Artículo de Opinión/ José Antonio Cabrera Martínez (*)
Todos los años al llegar el 16 de julio todos los marineros españoles celebran la festividad de Nuestra Señora del Carmen, su Patrona.
Los que visten el glorioso uniforme de La Armada, los Marinos Mercantes, los de la Marina Deportiva y los de la Marina de Pesca, todos, ese día tienen un recuerdo para su Madre del Carmen.
Ella esta todo el año cuidando a sus hijos; militares que arriesgan sus vidas en la defensa de la Patria cuando y donde la ocasión lo requiera, mercantes que pasean orgullosos el Pabellón rojo y gualda por todo el mundo, deportistas náuticos cargados de medallas, sufridos pescadores que arrancan a la mar sus frutos; todos, todos, en el caluroso Julio, al llegar el día 16, se acuerdan de su Virgen del Carmen.
Ese día los hombres de la mar, lo celebran cada uno como pueden, según estén en alta mar de faena, o defendiendo nuestros intereses en un puerto extranjero, o en un cuartel lejano sirviendo a España, y rara vez en su hogar con sus seres queridos.
Ese día, a mediados de Julio, desde todos los puertos y mares del mundo,los hombres de la mar, de cualquier condición y bandera, se acuerdan de su Patrona, y en agradecimiento a su protección le rezan una plegaria, y al cielo sube un bello canto salido de sus varoniles gargantas para su Madre del Carmen.
Y la Salve Marinera, de estos hijos agradecidos llega al Cielo, como una gaviota, en forma de Plegaria.....
¡Salve! Estrella de los mares, de los mares Iris de eterna ventura,
¡Salve! ¡oh Fénix de hermosura!, Madre del divino Amor.
(*) Presidente de la Asociación de Periodistas ASSOPRESS
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