Sant Feliu de Guíxols (Girona), 12 de enero de 2016 / Cartas al Director / Pedro García.
Hablar de bioética es hablar de valores, la ética clínica se ocupa de conocer, incluir y manejar valores en la toma de decisiones clínicas con el fin de aumentar la calidad y corrección de las mismas. Es una disciplina dinámica, que trata de hacer, añadir valor a los hechos, realizar el valor bueno y, de no conseguirlo, nos ayuda a tomar una decisión prudente.
Hasta muy avanzado el siglo XX, el paradigma de la medicina lo constituyeron los hechos clínicos, no cabe duda, pero la ética de la responsabilidad o ética del siglo XXI nos impulsa a "conocer, incluir y manejar valores con la misma precisión que lo hacemos con los hechos clínicos". Esto debería pasar irremediablemente en el paciente que afronta el proceso de la muerte, por la atención a todas las esferas de su persona de un modo interdisciplinar, y prestando máxima atención al sufrimiento. De ser esto así, es obvio que debemos de incluir el abordaje del sufrimiento espiritual por parte del equipo terapéutico o en su defecto tener los conocimientos necesarios para la detección.
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