La Laguna (Tenerife - Canarias), 06 de enero de 2016 / Artículo de Opinión / Alfonso J. López Torres
El proceso de cambio, bajo la excusa del progreso social, ha desvirtuado nuestra sociedad y nos ha hecho perder la trayectoria y la realidad histórica. Si bien todos estaremos de acuerdo en que ha de existir una evolución, ciertamente no siempre voluntaria, también es verdad que la idea de progreso que procura con afán el desdén, cuando no el desprecio al pasado, al presente y a las creencias personales y colectivas debe ser denunciada y analizada, pues es simple y llanamente fascismo.
Las imágenes de los Reyes Magos de la Cabalgata del Ayuntamiento de Madrid, presidido por Manuela Carmena ("Jaimita y sus ocurrencias") que según ella misma ha definido ha sido étnica y poco navideña, y por la vestimenta más propia de otros eventos que de una Cabalgata de Reyes, bien Carnaval u otras celebraciones, han quedado en la retina de todos para bien o para mal, y lo peor de todo: han causado extrañeza y desasosiego a los niños.
Según alardean los organizadores, el leitmotiv de la cabalgata fue el viaje que emprendieron Melchor, Gaspar y Baltasar desde que recibieron las primeras cartas de los niños hasta que, según las octavillas repartidas por el Ayuntamiento, «junto a otros magos amazónicos, dan con la fórmula para llegar al espacio exterior». Entretanto, los tres Reyes viajan a lo largo de los cinco continentes conociendo y compartiendo momentos con gente de otras culturas.
Que cada cual juzgue por sí mismo y saque sus conclusiones. Aun así habrá, y de hecho ya la hay, una corte de adulones de estos esperpentos y de fasci-progres que justifican tales actitudes. Travestir la realidad, les guste o no, alterando a su antojo una tradición secular (y no hablemos de religión) que no había causado ninguna discusión en nuestra sociedad hasta 2016, ¡oh casualidad! cuando llegaron al poder estos falsos salvapatrias, no es respetar ni mucho menos gobernar para todos. Hacer uso de los recursos económicos de un Ayuntamiento como el de Madrid, al libre antojo de su alcaldesa, para hacer lo que considera “cultura popular” causando un amplio rechazo ciudadano, pero haciendo prevalecer su único, exclusivo, docto e iluminado antojo no es desde luego “nueva política”.
Actitudes como éstas demuestran que gobernar para un círculo afín, reducido y extravagante puede llevar a caer en la sinrazón vulgar y el nepotismo. Es simple y llanamente ser sectario, revanchista y retrógrado.
Aunque ya puestos a ser étnicos, multiculturales y astrales me reitero en lo dicho por mi abuelo: "Si los imbéciles volaran, no se vería el Sol".
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