Santa Cruz de Tenerife (Canarias), 17 de mayo de 2015 / Articulo de opinión / Eloy Cuadra, (*)
Empecemos por ser realistas, en nuestras democracias occidentales, a gran escala y también a pequeña escala, hace tiempo que se impusieron las tesis más fieles al liberalismo de libremercado y todo lo que este sistema conlleva. Así las cosas, los que queremos otra forma de hacer política, otro modelo, llamémosle de izquierdas, llamémosle más justo, estamos claramente a la contra y en desventaja. Asumiendo esto es más fácil entender lo futil de creernos lo que nos cuentan en sus programas los partidos de izquierdas y los que se apuntan al nuevo y equivocado paradigma de "los de arriba y los de abajo", desde los de abajo. Las Administraciones hace tiempo que se vendieron y lo vendieron o privatizaron casi todo. Un ejemplo de programas de izquierdas que no se pueden cumplir lo tenemos en Grecia, ahí están intentándolo, sin poder, de momento, hacer demasiado. Otro ejemplo en España, cuando cambiaron la Constitución por el asunto del déficit entre el PP... ¡y el PSOE!, estando gobernando el PSOE, supuestamente de izquierdas. De hecho, el PSOE ha sido la primera víctima política de esta realidad que nos empuja a todos hacia la derecha. Ellos, hubo un tiempo en que eran de izquierdas, un poquito al menos, y algunos se lo creían, y algo hacían. La última y dura corrección del sistema tras la crisis que empezó en 2008 ha convertido en papel mojado todo el ideario socialdemócrata de los socialistas. Podían haberse resistido pero prefirieron adaptarse a la corriente, y ahora lo están pagando, un partido sin identidad, una versión maquillada y suave del Partido Popular, todo lo más.
Si tenemos esto claro nos resultará más fácil acertar con el voto. Sabremos que a un lado están unos cuantos partidos, el PP, el PSOE, los del "cambio sensato", los cuasi cadáveres de UPyD, Coalición Canaria y algunos otros nacionalismos de derechas como el CCN, que no cuestionan para nada las reglas del juego y por acción o por consentimiento trabajan para un sistema que perpetua la desigualdad, la mentira, las injusticias, los abusos, la destrucción de nuestros ecosistemas en aras del crecimiento económico y otro montón de barbaridades más. Sí tu situación es buena, si estás bien como estás o aún sin estarlo vives una realidad donde sólo importa lo tuyo cercano y además estás convencido de que no hay nada que hacer fuera de esta martingala, entonces te será fácil aceptar como buenas las propuestas de este grupo de partidos y no tendrás problema para votarlos. Si no estás entre los de este último grupo y quieres algo más, entonces te tocará mirar a esos otros partidos "de izquierdas" o "de los de abajo" que llevan programas con importantes contenidos sociales, ecológicos, feministas, que nos hablan de transparencia, de participación, de equidad social, de cooperativismo, de recuperar lo público en muchos sectores claves y de otras tantas historias muy chachis. El problema que se nos presenta es ver con cuál te quedas cuando son tantos los que ofrecen casi lo mismo y van por separado -algo que desanima ya de entrada-, sabiendo como ya hemos apuntado que estamos jugando a la contra y que la mayor parte de esos programas están limitados por el despilfarro, las privatizaciones, la corrupción generalizada y la mala gestión de los que ahora están, y son por tanto irrealizables a corto plazo.
En este punto alguien dirá: "si los programas son en su mayor parte irrealizables a corto plazo, ¿en qué me fijo para decidirme por uno u otro partido?" Y dirá bien, y en esas estamos, votando más por afinidades, por modas o por simpatías entre un montón de opciones. La respuesta a la pregunta está en la realidad misma. Si estamos en Canarias y se trata de luchar por una mayor justicia social y por más y mayores cotas de bienestar para el mayor número de canarios, pero vamos a la contra porque luchamos contra un enemigo poderoso y planteamos la cuestión como algo a medio y largo plazo, entonces, deberíamos apostar por la opción que nos de las mayores garantías de que van a estar ahí, hoy, mañana, pasado y siempre, luchando del lado del pueblo canario, por y para los canarios, sin miedo, sin hipotecas, yendo hasta donde haga falta, más allá de personalismos, de modas y de sucursalismos.
Y aquí yo ya lo tengo claro, mi opción es Alternativa Nacionalista Canaria. Por una cuestión de soberanía, ya lo dije en mi anterior artículo, porque ANC reclaman la máxima soberanía y detrás de los principales problemas de Canarias está la ausencia de soberanía, con la independencia como herramienta de lucha, como referente en el horizonte, como utopía de cualquier pueblo que se precie de serlo. Por esta y por otras razones. Porque son jóvenes, muchos, y si se trata de ser perseverantes y trabajar con vistas a un proyecto de futuro, con nadie mejor que con jóvenes. Porque tienen un proyecto para toda Canarias con grupos surgiendo en muchos pueblos, en distintas islas, porque son muchos y no responden únicamente a la voluntad, el carisma o el trabajo de una sola persona, como sí ocurre en otros casos con otras opciones de izquierdas. Porque no tienen conexión ninguna con oligarquías o poderes económicos que nos hagan pensar que se van a vender o nos van a vender en el futuro por un puñado de euros. Porque son valientes, y van hasta el final por defender a Canarias, cómo cuando hace unos meses se fueron hasta las "portuguesas" Islas Salvajes a 100 km al norte de Canarias para denunciar la falta de soberanía de los canarios en el asunto de las prospecciones, y fueron detenidos y a punto estuvieron de crear un conflicto internacional. ¿Se imagina a alguien del Sí se Puede haciendo algo parecido? Yo no.
Porque además, no los mueve una moda televisiva ni un momento de indignación ante una situación de crisis, puntual o mantenida, los mueve un sentimiento que viene de antiguo y que tiene una raíz noble y profunda, que no es otra que el amor a una tierra y el saber que las injusticias no prescriben por mucho tiempo que pase. Y sobre todo, porque son de izquierdas y son de aquí, de Canarias; porque en una Comunidad que está sólo por detrás de Cataluña y País Vasco en sentimiento nacionalista según el CIS, no se entiende que no haya un partido de izquierda nacionalista con representación en sus instituciones; porque la gente, mucha gente disconforme, por ese mismo sentimiento nacionalista canario no se identificará nunca ni votará a un partido sucursalista con sede y dirección en Madrid o en Barcelona, por muy chachis que estos sean, y a falta de un partido de izquierdas de aquí muchos acabarán votando a los de siempre, a Coalición Canaria. Porque además los sucursalismos tienen un grave hándicap para Canarias, y no sería la primera vez que un partido sucursalista con representación en Canarias comercia con los intereses de Canarias en favor de otros intereses de su propio partido en otro lugar, olvidando lo que es mejor para los canarios. Esto, esto nunca pasará con ANC.
Por estas y por otras muchas razones yo opto por ANC. Cierto es que, como me dijo el otro día un amigo, igual yo soy sólo un verso suelto dentro de un grupo que no piensa mayoritariamente como yo. Es posible, pero quiero creer que no es así, por lo que he visto. También sé que a este proyecto, como a todos los proyectos emancipadores, los amenaza también el mismo germen que condena a nuestra sociedad -llámese egoísmo, individualismo, fanatismo o nihilismo-, presente en mayor o menor medida en todos y cada uno de nosotros, como de hecho viene sucediendo desde hace tiempo con multitud de procesos de unidad popular siempre intentados y nunca conseguidos. Y en esas estamos ahora, que no digan que no lo intentamos.
(*), es escritor, activista social y número 27 en la lista de ANC al Ayuntamiento de Santa Cruz como independiente.
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