Valladolid, 24 de febrero de 2012 / Cartas al Director / Josefa Romo Garlito
Comenzó la Cuaresma, precedida del simpático Carnaval. En esta época, los cristianos piensan más en la verdad de que aquí estamos de paso, camino de la eternidad. A principios de diciembre, la Prensa española publicó una encuesta del CIS que arrojaba casi un 74 % de católicos en España.
Eso, pese a la propaganda anticatólica de los últimos años. El comportamiento de muchísimos españoles el Miércoles de Ceniza, confirma que España, en su conjunto, es católica: aunque era día laboral, se abarrotaron las iglesias. En la Misa de ese día, el Santo Padre invitó “ a la penitencia, a la humildad, a tener presente nuestra propia condición mortal; pero no para caer en la desesperación, sino para acoger, en nuestra mortalidad, la increíble cercanía de Dios que, más allá de la muerte, nos abre la puerta a la resurrección”.
Después, nos alecciona con su ejemplo: el 24 de febrero se retira una semana para hacer Ejercicios Espirituales. La Cuaresma es época de silencio interior para el cultivo de la oración, de ayuno, de limosna y de una práctica más intensa de la caridad ( el ayuno de comida o de caprichos no es para el ahorro, sino para dar limosna con ese sacrificio).
“Convertíos y creed en el evangelio”, dice, el sacerdote al imponer la ceniza. Porque ahora Dios se derrama con mayor abundancia: “en tiempo favorable te escuché, en el día de salvación vine en tu ayuda”.