Olot (Girona), 01 de Marzo de 2015 / Cartas al Director / JD Mez Madrid
Nadie puede negar que México camina sobre la cuerda floja. Tras la llamada dictadura perfecta del PRI, llegó el PAN y el deseo ciudadano de que la regeneración cerrara decenios de corrupción institucionalizada. Tras dos sexenios, una larga guerra contra el narco que causó miles de muertos, los mexicanos optaron de nuevo por el PRI. La alternancia, sin embargo, no ha dado los frutos esperados. La impunidad y el enriquecimiento ilícito se suman a cifras escandalosas de pobreza y desigualdad. La mezcla es perversa y contra ella acaban de escribir los Obispos mexicanos, animados por la solicitud con la que el Papa Francisco mira a su país.
La corrupción está tan instalada en la política mexicana que el país necesita reformas estructurales. Se trata de dotar al país de estructuras policiales, judiciales y constitucionales capaces de localizar, perseguir y encausar a todos aquellos que viven del narcotráfico, el tráfico de seres humanos y el crimen organizado. Esto exige, señalan los Obispos, que todos los poderes públicos se sometan al imperio de la ley y se acabe con la impunidad.
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