Valladolid (Castilla y León), 19 de abril de 2014 / Cartas al Director / Josefa Romo Garlito
Terminó la Semana Santa 2014, llena de luz y de color; pero quedan sus reflejos o lecciones. Una vez más, impactó el Papa Francisco en su costumbre de visitar los lugares de dolor la tarde del Jueves Santo.
Subraya la enseñanza de Jesús en ese gesto de humildad y de servicio
simbolizado en el lavatorio de pies. No tener reparo en agacharse ante el necesitado para ayudarle, es lo que caracteriza una vida cristiana auténtica. Evoco a tantos hombres y mujeres que dedicaron su vida a los pobres, a los enfermos y discapacitados, conquistando, con su ejemplo de servicio amoroso desinteresado, a otros muchos que le han seguido. ¿Recordamos, entre otros, a San Francisco de Asís y a la Beata Teresa de Calcuta, a San Juan de Dios y a San Benito Menni, a San Vicente de Paúl y a San Camilo de Lellis?
A la luz de las enseñanzas de Jesús, no se puede entender que haya "cristianos" sin misericordia, desentendidos de sus ancianos o enfermos, o ajenos al niño concebido y a los pobres. Muy claro está en el Nuevo Testamento:
"¿De que le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? (...) Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probare mi fe (...)»; también los demonios creen y tiemblan" (Santiago 2, 14-19).
Terminó la Semana Santa 2014, llena de luz y de color; pero quedan sus reflejos o lecciones. Una vez más, impactó el Papa Francisco en su costumbre de visitar los lugares de dolor la tarde del Jueves Santo.
Subraya la enseñanza de Jesús en ese gesto de humildad y de servicio
simbolizado en el lavatorio de pies. No tener reparo en agacharse ante el necesitado para ayudarle, es lo que caracteriza una vida cristiana auténtica. Evoco a tantos hombres y mujeres que dedicaron su vida a los pobres, a los enfermos y discapacitados, conquistando, con su ejemplo de servicio amoroso desinteresado, a otros muchos que le han seguido. ¿Recordamos, entre otros, a San Francisco de Asís y a la Beata Teresa de Calcuta, a San Juan de Dios y a San Benito Menni, a San Vicente de Paúl y a San Camilo de Lellis?
A la luz de las enseñanzas de Jesús, no se puede entender que haya "cristianos" sin misericordia, desentendidos de sus ancianos o enfermos, o ajenos al niño concebido y a los pobres. Muy claro está en el Nuevo Testamento:
"¿De que le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? (...) Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probare mi fe (...)»; también los demonios creen y tiemblan" (Santiago 2, 14-19).
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