El pasado fin de semana, asistimos a un emotivo acto, en la Residencia de El Pino. Se trataba de una "Ronda" de la Tuna Universitaria de Las Palmas, a Conchita Padrón, una guapa ancianita residente en dicho establecimiento socio-sanitario.
Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), 23 de abril de 2016 / Residencia de El Pino / José Antonio Cabrera. ASSOPRESS
Conchita va a cumplir 103 años y es un sol de viejita. Siempre sonriente, habla bajito, no se queja nunca y demuestra una educación exquisita. el personal desde el médico al último auxiliar, la adoran por su bondad y paciencia.
Está algo mal de los piés, a veces no tiene ganas y no se levanta, y la dejan en su cama, donde la atienden de todo, incluida su higiene y su comida. Pero su cabeza rige perfectamente y tiene una memoria de elefante, hasta le recuerda las cosas a los demás.
Canaria de pura cepa, nació en la calle Venegas en 1913, sus padres eran del Norte de Gran Canaria, y fue la única mujer de 9 hermanos, tuvo una infancia felíz, jugó a la soga, al trompo y al teje, de joven ayudaba en casa e iba a iba a clase de costura a una sastrería de la calle Canalejas.
Su hijo Juan hizo el servicio militar en Barcelona y al terminar se quedó allí y se llevó a Conchita, estuvieron 20 años, fueron felices y su hijo ya era Joan y "culé" declarado, aunque Conchita era del Español, hasta que se volvieron a Las Palmas, donde vivieron por Las Canteras, en Las Coloradas y finalmente en la Calle Curva, donde conocieron a un vecino que se ocupa de ella hasta la fecha.
Al morir Joan, la etapa final de su vida ha sido triste y abandonada, llena de sufrimientos y soledades, hasta que su vecino y amigo logró, después de años de ingentes papeleos, ingresarle en este centro modélico de asistencia socio-sanitaria, que es la Residencia de El Pino, donde Conchita ha vuelto a sonreir, a querer y ser querida.
Pues bien el pasado fin de semana, ese anónimo amigo, con permiso de "la autoridad competente", llevó la Tuna Universitaria de Las Palmas, a "rondar" a Conchita, su hija llevó una bella maceta florida para su habitació de la 4ª planta, y entraron tocando un alegre pasacalle, la cara de Conchita era la felicidad, le pusieron una capa como es tradición y le cantaron "Clavelitos", y ella les acompañó con su vocecita.
Pronto acudieron las auxiliares de la planta, todas muy amigas de Conchita y bajo la supervisión discreta de Alexandra la enfermera de guardia, la fiesta fue alegremente moderada, propia del lugar. Todos hicieron fotos de recuerdo, (una adorna esta crónica), y pasamos un rato gratificante para todos.
Deseamos dar las gracias por el altruista detalle a Adolfo y a toda la Tuna Universitaria de Las Palmas, y al personal del Centro Socio-Sanitario de El Pino, que una vez más demuestra que sigue siendo "Nuestro".
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