En EEUU, los suicidios de pre-adultos se han quintuplicado desde los años 50 y el 10% de los jóvenes toma antidepresivos, datos que pueden extrapolarse a todo occidente.
Barcelona (Cataluña), 27 de agosto de 2017 / Carta al Director / Eva M Catalá
Schrobsdorff, en Time Magazine señala que "los adolescentes actualmente son más vulnerables, menos fuertes emocionalmente y están más angustiados que sus padres." Este deterioro mental choca con la mejora económica desde hace 50 años, y el avance de la psiquiatría, entonces, ¿qué hay detrás de esta preocupante tendencia?
Schrobsdorff sugiere que una cultura plagada de medios sociales, teléfonos inteligentes y la presión de la escuela es la causa. Pero estos factores no surgieron hasta bien avanzada esta patología.
Sin embargo, los expertos Vitz y Buff, afirman: ”Algo mucho más claro puede explicar el declive de salud mental juvenil: es la ausencia de fe religiosa”. "La irreligiosidad se ha acelerado en los últimos 15 años y es mayoritaria hoy entre los jóvenes, (…) la decadencia de la tradición judeocristiana ha creado un enorme vacío del significado vital que ha sido llenado por el nihilismo posmoderno y por la "deconstrucción" de la creencia en una verdad objetiva, la bondad y la belleza, habiendo eclipsado el significado de lo trascendente”. “La fragilidad de muchos jóvenes hace que las ideas que los desafían sean actos de agresión y usan medidas duras e incluso violentas para silenciar a sus oponentes.
"Ya no se valoran por su dignidad, como seres creados por Dios; ya no encuentran recompensa en sus esfuerzos por llevar una vida basada en la verdad y el amor". "En cambio, la buscan en los bienes materiales y la retroalimentación social, a través de las redes, pero muchos los encuentran superficiales y vacíos. Además, el declive de la religión ha dado lugar a que las relaciones sexuales se banalicen y se priven de cualquier significado mayor, dejándolos heridos.”
Numerosos estudios han demostrado que las personas con creencias religiosas fuertes, son más felices, saludables y viven más tiempo que aquellos que tienen poca o ninguna fe.
"Tener fe en Dios y atribuir un significado religioso a la vida, ancla a la gente, dirige sus esfuerzos más allá del mundo material, la protege de los contratiempos y proporciona una comunidad de apoyo", concluyen Vitz y Buff.
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