Cualquier maniobra empresarial que afecte a los intereses ciudadanos, debe ser bien explicada, sin rodeos ni medias verdades.
Santa Cruz de Tenerife (Canarias), 10 de octubre de 2014 / Artículo de Opinión / Patricio Marañón (*)
Ha causado cierta alarma social el anuncio de la instalación de un gigantesco complejo comercial, con varios cientos de establecimientos regidos por chinos, en un área ZEC, exenta de impuestos en calidad de Puerto Franco, enclavada en los muelles colindantes con los límites urbanos, pero afectando en directo, no solo el paisaje urbano, sino lo que es mucho más grave, la infraestructura comercial y de servicios en una ciudad ya demasiado perjudicada por la crisis, con comercios cerrados o a punto de cerrar por las presiones fiscales, precariedad laboral y situación crítica generalizada que, al parecer, para los nuevos “invasores” no existiría por el proteccionismo que disfrutarían.
Parece un caso de competencia abusiva, en perjuicio claro de los intereses locales. Para colmo, se especula con la deficiente información proporcionada por las autoridades responsables que, como ya se ha dicho, se presta a interpretaciones alarmistas de alta intensidad.
Lo más llamativo es la exención fiscal que disfrutarían los empresarios chinos y que, al otro lado de la calle, fuera de la zona de protección, el comerciante local intentara llegar a final de mes para pagar a sus dos o tres empleados con contrato a tiempo parcial.
Se habla misteriosamente de una plataforma de importación-exportación que aglutinaría productos y materiales, no para consumo interno, sino para ser distribuidos en África occidental. ¿Sería un “ghetto” amurallado, sin acceso de entrada ni salida para los ciudadanos locales? No parece creíble semejante despropósito.
Las otra es que solo se trataría de establecimientos especializados en productos de alta tecnología. Es una contradicción correlacionar el Made in China con la calidad que requieren los avances tecnológicos de alto nivel, que no se corresponden con la mano de obra barata habitual en un mercado internacional donde China compite con precios low cost, gracias a sus salarios precarios en una infraestructura laboral que occidente no puede afrontar.
Y si encima se lo ponemos fácil…
Conclusión:
Como primera medida, debe exigirse transparencia en la operación. Ausencia total de medias verdades, desvíos informativos y ajuste preciso a la veracidad de todos y cada uno de los detalles que afectan la gestión del posible macronegocio. Será imprescindible tener acceso a todos y cada uno de los pros y contras que presuntamente sufrirán los ya maltratados empresarios de PYMES que, no tenían bastante con la irrupción de las grandes superficies que ahora pueden padecer el destrozo definitivo, en favor de unos intereses alejados en apariencia, no ya de los propios comerciantes, sino de la población en general.
Hay que saber a quién favorece y en cuánto, y a quién perjudica y en cuánto. esta extraña operación rodeada de misterio y muchas sospechas.
Por favor: Información veraz, clara, concisa, completa, y sin escondrijos para que sea fiable.
*Presidente de los Jóvenes del Centro Canario
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