón de Jesús de León




Esta edición será el año-víspera del 70 aniversario de la Parroquia del populoso barrio de la capital grancanaria (1943-2013)

Las Palmas de GC, 9 de septiembre de 2012 / Fiestas - Pregón / Gabinete de Prensa.

Las Fiestas del Santísimo Cristo Crucificado de la Parroquia del mismo nombre, en el populoso barrio capitalino de Guanarteme, arrancaron en la tarde-noche de ayer sábado, 8 de septiembre, Festividad de la Patrona Nuestra Señora del Pino, con la lectura del Pregón, que corrió a cargo del vecino del barrio y miembro de la Comisión de Fiestas de este año, Jesús de León González.

Este acto contó con el atractivo de que el pregonero de este año fue desglosando la Fiesta del Cristo de Guanarteme con la aportación del testimonio vivo, el rescate de la historia, de las costumbres y de la tradición oral recogidas por él mismo en cinco personas mayores del barrio, y se celebró ante un concurrido público en el interior del Sagrado Templo, tras la celebración de la Eucaristía de las 19.00 horas, con la actuación del grupo Ibaradén y la siempre tan concurrida como emotiva Bajada del Santísimo Cristo que habitual y tradicionalmente preside el Altar Mayor.

Finalmente, y como anunciador de las Fiestas actuó la Batucada Caribe y el grupo de Papahuevos Jolgorio por las calles Olof Palme, Arístides Briand, Kant, Portugal, El Cid, Secretario Padilla y, para finalizar, de nuevo, Olof Palme.

Se da la circunstancia además de que esta edición de las Fiestas del Cristo de Guanarteme, que cuentan con la colaboración del Excmo. Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria –como se recordará rescatadas con gran éxito por los propios vecinos y vecinas del barrio, con la estrecha colaboración de la Parroquia, hace escasamente unos años- coinciden precisamente con el año-víspera del 70 aniversario de la Parroquia de este populoso barrio de la capital grancanaria (1943-2013).

Como dijo el propio Sr. Párroco y Presidente de la Comisión de Fiestas del Santísimo Cristo Crucificado de Guanarteme 2012, Rvdo. Sr. D. Roberto Rodríguez Espinosa, “les esperamos a todos con los brazos abiertos”.

Así, precisamente hoy domingo, 9 de septiembre, se celebrará la Eucaristía a las 10.30 hs, 13.00 y 19.00 horas. En ésta última cantará la Coral de la Sagrada Familia.

Y ya, desde mañana lunes, 10 de septiembre, y hasta el próximo viernes, 14 de septiembre, festividad del Santísimo Cristo Crucificado, se celebrará el Quinario con la Eucaristía de las 19.00 horas, predicada por D. Segundo Díaz y cantada cada día por una Coral, Grupo o Agrupación Folclórica distinta. Así, mañana lunes, 10 será el grupo Tierra Guanche; el martes, 11 el grupo Estrella del Amanecer y la A.F. Las Parranderas de Guanarteme; el miércoles, 12 la Casa de Murcia; el jueves, 13 -de nuevo- el grupo Estrella del Amanecer, aunque al final de la celebración actuará también el grupo Camerata y ya el propio día 14, cantará el Coro Parroquial con la aportación –al final de la Eucaristía- de la Coral de la Sagrada Familia.

Además, tanto ayer sábado, 8 de septiembre, como durante toda la celebración del Quinario, del 10 al 14, se rezará –previamente a la Eucaristía- el Santo Rosario, a las 18.30 horas.

Romería-Ofrenda al Santísimo Cristo, en el patio del IES Santa Catalina

Para el próximo sábado, 15 de septiembre está prevista la celebración de una Romería-Ofrenda al Santísimo Cristo, en el patio del Instituto Santa Catalina, partiendo de una concentración de romeros a las 17.30 horas, desde la altura del Parque Pino Apolinario por la calle Portugal. En ella tienen previsto actuar Tierra Guanche, la Parranda del Cristo de Guanarteme, Estrella del Amanecer, la Real Hermandad del Rocío y Las Parranderas de Guanarteme. El acto que se espera muy participativo y concurrido culminará con la Sagrada Eucaristía sobre las 19.00 horas.

Procesión por las calles de Guanarteme aledañas a la Playa de Las Canteras

Precisamente el próximo domingo, 16 de septiembre, el barrio de Guanarteme vivirá su momento más entrañable y emotivo por sus calles engalanadas por los propios vecinos y vecinas del populoso barrio para una ocasión tan especial, gracias a la celebración de la procesión de la sagrada imagen del Santísimo Cristo Crucificado por las calles Olof Palme, Arístides Briand, Kant, Grau Bassas, Martínez de Escobar, Portugal, El Cid y Secretario Padilla hasta entrar de nuevo en el Templo. Esto será tras la celebración previamente de la Eucaristía prevista para las 19.00 horas en la que cantará el grupo Geni. (Ése día también habrá Misas a las 10.30 y a las 13.00 horas).

Para el lunes, 17 de septiembre ya será cuando se celebre el besa-pié de todos los devotos al Santísimo Cristo Crucificado que lo deseen y que se quieran acercar hacia las 19.45 horas (tras la celebración de la Misa-funeral por todos los Difuntos de la Parroquia, cantada por el grupo Ibaradén, y que dará comienzo a las 19.00 horas).

Finalmente será el miércoles, 19 de septiembre, cuando a las 20.00 horas, la Banda Municipal de Música de Las Palmas de Gran Canaria actúe en el Templo para poner la guinda a estas Fiestas, y finalizar con la brillantez y la excelencia musical a la que nos acostumbra habitualmente en sus numerosas actuaciones por la capital grancanaria.




Pregón
Fiestas del Stmo. Cristo Crucificado
(Barrio de Guanarteme)
Jesús de León González
08.09.2012

PREGÓN DE LAS FIESTAS DEL SANTÍSIMO CRISTO CRUCIFICADO
(Barrio de Guanarteme)

Tengo que empezar dando gracias a Pepe Infante por sus palabras. Sé que son producto de su amistad y del cariño que nos profesamos.

Como se ha puesto de manifiesto en múltiples ocasiones, nuestro querido párroco, D. Roberto Rodríguez Espinosa, ha abierto las puertas de la Parroquia a todos los que “pasan” a su lado con espíritu constructivo y de trabajo y a mí de forma particular; generosidad que yo quiero hacer patente en este momento y que agradezco profundamente.

Asimismo un agradecimiento especial para los compañeros de la Comisión de Fiestas que propusieron y aceptaron mi nombre para este Pregón.

También agradezco a las autoridades, tanto civiles como militares, así como a los sacerdotes concelebrantes, a las Hermandades y Cofradías presentes en este acto y a todos los hermanos que han aceptado acompañarnos en este momento.

En nombre de la Comisión de Fiestas quiero dejar constancia del trabajo realizado por Dª Carolina León Martínez, Concejala del Distrito Puerto-Canteras-Guanarteme y por el Ayuntamiento de Las Palmas, así como por todo el equipo de colaboradores del Distrito.
Gran parte de los actos que vamos a celebrar van a ser posibles gracias a su entrega y colaboración.

Si me lo permiten, quiero hacer una mención particular a la Real Hermandad de Ntra. Sra. Del Rocío de Las Palmas, y a su Hermano Mayor, Alberto Carrión Velázquez, quien se encuentra actualmente fuera de la isla, pero que está representado en este acto por el Hermano Leo.

Del Hermano Mayor recibí el pasado día 11 de Mayo el nombramiento de Hermano de dicha Hermandad. Todo un honor y un privilegio que quiero agradecer ahora públicamente.

Por último, quiero agradecer también la presencia de una serie de amigos del Barrio que han participado con sus testimonios en la confección de este pregón. Los iremos conociendo a lo largo del mismo. Ellos son Heriberto, Merci, Pepe, Pino y Virginia.

Cuando se me ofreció realizar este Pregón pensé en hacer un recorrido en el que participaran otras personas y que el Pregón fuera un trabajo común. Si bien el pregonero es este humilde servidor, el valor de lo realizado hasta ahora y de lo que esté por llevar a cabo debe ser producto del esfuerzo de toda una comunidad. Esa comunidad que en un momento determinado perdió la ilusión, pero que vuelve a recuperarla desde hace unos años hacia acá.
Queremos que esto sea un homenaje a todos aquellos que nos precedieron, tanto por los que dieron su tiempo y esfuerzo, aportando su grano de arena en la construcción de esta Comunidad, como por los que, seguro que sin ser conscientes de ello, pudieron poner trabas a su desarrollo, pues también en estos casos nuestro Dios lo permitió, y nada de lo que permite queda en saco roto. Siempre será para nuestra santificación.

Como he dicho, después de un largo tiempo, más de 40 años, las Fiestas del Santísimo Cristo Crucificado quedan ausentes del Barrio. Hacia el año 2005 (en ese año aparece el primer pregón) se retoman como consecuencia de la iniciativa de varios vecinos, que cuentan con la acogida y acompañamiento del nuevo sacerdote llegado a esta Parroquia en el año 2004. Se trataba de D. Antonio Fleitas Santana, quien, como he dicho, da todo su apoyo al comienzo de algunas actividades que irían conformando la nueva etapa. Los motivos de este lapsus en el tiempo no me han quedado claros en mis averiguaciones. Una referencia evangélica que nos indica que para ser dignos del Reino de Dios hay que poner la mano en el arado sin mirar hacia atrás, me hizo reflexionar sobre la necesidad de orientar todo el trabajo en el presente, poniendo las bases para construir nuestro futuro.

Se me ofreció la posibilidad de participar en la Comisión de Fiestas de este año y, junto a un magnífico equipo de personas comprometidas, bajo la dirección de nuestro Párroco D. Roberto Rodríguez Espinosa, nos pusimos a trabajar para intentar seguir ampliando y mejorando las Fiestas del Santísimo Cristo Crucificado. Ello nos ha llevado a componer un Programa de actividades que creemos digno de estas Fiestas.

Hagamos ahora un repaso de las conversaciones mantenidas con los amigos que me han ayudado a confeccionar este pregón.

Veremos que algunas circunstancias se repiten, pero he querido mantenerlas para ser respetuoso con cada uno de mis invitados. Son vivencias que, lógicamente, han sentido todos los que disfrutaron de aquellas Fiestas. Si nos centramos en sus relatos veremos como ”fotografías” que conforman sus recuerdos.

Merci vive en el Barrio desde que nació.

Los recuerdos sobre las Fiestas Patronales se remontan a casi 50 años. La antigua calle General Sanjurjo, hoy Olof Palme, se llenaba de ventorrillos desde la esquina con Fernando Guanarteme hasta la playa, con la calle cerrada. Recuerdan aquel olor característico a los calamares asados y otros preparados de comistrajes. Hacen referencia a los papagüevos como algo que alegraba la fiesta y, sobre todo, a los niños que corrían detrás de ellos. Un recuerdo especial es el de las exhibiciones de lucha canaria en la propia arena de la playa. Insisten en que los niños eran partícipes de aquella algarabía y los que mejor lo disfrutaban. 
Quizás porque los que ahora la cuentan tenían en aquella época unas edades en torno a 10-12 años.

Hay un elemento común en las experiencias de todos: nadie recuerda con exactitud cuándo y por qué se suspendieron las fiestas. Si queda en el recuerdo de todos unas fiestas alegres que marcaron una impronta en su infancia y juventud.

Fiestas que se recuerdan como algo que se producía espontáneamente entre las gentes del barrio. Preguntado sobre la implicación de la Parroquia, nadie recuerda de la época en que esto se produjera.

Se recuerda con cariño todo el festejo que se realizaba en la Plazoleta Farray. Ahí concluía la marcha de los papagüevos y ahí se producía la gran fiesta. Todo ello potenciado y animado por D. Alfredo Farray, empresario-comerciante de la época y cuyo nombre ha quedado plasmado en la Plazoleta a la que hemos hecho mención.

Es curioso, pero dejan de celebrarse las fiestas y nadie las echa en falta. Van desapareciendo paulatinamente, año tras año, y “no pasa nada”. Hubo un conformismo en el barrio, que no se explica muy bien entre las personas con las que he podido contactar.
Sin embargo, pasado el tiempo, habiendo tomado posesión de la Parroquia D. Antonio Fleitas, es parte de la gente del barrio quienes “incitan” al nuevo Párroco para que se implique, para que lidere retomar las fiestas del barrio, después de más de cuarenta años sin celebrarse. Traté de indagar quien se destacó entre los que formaron parte de este grupo y nadie recuerda con certeza que haya habido un líder en este sentido. Remarcan que fue “un grupo” con ansias de recuperar el sentido primitivo de las fiestas. Quizás, tal vez, el grupo de personas a las que Don Antonio Fleitas unió a su Consejo Pastoral Parroquial.

El ver, al cabo de tantos años, que se intenta retomar el espíritu de aquellas fiestas, ha sido motivo de alegría para muchos de los que fueron testigos de las mismas.

Para algunos, aquellas fiestas significaban momentos de mayor libertad. Los que ya peinamos canas sabemos lo que “costaba” conseguir de nuestros padres determinados permisos para salir de casa o regresar a determinadas horas. En tiempos de fiestas, como eran motivo de acercamiento familiar y de vecindad, parecía que había una mayor “manga ancha” y ello nos permitía unas licencias que no obteníamos el resto del año. Bien es verdad que dentro de los esquemas de la época, con horarios límites, pero más flexibles. Esto también se recuerda con cariño y nostalgia.

Las experiencias de Virginia se remontan a cuanto tenía 9 años. Su recuerdo de aquellas fiestas es que eran “preciosas”. Así se manifestó y así lo plasmo. Música, fuegos artificiales, calles llenas de turroneras. Recuerda con alegría todo lo que se celebraba en la Plazoleta Farray. Cómo las Fiestas se realizaban con la aportación de las gentes del Barrio, si bien algunos comerciantes y empresarios aportaban más dinero, con lo que se hacían posible las celebraciones. Se llevaban a cabo también batallas de flores. Al final de Olof Palme, llegando casi a la playa, se ponía un parque de atracciones, con caballitos, etc. Existían varios feriantes que montaban sus aparatos y casetas para divertimento de los vecinos.

Alude, con nostalgia, a como los vecinos colaboraban y participaban en los actos que se celebraban, había más apertura por parte de la gente que en la actualidad. Siente que ahora cada uno va a lo suyo. Como anécdota me contaban cómo los vecinos del barrio limpiaban las aceras de la calle, el entorno, ponían banderitas, en una palabra, engalanaban el barrio entre todos. Era una colaboración real.

No recuerda con exactitud ni cuándo ni por qué dejan de celebrarse las fiestas. Yo llegué a preguntar si ese corte se debió al entorno parroquial o al de los vecinos del barrio. Nadie tiene respuesta cierta sobre este tema. Si es cierto que el apoyo del Sr. Farray hizo posible durante una larga etapa la celebración de las Fiestas. Como anécdota también se decía entre los vecinos “vamos a las Fiestas de San Farray”. Era este señor, al parecer, el que aportaba mayores cantidades y concentraba las celebraciones en torno a su fábrica, situada en la plaza.

Recuerda también con añoranza la cantidad de gente que venía de otros barrios y de pueblos de toda la isla a disfrutar de aquellos momentos y cómo esperaban con ansias que llegaran las fechas de las fiestas. Aún hoy, cuando se reúnen, rememoran aquellos momentos vividos. Lógicamente, los primeros años en que se perdieron las celebraciones vienen a la mente con tristeza, pero, como suele pasar, se acostumbraron a ello.

Comenta que en aquellas fiestas “no existían gamberradas”, cito textualmente y que ahora es otro estilo diferente, donde se pierde el respeto a las personas y a las cosas.

Quise interesarme por quiénes más, aparte del Sr. Farray, colaboraban en el terreno económico y me comentaron que había en Fernando Guanarteme un molino de gofio cuyo propietario fue muy generoso con la Parroquia, comprando incluso unas lámparas para el templo muy bonitas y hermosas. No recordaban con exactitud el nombre de este señor y por tanto no puedo mencionarlo, aunque me gustaría poder haberlo hecho.

Heriberto nos comentaba que, teniendo él unos ocho o nueve años se celebraban algunas fiestas en la época de D. José, cuando aún el templo sólo contaba con la nave lateral, donde está actualmente la imagen de Ntra. Sra. del Carmen.

Recuerda que eran unas fiestas muy participativas. También casetas de tiro, cochitos, papagüevos. Fuegos artificiales que se hacían en la plazoleta Farray, pero recuerda que las Fiestas se realizaban en los aledaños del templo parroquial. El hecho de tener alrededor muchos solares sin construir permitía la instalación de bastantes tenderetes para las Fiestas. Llegaron a ser Fiestas importantes, junto a las de Ntra. Sra. del Pilar e, incluso, de las Fiestas de Santa María del Pino. Por ello venían muchas personas de fuera del Barrio y de la propia Isla. Recuerdan también las Fiestas de la Luz, pero en esta zona el Pilar, el Cristo y el Pino eran Fiestas de renombre y muy participativas. Llegaron a ser Fiestas muy tradicionales.
En este caso también queda sin aclarar en qué momento y por qué dejan de celebrarse las Fiestas. (Cree que fue a los pocos años de la llegada de D. Francisco Caballero)

Era muy jovencito todavía.

Es curioso que en todos los casos, la paralización de su celebración no deja una huella muy especial en ellos. No se hacen y no pasa nada.

Las Fiestas no eran algo procedente de la Parroquia. Fue siempre el Barrio el que, alrededor de D. Alfredo Farray, llevaba a cabo toda la organización. El Sr. Farray era una institución en el Barrio, organizaba gran parte de las fiestas, pero se sentía parte de la Parroquia a la cual ayudó económicamente para su construcción. Dejan de celebrarse en torno a los años 63-64. Duraron, por tanto, alrededor de 18-20 años.

Pinito y Pepe llevan viviendo 61 años en el Barrio.

La suspensión de las Fiestas fue “algo misterioso”, pero por lo que de intriga y desconocimiento tienen.

Recuerdan las carrozas, algunas de ellas de Ron Artemi donde se divertían, sobre todo los hombres, que iban, no a las Fiestas del Cristo, sino a las “Fiestas de Farray”.

En la víspera de la Festividad del Cristo, las carrozas, como vemos en la cabalgata del Carnaval, iban dispuestas con asaderos y entre estas y las casetas llegaban a extenderse en el tiempo durante toda la noche, bailando y divirtiéndose tanto vecinos como visitantes.
Y alguna conversión llegó a producirse entre los visitantes sólo de contemplar la imagen del Cristo

Me contaban que D. Alfredo Farray era un hombre de convencimientos cristianos, como se decía en la época “un santurrón”, y que esta condición y la de poseer una capacidad económica razonable, le permitía ayudar en la consecución de las Fiestas.

Aparece también en los relatos un tal Pancho Álvarez que tenía una tienda de licores y que, al parecer, colaboraba también en lo económico.

Asimismo, sale en las conversaciones como hombre generoso D. Francisco Acosta, empresario dedicado a la venta de materiales de construcción.

También colaboraba otro empresario, que no recuerdan su nombre, pero que tenía una fábrica de tachas. Como aclaración para los más jóvenes “una fábrica de clavos”.

Hay expresiones que se han podido sacar de estas entrevistas que han sido muy bonitas, porque han hecho recordar cómo nos comunicábamos en la época. Me dicen que mucha gente venía de los pueblos de la Isla. Después del Día del Pino, desde Teror, la gente se compraba “los lujos” para venir a la Fiesta del Cristo. Otra aclaración a los jóvenes: se arreglaban, sobre todo las mujeres, se engalanaban con sus joyas para venir guapas a disfrutar de las Fiestas. Esa era la expresión de comprarse “los lujos”.

Hay anécdotas al margen del relato de las Fiestas que no me resisto a comentar. La primera ubicación que tuvo la Parroquia del Cristo fue en una capilla que hacía esquina a la c/ Kant con Arístides Briand, en lo que hoy es el Parque Pino Apolinario y en aquella época Reformatorio de Menores. Había una expresión popular que decía que “habían puesto a Cristo en un Reformatorio”, haciendo referencia a la ubicación del primer Templo.

Se repite la experiencia de unas Fiestas muy participativas, donde los niños eran protagonistas en muchas de las actividades. Y recuerdan cómo habían voladores que también tomaban “caminos equivocados”. Me contaban que uno de ellos llegó a explotar en la silla de nuestra protagonista y que aún esa silla está en su casa con la marca de la quemadura de aquel volador. Son anécdotas que me han hecho revivir en primera persona el espíritu de aquellas Fiestas. He disfrutado muchísimo haciendo este Pregón y nunca agradeceré lo suficiente a los que me han ayudado en su preparación.

Recuerdan que aquellas Fiestas duraban ocho días. Todo este tiempo con actividades en las calles del Barrio.

Los vecinos participaban también enramando, haciendo alfombras. Las alfombras formaban parte del paso de la procesión del Cristo.

Hay una imagen que me ha venido a la memoria recordándola ahora una de nuestras protagonistas: los vecinos sacaban las sillas a la calle y sentados en ellas disfrutaban de los recorridos de carros y carretas, papagüevos, niños bailando, etc. Esto de ver, sobre todo a las personas mayores, sentadas delante de sus casas compartiendo las Fiestas, es un recuerdo del pasado que a mí me llena de nostalgia.

Hablándome del Cristo me decían que la imagen tenía un Trono precioso que se utilizaba para llevarla hasta el Parque de Santa Catalina, donde se reunían imágenes de otras parroquias de la zona en el Viernes Santo. Y que aquel Trono, en un momento determinado, desapareció junto a unas lámparas que, en expresión de mis invitados, “valían una fortuna”, pero que nunca se supo dónde fueron destinados.

Hubo quienes me decían que estaban dispuestos a intentar “reflotar esto”, a pesar de la situación económica por la que estamos atravesando. El presupuesto para realizar las Fiestas es muy exiguo; contamos, gracias a Dios, con colaboraciones desinteresadas que hacen posible su puesta en marcha desde una posición de humildad. Pero en el espíritu de la Comisión de Fiestas está seguir por el camino emprendido que no es otro que trabajar para recuperar estas Fiestas, no sólo las actividades que se puedan organizar desde la Parroquia a nivel estrictamente religioso, sino que sea el Barrio quien se implique, tanto a nivel de participación personal como de colaboración económica. Por ello, desde aquí hago un llamamiento, en nombre de la actual Comisión de Fiestas, a todos los habitantes del Barrio para solicitar su implicación. Un motivo especial puede ser el que el próximo año de 2.013 se cumplen los 70 años de la constitución de esta Parroquia y queremos celebrarlo de forma especial.

Es bonito recordar cómo las Fiestas comenzaban siempre con la intervención de los papagüevos, que eran seguidos por la chiquillería. Pepe “Cañadulce” era un acompañante fiel en el arranque de las Fiestas.

Queriendo traer a la memoria aquellas Fiestas, proponiéndonos que sean el complemento inicial de las mismas, una vez acabado este Pregón, empezará desde la calle Olof Palme, un corto recorrido con la Batucada Caribe que dirige Manolo Benítez, seguidos del Grupo de Papagüevos Jolgorio que preside Pepi González. A ambos queremos agradecer cómo han acogido esta idea. Con qué ilusión y espíritu de colaboración se han mostrado. Recorrerán las calles de Olof Palme, Aristides Briand, Kant, Portugal, y terminarán en Olof Palme nuevamente. Para hacerle los honores, yo voy a pedir a la Asamblea que salgamos cuando termine nuestra celebración para acompañarles en su recorrido, al menos aquellos que se encuentren con ganas y fuerzas físicas.

Después de haber recorrido las calles del Barrio, los años pasados, las fiestas celebradas y las no realizadas en compañía de algunos de aquellos que las hicieron posible y que las vivieron en primera persona, siendo actores y actrices de ese teatro de la vida que son las fiestas patronales, nos centramos ahora en tratar de honrar a nuestro patrón: el Santísimo Cristo Crucificado del Barrio de Guanarteme.

Cuando me planteé la forma de expresar o transmitir lo que siento sobre la figura del Señor Jesús en la Cruz, me preguntaba: ¿Qué proyecto o planteamiento se había hecho el Creador para venir al mundo revestido de pobreza, humilde entre los humildes, despreciado y, finalmente, crucificado? Una muerte que era la forma más humillante, ignominiosa y vergonzante de padecer, cuando, con anterioridad a todo ese proceso, le habían maltratado y vilipendiado.

¡Qué forma más absurda de nacer y de morir! Esta es una expresión natural y hasta lógica de todo este proceso.

Pero es ese Jesús con el que un día te encuentras en el camino y, como a tantos de sus discípulos, te llama y te dice: “Sígueme”. Y, sin pensarlo dos veces, le sigues sin hacer cuenta de las condiciones que te va a exigir. Serán, incluso, las de la propia cruz. De tal manera que no vamos a ser menos que el Maestro. Bien es verdad que a nosotros no se nos pide habitualmente el sacrificio o la muerte física, pero sí la renuncia, la entrega, el “abajarnos”, ponernos al servicio del hermano, que viene a ser “estar crucificados” por el hermano.

Cuando llegas a conectar con Jesús en su abandono en la Cruz puedes optar por dos caminos: uno, preguntarte como Él, ¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado? con lo cual te quedarías en eso (no avanzarías) o bien seguirle por ese camino hacia la resurrección.

Ahora trataré de exponer de una forma sencilla (aquí no se trata de profundizar teológicamente, pues no es el momento) la respuesta a mi primer interrogante: Jesús, en la Cruz, “atrae a todos hacía sí” como había prometido. Si en el dolor somos capaces de caminar unidos a Cristo obtendremos de él los méritos para, juntos, hacer el camino a la resurrección, que será para los cristianos la plenitud de la Vida.

Ya Jesús tiene momentos en su vida que son asumibles para los que tratamos de seguirle. En la Cruz nos vuelve a demostrar su condición tremendamente humana cuando se ve abandonado por el Padre. Situación que podemos vivir cada uno de nosotros. De hecho, cuando las cosas no van muy bien acudimos a nuestro Padre Dios para hacerle también esas preguntas de “¿por qué no estabas aquí?” “¿dónde te habías metido?” “Cuando te necesito, no estás”. Es la condición humana que también vivió Jesús y que nos permite ir unidos a él. Cristo, después de hacerle la pregunta al Padre le dice: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” A mí esto me hace pensar que estando en la voluntad de Dios, a las situaciones difíciles se les puede vencer. Y Jesús nos enseñó, como nadie, con testimonios concretos, cómo hacer la voluntad del Padre. Y lo hacía continuamente. Pero lo más importante es que como dice Jesús: “me encomiendo a Ti, Padre”, podremos vivir la resurrección ya en la Tierra. Para eso nació y con su testimonio también nosotros podremos “nacer” a la voluntad de Dios, tanto en la voluntad significada como en la de beneplácito. ¿Valió, entonces, la pena nacer en la humildad, vivir en la entrega al hermano, llegando incluso a su entrega en la Cruz? Para los seguidores de Cristo sólo hay una respuesta: es SÍ.

Pero Jesús no sólo vivió en la voluntad del Padre en el culmen de su abandono en la Cruz, en soledad. Jesús en la Cruz nos atrajo a todos hacia SÍ. Pide al Padre en su oración sacerdotal: “que todos sean uno”, pero comienza por sí mismo. Él se hace uno, con nosotros pecadores, en la Cruz; por eso experimenta en su humanidad la lejanía de Dios. Y es por este dolor por lo que Jesús podía decir: “Todo se ha cumplido”. Es aquí donde se realiza la redención y puede decir en el momento de su muerte: “Todo está cumplido”. También por este dolor, su humanidad resucitará glorificada y por este dolor los hombres llegan a ser hijos de Dios.
He aquí la importancia de todo este proceso de crucifixión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Jesús ha sido redentor, ha sido hermano y ha sido maestro de unidad. Jesús crucificado y abandonado es modelo para quienes desean cooperar en la unidad de los hombres con Dios y entre ellos. Dejemos espacio en nuestro interior al Jesús que nos busca continuamente y que no se diga nunca más: “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron” (Jn. 1,11).

Dice nuestro Santo Padre en la Sacramentum Caritatis: “Nada hay más hermoso que haber sido alcanzados, sorprendidos, por el Evangelio, por Cristo. Nada más bello que conocerle y comunicar a los otros la amistad con él” (Benedicto XVI, Sacramentum Caritatis, 84)

Por eso, me permito pedir a nuestro Señor, al Santísimo Cristo Crucificado que nos enseñe a ser como Él vínculo de unidad y de amor entre todos sus hermanos, en nuestra comunidad parroquial, en nuestro Barrio, en nuestros colegios y, de forma muy especial, en nuestras familias, tan necesitadas de su aliento y de su compañía.

Tenemos también el testimonio de nuestra Madre, al lado de su Hijo, a los pies de la Cruz. Y Juan, que acoge a Maria en su casa. Jesus, desde la cruz, les da una misión inequívoca: el acompañarse mutuamente durante su ausencia. Ese deseo de Jesucristo lo tenemos que hacer vida tambien nosotros. Maria, en nuestro corazón, llevando a Jesús al mundo.

“Señor, Tú que eres nuestro pastor, que nada nos falte, haznos recostar en verdes praderas, condúcenos hacia fuentes tranquilas y repara nuestras fuerzas, guíanos por el sendero justo y así nada temeremos, porque Tú vas con nosotros, tu vara y tu cayado nos sosiegan y aún te esfuerzas en prepararnos hermosos banquetes, perfumar nuestras cabezas; tu amor y tu bondad nos acompañen todos los días de nuestras vidas para habitar en Tú casa por años sin término” (Sal. 23)

Gracias, Señor Crucificado y Resucitado.
Gracias a todos por vuestra presencia y paciencia para con este humilde pregonero.
Jesús de León González
(08.09.2012)

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