Tenerife (Canarias), 5 de julio de 2013 / Cultura - Música / Gabinete de Prensa.
Tras editar “In-diferente” (2009) y “Hábitat” (2012), Beselch Rodríguez (La Laguna, 1984) se ha embarcado junto al pianista orotavense Francis Hernández en un nuevo y original proyecto, llamado TimpleLand, cuyo hilo conductor es un recorrido por las bandas sonoras de todos los tiempos, especialmente las de la factoría Disney. Desde “El libro de la selva”, hasta “Parque Jurásico” pasando por “Toy Story”, ambos músicos desgranan durante una hora más de una docena de melodías del Séptimo Arte. Este martes, 9 de julio, tienen una nueva cita en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna a partir de las 21:00 horas dentro de la programación de FIMUCITÉ.
De formación autodidacta, crítico y con las ideas muy claras, el joven timplista tiene en mente la grabación de un disco con este repertorio antes de que finalice 2013, pero, primero, continuará recorriendo junto al pianista diversas salas de la Isla presentando en directo la propuesta en un formato “pequeño y fácil de mover”, acorde a los tiempos que corren.
¿Cómo surgió la idea de TimpleLand?
Desde que conocí a Francis Hernández en 2007, gracias a un proyecto junto a Troveros de Asieta, siempre habíamos hablado de bandas sonoras, compositores… hasta que a principios de este año y dadas las condiciones actuales, decidimos que era el momento de montar algo pequeño y fácil de mover. Tras estudiar mucho las posibilidades, optamos por Disney y surgió el nombre del proyecto: TimpleLand.
¿Está satisfecho con el resultado?
Creo que es una propuesta muy original. Existen, que yo sepa, muy pocos antecedentes que integren únicamente piano y timple. Desde hace meses hemos pulido los temas que queríamos incluir y hemos ensayado para ofrecer al público estas versiones de canciones muy conocidas, pero con otra sonoridad.
¿Este proyecto va en la línea de su trabajo, es decir, la fusión del timple con otros estilos musicales?
Sí, se puede decir que he intentado continuar con el denominado “world music”, es decir, la fusión de la música tradicional con otros géneros. Me gusta coger este instrumento tradicional y mezclarlo con otros géneros modernos. En mis discos anteriores he combinado el timple con rap, pop o flamenco, por ejemplo.
¿Considera que las generaciones anteriores de timplistas le han abierto camino?
Desde luego, Benito Cabrera, José Antonio Ramos o Domingo Rodríguez “El Colorao” despertaron de nuevo el interés dormido por el timple gracias a la fusión con otras músicas. Introducir este instrumento tradicional en la Orquesta Sinfónica de Tenerife, como hizo Benito Cabrera, sentó un precedente. Pero tampoco nos podemos olvidar de la generación anterior a ésta, como Totoyo Millares, Agrícola Álvarez o Argelio Rojas, entre otros, que ya empezaron a utilizar el timple como instrumento solista y a realizar las primeras grabaciones discográficas.
Pero usted ha ido más allá con la introducción del timple eléctrico
Un día pensé: si todos los instrumentos tienen una versión eléctrica, ¿por qué no un timple? Busqué por internet y encontré a un lutier especialista en instrumentos de cuerda en Estados Unidos. Le expliqué lo que era un timple y le hice el encargo. Es como una guitarra eléctrica, pero en pequeño; cambia la sonoridad al tener las cuerdas de acero. Lo estrené el año pasado en la presentación de “Hábitat” y lo utilizaré en los directos de TimpleLand.
¿Esta propuesta musical está relacionada con el concepto de Fimucité?
Sí. Pedro Mérida, productor de Fimucité, fue una de las primeras personas que conoció la existencia de TimpleLand. Desde entonces he podido contar con su punto de vista y sus consejos. Esta colaboración entre ambos se ha concretado en este concierto del 9 de julio en el Paraninfo dentro de la programación del Festival.
¿Cómo se presentan estos meses para el proyecto?
Nuestro reto es llevar esta tocata a tierras peninsulares. Sabemos que es difícil por la lejanía de las Islas al continente y de lo costoso de los billetes de avión.
¿Y un disco?
También, tenemos una idea para grabar el repertorio antes de que finalice 2013; pero lo curioso es que hace unos años se grababa un disco con el principal objetivo de venderlo; sin embargo, ahora se utiliza como carta de presentación para conseguir conciertos. Lo interesante en este momento es tocar en directo.
Crisis y fragmentación territorial
¿Qué opina de la crisis en el sector musical?
Los músicos en general siempre encontramos dificultades para sacar proyectos adelante, no es una situación nueva. Yo he sido muy afortunado ya que han confiado en mí empresas como Estudios Multitrack, además de otros músicos. Lo que falla es el apoyo de ciertas instituciones públicas, aunque sí que hay que destacar el esfuerzo que se ha hecho desde la Viceconsejería de Cultura, ahora Dirección General, por la movilidad de los músicos en las Islas y a la Península. Aunque también es verdad que este apoyo se ha logrado gracias a la voluntad política de personas como Alberto Delgado o Xerach Gutiérrez.
¿Cree que en Canarias vivimos “castigados” por la fragmentación territorial?
Un hándicap mayor que la insularidad es la lejanía del continente. Lo más difícil es salir a la península, los billetes de avión son muy caros y, lo peor, es que desde allí también nos perciben lejanos, las empresas que quieren contratar a un artista canario tienen que invertir mucho dinero en transporte. No podemos competir en esas circunstancias.
¿Opina que hay que cambiar el método de financiación en el ámbito cultural?
Creo que el sector debe hacer una reflexión y tratar de involucrar al público y a la empresa privada en las propuestas de los creadores canarios, aspectos que se descuidaron durante los años de bonanza económica. Todos hemos cometido errores: las instituciones, que patrocinaron todo tipo de actividades culturales ofreciéndolas gratuitamente. Esto, a priori, puede parecer una buena política pero se empezó así a fomentar la cultura de la gratuidad: lo que no se paga, no vale nada. Por nuestra parte, los artistas descuidamos aspectos como el márketing o la normalización de la situación fiscal. Además, los autores isleños nunca hemos podido competir con las propuestas foráneas apoyadas por grandes campañas de publicidad.
¿Cree que sería viable hacer una política más rentable en relación público-inversión?
Alguna forma tiene que haber de levantar al público del sofá de su casa. Los gestores, programadores y los artistas nos hemos acostumbrado a lo fácil, y miramos hacia otro lado cuando no se saca el rendimiento que debería a la programación cultural.
¿Autocrítica?
No hemos sabido involucrar al público. Además, en Canarias hemos estado muy lentos en aspectos como ligar el turismo a la cultura; es ridículo que no hayamos aprovechado el hecho de que las personas que vienen de otros países están acostumbradas a pagar por la cultura; y ello no se hace por la falta de interés de las cabezas visibles de las áreas de Turismo y Cultura.
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