Sant Feliu de Guíxols (Girona), 14 de diciembre de 2014/ Cartas al Director / Pedro García
El tráfico y la trata de personas es la nueva forma de esclavitud contra la que la vieja legislación abolicionista parece no tener fuerza. No basta la lucha penal ni policial, tal como la realidad demuestra. Es preciso prevenir y curar, luchar para evitar las situaciones estructurales que facilitan la comisión de estos delitos, concienciar a las sociedades de la aberración que esconden todas las formas de tráfico y trata de personas. En la Pontificia Academia de las Ciencias los líderes religiosos de todo el mundo dieron un paso en este sentido, al comprometerse a trabajar para evitar que la explotación de seres humanos siga siendo el negocio que mayores ingresos genera en nuestros días.
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