Barcelona (Cataluña), 7 de diciembre de 2014 / Cartas al Director / Josefa Romo Garlito.
¿Ha muerto Fabiola? Creo que es más exacto decir que ha comenzado a vivir para siempre la Reina de Bélgica, mujer de la aristocracia española que se distinguió por su profunda piedad y su sencillez. En una noticia de Internet, se comenta: "Esta reina sumamente católica dejó un recuerdo imborrable en todo el mundo cuando apareció en el entierro de Balduino vestida de blanco, en señal de esperanza y de resurrección". Yo me acuerdo porque me impactó esa muestra de fe. A mí, siempre me llamó la atención, Fabiola, a la que vino a buscar, aquí, el Rey Balduino porque le parecía que en esta tierra podía encontrar una esposa a la medida de la santa de Ávila, Santa Teresa- "Ávila" fue, también, el pseudónimo que puso Balduino a Fabiola en cartas a "Verónica", la intermediaria-.
Así la describió "Verónica": "Alta, delgada..., llena de inteligencia, de entusiasmo, de rectitud (...)". Mi madre visitó al ama de llaves de su casa en Madrid, Delfina, porque un familiar suyo vivía en mi pueblo, y le contó que Fabiola tenía una costurera para los pobres. No es extraño que se la considere reina católica, pues la coherencia de su fe era proverbial. Ha muerto como ha vivido, haciendo el bien. Leo en un Diario nacional, ha legado su patrimonio privado a «Obras de la Reina», creada en 1960, "cuyos beneficiarios son las personas desfavorecidas, que necesiten ayuda limitada y urgente, en Bélgica".