Sant Feliu de Guíxols (Girona), 15 de noviembre de 2014 / Cartas al Director / Pedro García
Es cierto que el caso Noos estalló en un momento en el que la monarquía estaba en horas bajas. La instrucción del sumario alimentó el descrédito de la institución. Pero en gran medida el asunto ha quedado ya en el pasado. Don Juan Carlos pidió en su momento perdón por los errores que él mismo había cometido. A pesar de sus problemas de salud volvió a realizar durante algunos meses un trabajo intenso en favor de España y después abdicó. La llegada de Felipe VI al trono ha supuesto un soplo de aire fresco.
Y es que durante este corto espacio de tiempo, el Rey ha desarrollado una intensa agenda muy cercana a las preocupaciones de la gente, se ha expresado en un lenguaje que no sonaba a gastado y ha sido percibido como una figura sincera. Todo eso ha provocado que las encuestas reflejen algo que hace unas semanas parecía imposible: el aprecio es grande. Se puede aplicar la misma experiencia en otros ámbitos. Las caras nuevas ayudan a impulsar un cambio. Lo que no se puede afirmar es que ya se ha hecho todo lo que se podía hacer para combatir la corrupción y para recuperar la confianza. La decisión de la Audiencia de Palma de mantener la imputación de infanta Cristiana por delito fiscal no tiene ni muchos menos la trascendencia que podría haber tenido hace algunos meses.