Por más que se empeñen nuestras ineptas "autoridades sanitarias" en actuar como bomberos que corren a apagar fuegos, es el caso del auténtico colapso que sufren las urgencias hospitalarias en nuestro archipiélago, su responsabilidad en el mismo es más que patente.
Canarias (España), 16 de enero de 2014 / Salud / Gabinete de Prensa.
La Consejería de Sanidad tomó en su día, durante el último semestre de 2012, la decisión política de retirar nada menos que 48.652 tarjetas sanitarias a sus titulares que redondeó con la bochornosa regulación para el acceso a los servicios sanitarios de Canarias por parte de los inmigrantes irregulares que muy pocos han podido cumplimentar. Estas personas se han quedado sin otra alternativa asistencial que acudir a unas urgencias ya habitualmente saturadas, colapsándolas aún más. Pero también la disminución de recursos en el ámbito de atención primaria favorece que los enfermos tengan que acudir a las urgencias hospitalarias, así como la alarmante situación de las listas de espera que induce a enfermos con patologías médicas y quirúrgicas, muchos de ellos con más de 6 meses en espera, a acudir a urgencias por deterioro progresivo de su salud o buscando esta vía para adelantar pruebas, valoración por el especialista o simplemente el ingreso.
En el Estado español el número de camas hospitalarias siempre ha sido bajo (3,2 /1.000 habitantes en 2011, frente a un promedio de la OCDE de 4,8) y por lo tanto también lo ha sido el número de estancias (102,46 frente a 155,61 del promedio de la OCDE) en ambos casos ocupamos los último lugares de la Unión Europea. Por otro lado los recortes de los últimos años se han cebado en una disminución importante del número de profesionales sanitarios (personal médico, de enfermería, auxiliares, etc), ya que según los datos del Ministerio de Hacienda en julio de 2013 había 25.543 trabajadores públicos menos que en enero de 2012, cifra que otras fuentes sitúan en más de 50.000 trabajadores menos, en Canarias 4.000 menos. La disminución de personal ha ido unida al cierre de dispositivos asistenciales (camas hospitalarias, etc).
Además, el cierre de camas públicas y la creciente privatización, vía incremento de los conciertos con la sanidad privada, no ha supuesto un aumento en el número global de camas al servicio de pacientes de asistencia pública, además del perjuicio para la calidad de la misma, sino, por el contrario, una clara disminución del mismo, a pesar de que el sector privado controla en Canarias el 40% de las camas de agudos de la llamada red de utilización pública. Su financiación por parte del Servicio Canario de Salud sobre todo beneficia al negocio privado, que se ha desarrollado hasta alcanzar una media de 14,30 camas por 10.000 habitantes frente a la media estatal de 6,88 camas por 10.000 habitantes.
La situación descrita favorece que en momentos de picos de la demanda se produzcan cuellos de botella en las urgencias de los hospitales públicos, tal cosa ocurre con la agudización de procesos catarrales y gripales propios de la estación del año en que nos encontramos. Aunque las “autoridades sanitarias” pretendan desconocerlo, la gripe es una enfermedad epidémica que se produce todos los años y además aproximadamente en las mismas fechas, por lo que caben pocas sorpresas. Por otro lado aunque la virulencia de la epidemia depende del tipo concreto de virus y el pico de la enfermedad está muy relacionado con la climatología, una adecuada vigilancia epidemiológica puede detectar el aumento de casos y predecir el momento más álgido de la epidemia. Es decir es un fenómeno previsible que se produce todos los años en invierno y que puede detectarse a tiempo. Por supuesto nada impide, y es más, la lógica lo aconseja, el realizar planes de respuesta que se puedan activar cuando se comprueba que empieza la epidemia, incrementando los recursos en atención primaria y hospitalaria, abriendo salas que se cerraron por los recortes, etc. No es difícil para cualquier persona con unos conocimientos básicos de planificación sanitaria. Por supuesto, ningún parecido con el funcionamiento de nuestros “irresponsables” sanitarios.
Una vez más se pone al descubierto que tenemos unos responsables sanitarios más preocupados o "interesados" por deteriorar y privatizar la Sanidad Pública que por atender con eficacia a los problemas de salud de la ciudadanía que tiene que seguir manifestando sus quejas, convirtiendo éstas en protesta organizada y finalmente consiguiendo que la misma derive en una política alternativa para defender la salud y la sanidad pública. Por eso apoyamos siempre todo lo que se haga siguiendo esta línea de actuación, ya sea tanto por parte de las y los profesionales como de las ciudadanas y ciudadanos.
Foro Social Canario por la Salud y la Sanidad Pública
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