Las Palmas de Gran Canarias (Canarias), 17 de enero de 2016 / Cartas al Director / Fernando Báez (Sacerdote).
De La Degollada, del Tagoror Rojo, de El Tabaibal, de Los Hogarzales, de... todo ese Macizo del Noroeste, que cuando las querían “apañar”, los dueños de los lugares en el título contados, no tenían sino que llamarlas, con un poco de millo, y acudían desde todos aquellos riscos, avisándose unas a otras y en hileras bajaban hasta donde eran ordeñadas unas, marcadas otras, retirados los machos según conveniencia y si vieja la cabra, siempre a una fiesta o boda que celebrar con su matanza.
Bien distinta la matanza que hace el cabildo, que ignora adrede, las cabras tiene dueños, y al menos las mayores de las guaniles, llevan sus cencerras, con las que se llaman unas a otras, y si millo de por medio, todas acudían, para luego volver a donde su hábitat natural: los riscos y las peñas. Relato éste que me hizo un hermano sacerdote (testigo que fue, como un servidor), que cuando sus primeras prácticas pastorales, estuvo por aquellos lugares, y dado que un servidor también por allí anduvo por 36 años seguidos haciendo campamentos juveniles, tuve conocimiento de esto y mucho más, que poco a poco les iré contando.
Pero nótese en este diálogo de cura a cura, cómo los dueños “apañaban” sus cabras, y no a tiros; cómo estas cabras eran controladas; cómo estas cabras tenían sus dueños; cómo si mataban alguna era para celebrar algo; y en esas “llamadas” con millo, acudían todas y las marcaban, etc., etc. Vaya quedando estas páginas al vuelo, de nuestra Historia, de nuestra tradición, de nuestra cultura, de nuestra ganadería guanil, que ni asilvestradas, ni salvajes, sino contabilizadas, controladas, apañadas, etc., etc.
El Padre Báez, que una vez más ¡y me quedan muchísimas!, les aporta una nueva página con geografía incluida del hacer bueno con las cabras en tiempos no tan remotos (medio siglo atrás), y no el hacer de un cabildo matacabras ignorante de todos estos sencillos procedimientos y acuden a gente de palos y saltos, poniendo en peligro sus vidas, sin conseguir lo que unos granos de millo, sin más.
NOTA: Cuanto se dice de estas cabras, es aplicable a las de La Aldea, Agaete, Mogán, Artenara, Gáldar, etc. que echadas por sus dueños a los riscos, siguen siendo sus dueños, y el cabildo: ¡se las matan!
“... los riscos son para las cabras...” (salmo 103).
En defensa de las cabras, hemos creado el “COLECTIVO SALVEMOS LAS CABRAS”, estén atentos para divulgarlo, con su único objetivo: el cabildo renuncie a matarlas de una vez, ante la presión general de la población. Sumemos firmas y ayudemos acciones a tal fin que les iremos informando.
De La Degollada, del Tagoror Rojo, de El Tabaibal, de Los Hogarzales, de... todo ese Macizo del Noroeste, que cuando las querían “apañar”, los dueños de los lugares en el título contados, no tenían sino que llamarlas, con un poco de millo, y acudían desde todos aquellos riscos, avisándose unas a otras y en hileras bajaban hasta donde eran ordeñadas unas, marcadas otras, retirados los machos según conveniencia y si vieja la cabra, siempre a una fiesta o boda que celebrar con su matanza.
Bien distinta la matanza que hace el cabildo, que ignora adrede, las cabras tiene dueños, y al menos las mayores de las guaniles, llevan sus cencerras, con las que se llaman unas a otras, y si millo de por medio, todas acudían, para luego volver a donde su hábitat natural: los riscos y las peñas. Relato éste que me hizo un hermano sacerdote (testigo que fue, como un servidor), que cuando sus primeras prácticas pastorales, estuvo por aquellos lugares, y dado que un servidor también por allí anduvo por 36 años seguidos haciendo campamentos juveniles, tuve conocimiento de esto y mucho más, que poco a poco les iré contando.
Pero nótese en este diálogo de cura a cura, cómo los dueños “apañaban” sus cabras, y no a tiros; cómo estas cabras eran controladas; cómo estas cabras tenían sus dueños; cómo si mataban alguna era para celebrar algo; y en esas “llamadas” con millo, acudían todas y las marcaban, etc., etc. Vaya quedando estas páginas al vuelo, de nuestra Historia, de nuestra tradición, de nuestra cultura, de nuestra ganadería guanil, que ni asilvestradas, ni salvajes, sino contabilizadas, controladas, apañadas, etc., etc.
El Padre Báez, que una vez más ¡y me quedan muchísimas!, les aporta una nueva página con geografía incluida del hacer bueno con las cabras en tiempos no tan remotos (medio siglo atrás), y no el hacer de un cabildo matacabras ignorante de todos estos sencillos procedimientos y acuden a gente de palos y saltos, poniendo en peligro sus vidas, sin conseguir lo que unos granos de millo, sin más.
NOTA: Cuanto se dice de estas cabras, es aplicable a las de La Aldea, Agaete, Mogán, Artenara, Gáldar, etc. que echadas por sus dueños a los riscos, siguen siendo sus dueños, y el cabildo: ¡se las matan!
“... los riscos son para las cabras...” (salmo 103).
En defensa de las cabras, hemos creado el “COLECTIVO SALVEMOS LAS CABRAS”, estén atentos para divulgarlo, con su único objetivo: el cabildo renuncie a matarlas de una vez, ante la presión general de la población. Sumemos firmas y ayudemos acciones a tal fin que les iremos informando.
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