Agaete (Gran Canaria - Canarias), 05 de marzo de 2016 / Artículo de Opinión / Fernando Báez - Sacerdote.
... hay un problema añadido, y es el siguiente: esas cabras (que el cabildo mata), tienen dueño. Es decir: no son cabras que no sean de nadie. Alguien debe asesorar a los pastores y dueños de esas cabras, pues como quedó bien en evidencia con las matadas a rifle limpio en el Valle de Agaete, cerca de la población -para mayor inri, por el peligro para la misma- eran cabras marcadas unas, y con cencerras otras; y, ¿aquí, no pasa nada? Si esas cabras tienen dueños, ¿por qué alguien -ya sea institución o no- tiene derecho a matarlas sin ton ni son? Ya va siendo hora aquí pague cada cual el fruto de sus acciones.
¿Es que va a quedar impune el cabildo de un acto terrorista de tal magnitud, que pudo haber costado incluso vidas humanas, tanto de los lugareños, como la de los mismos andaluces, por andar por terrenos desconocidos y accidentados, tan distintos a sus marismas de Huelva o del Coto de Doñana? ¿Puedo entrar en una finca privada y arremeter contra el ganado de alguien, pegando tiros a diestro y siniestro?
Esa finca es de todos los aldeanos, que pueden ser multados por no tener censado -cosa altamente difícil si se trata de cabras libres, que lo pueden estar las cabras madres, pero no toda su descendencia, pues tendrían que arriesgar sus vidas los veterinarios y subir en helicópteros para ponerles los sarcillos o las bolas, (¡que ésta es otra!)-; pero, ¿puede entrar el cabildo en una finca privada -repito: la de los aldeanos todos- y liarse a tiro limpio de rifles andaluces, de lo que no sabemos cuánto dinero ha costado esa cacería -que también esto es otro asunto colateral y de no menos importancia- que mata en terreno ajeno, quien no es su propietario y encima pretende reforestar, suplantando la vegetación propia (tajinastes, beroles, tabaibas, etc.), por pinos, sabinas y cedros, corrigiendo así a la propia naturaleza, sin que ningún botánico pretendiente a ser enchufado en el Jardín Canario de Tafira, diga ni pío, pues se le cerraría la puerta de por vida, y todos callan, como los arqueólogos, pues hay altares guanches, enterramientos, tagoros, minas de obsidiana, etc., en el Macizo, manifestaciones de arte de los guanches, sin que tampoco se inmuten antes este atropello al medio, al patrimonio, a la razón..., ¡a tanto y tanto!? Por todo ello, ¡paren ya, y díganlo desde la institución caduca, vetusta, dañina y retrógrada de un cabildo de épocas pasadas, que anda en un libre albedrío, donde hago lo que me da la gana, sin justificación alguna, sino con el más sonoro de los silencios!
El Padre Báez, que se apoya en la propiedad del terreno a expulsar las cabras, y en los dueños de esas cabras, para no solo exigir justicia y defensa de la propiedad ajena, sino que además por no ser titularidad el cabildo del Macizo, ¿por qué anda como Mateo por su casa, sin respeto a lo que no es suyo? Usted, no robe un pan para comer, porque le aguarda la cárcel, y el cabildo ¿roba todo un enorme y grandioso Macizo, y no le para nadie las patas? ¿Por qué el seprona, el miedo ambiente, la justicia -ciega- mira para otro lado?
“... cultivarán el trigo...” (Os. 14, 2-10). / “... y no hacen caso... hacen visajes, menean la cabeza...” (salmo 21).
Respecto al comentario de ayer (“Un problema de Justicia”), lo que me dice el hermano en el sacerdocio, es de tenerlo en cuenta:
Creo que las Corporaciones son meros ADMINISTRADORES...
La propiedad, es de la Comunidad. Se puede llevar el caso a los Tribunales; teniendo dinero, ¡claro!
Buena jornada.
Juan Antonio Santamaría Alonso – Sacerdote.
... hay un problema añadido, y es el siguiente: esas cabras (que el cabildo mata), tienen dueño. Es decir: no son cabras que no sean de nadie. Alguien debe asesorar a los pastores y dueños de esas cabras, pues como quedó bien en evidencia con las matadas a rifle limpio en el Valle de Agaete, cerca de la población -para mayor inri, por el peligro para la misma- eran cabras marcadas unas, y con cencerras otras; y, ¿aquí, no pasa nada? Si esas cabras tienen dueños, ¿por qué alguien -ya sea institución o no- tiene derecho a matarlas sin ton ni son? Ya va siendo hora aquí pague cada cual el fruto de sus acciones.
¿Es que va a quedar impune el cabildo de un acto terrorista de tal magnitud, que pudo haber costado incluso vidas humanas, tanto de los lugareños, como la de los mismos andaluces, por andar por terrenos desconocidos y accidentados, tan distintos a sus marismas de Huelva o del Coto de Doñana? ¿Puedo entrar en una finca privada y arremeter contra el ganado de alguien, pegando tiros a diestro y siniestro?
Esa finca es de todos los aldeanos, que pueden ser multados por no tener censado -cosa altamente difícil si se trata de cabras libres, que lo pueden estar las cabras madres, pero no toda su descendencia, pues tendrían que arriesgar sus vidas los veterinarios y subir en helicópteros para ponerles los sarcillos o las bolas, (¡que ésta es otra!)-; pero, ¿puede entrar el cabildo en una finca privada -repito: la de los aldeanos todos- y liarse a tiro limpio de rifles andaluces, de lo que no sabemos cuánto dinero ha costado esa cacería -que también esto es otro asunto colateral y de no menos importancia- que mata en terreno ajeno, quien no es su propietario y encima pretende reforestar, suplantando la vegetación propia (tajinastes, beroles, tabaibas, etc.), por pinos, sabinas y cedros, corrigiendo así a la propia naturaleza, sin que ningún botánico pretendiente a ser enchufado en el Jardín Canario de Tafira, diga ni pío, pues se le cerraría la puerta de por vida, y todos callan, como los arqueólogos, pues hay altares guanches, enterramientos, tagoros, minas de obsidiana, etc., en el Macizo, manifestaciones de arte de los guanches, sin que tampoco se inmuten antes este atropello al medio, al patrimonio, a la razón..., ¡a tanto y tanto!? Por todo ello, ¡paren ya, y díganlo desde la institución caduca, vetusta, dañina y retrógrada de un cabildo de épocas pasadas, que anda en un libre albedrío, donde hago lo que me da la gana, sin justificación alguna, sino con el más sonoro de los silencios!
El Padre Báez, que se apoya en la propiedad del terreno a expulsar las cabras, y en los dueños de esas cabras, para no solo exigir justicia y defensa de la propiedad ajena, sino que además por no ser titularidad el cabildo del Macizo, ¿por qué anda como Mateo por su casa, sin respeto a lo que no es suyo? Usted, no robe un pan para comer, porque le aguarda la cárcel, y el cabildo ¿roba todo un enorme y grandioso Macizo, y no le para nadie las patas? ¿Por qué el seprona, el miedo ambiente, la justicia -ciega- mira para otro lado?
“... cultivarán el trigo...” (Os. 14, 2-10). / “... y no hacen caso... hacen visajes, menean la cabeza...” (salmo 21).
Respecto al comentario de ayer (“Un problema de Justicia”), lo que me dice el hermano en el sacerdocio, es de tenerlo en cuenta:
Creo que las Corporaciones son meros ADMINISTRADORES...
La propiedad, es de la Comunidad. Se puede llevar el caso a los Tribunales; teniendo dinero, ¡claro!
Buena jornada.
Juan Antonio Santamaría Alonso – Sacerdote.
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