Cáceres, 08 de diciembre de 2013 / Artículo de Opinión /Juan Garcia Rodriguez
La decisión del Gobierno de cumplir con su promesa electoral de reformar la actual ley del aborto, volvió la primavera pasada al primer plano el debate sobre el derecho fundamental a la vida humana. Hasta ahora los intentos de llevar al debate la razón y el bien común se han estrellado contra el muro ideológico de una izquierda descolocada, que parece necesitar la radicalización cultural para sobrevivir.
No es extraño que el viejo debate se tiña de nuevo de toda suerte de coacciones para evitar que un Gobierno de centro-derecha, que goza de mayoría absoluta, lleve al Congreso su anunciado propósito de reformar una ley que ya recurrió al Tribunal Constitucional por considerarla contraria a derecho. Aunque, en los últimos meses, este partido está entrado en una cierta tibieza que de seguir así, aquellas promesas electores pueden quedar en “agua de borrajas”.
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