Un Estado, Nación o sociedad no puede estar continuamente redefiniéndose bajo la amenaza de si existe o no existe.
Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), 18 de octubre de 2015 / Artículo de Opinión / Juan Carlos Cárdenes. (*) ASSOPRESS
A lo largo de la Historia hemos visto que los grandes Imperios, como Egipto, Roma, etc. Han pasado por etapas de mayor centralismo y por otras de mayor peso de las provincias, en aquella época satrapías.
En Europa, pasamos del Imperio Romano a la Edad Media, de un Estado unitario a formas de Estado que eran micro estados, las marcas o condados, que dan paso más tarde a los Estados Nacionales europeos, cuyo ejemplo por excelencia es Francia, aunque España es algo más antigua.
Este sistema de centralismo o Estados grandes contra estados pequeños ha sido pendular, si consideramos largos periodos de tiempo, y ha ocasionado muchas guerras y grandes calamidades.
En estos momentos vivimos ante el teórico final de los Estados Nacionales, frente a las regiones de la Unión Europea. En España este proceso ha sido muy veloz, más rápido que la regionalización europea, que ahora parece estar no solo paralizada sino en periodo de replanteamiento. Los Estados nacionales ahora resulta que todavía son útiles y necesarios.
Por motivos no bien comprendidos en España los localismos son más fuertes que en otros países, aunque no es el único caso.
La fractura social no solo se ha producido en Cataluña sino también en el resto de España, donde crece el número de personas que ya quieren que Cataluña se marche y se termine la pesadilla.
Pero la pesadilla no se va a terminar nunca, tras la independencia de Cataluña se producirá una des-hispanización total de Cataluña, todo lo hispano será proscrito y los españoles perseguidos, se producirá una limpieza étnica que erradicará todo lo no catalán, que se define e identifica a sí mismo en oposición a lo hispano.
Esta identificación en contra de algo o de otro, solo se puede explicar por la escasa entidad del hecho diferencial catalán.
¿Cuál es el costo humano y económico de la permanencia de Cataluña en España?
Los políticos catalanes han sido expertos chantajistas del resto de la nación y sociedad españolas, que somos quienes estamos financiando de facto su independencia.
¿Esta matraquilla va continuar?
Lo mejor es que se marchen.
(*) Juan Carlos Cárdenes Domínguez
Licenciado en Derecho. Máster ULPGC. MBA
Las Palmas de Gran Canaria (Canarias), 18 de octubre de 2015 / Artículo de Opinión / Juan Carlos Cárdenes. (*) ASSOPRESS
A lo largo de la Historia hemos visto que los grandes Imperios, como Egipto, Roma, etc. Han pasado por etapas de mayor centralismo y por otras de mayor peso de las provincias, en aquella época satrapías.
En Europa, pasamos del Imperio Romano a la Edad Media, de un Estado unitario a formas de Estado que eran micro estados, las marcas o condados, que dan paso más tarde a los Estados Nacionales europeos, cuyo ejemplo por excelencia es Francia, aunque España es algo más antigua.
Este sistema de centralismo o Estados grandes contra estados pequeños ha sido pendular, si consideramos largos periodos de tiempo, y ha ocasionado muchas guerras y grandes calamidades.
En estos momentos vivimos ante el teórico final de los Estados Nacionales, frente a las regiones de la Unión Europea. En España este proceso ha sido muy veloz, más rápido que la regionalización europea, que ahora parece estar no solo paralizada sino en periodo de replanteamiento. Los Estados nacionales ahora resulta que todavía son útiles y necesarios.
Por motivos no bien comprendidos en España los localismos son más fuertes que en otros países, aunque no es el único caso.
La fractura social no solo se ha producido en Cataluña sino también en el resto de España, donde crece el número de personas que ya quieren que Cataluña se marche y se termine la pesadilla.
Pero la pesadilla no se va a terminar nunca, tras la independencia de Cataluña se producirá una des-hispanización total de Cataluña, todo lo hispano será proscrito y los españoles perseguidos, se producirá una limpieza étnica que erradicará todo lo no catalán, que se define e identifica a sí mismo en oposición a lo hispano.
Esta identificación en contra de algo o de otro, solo se puede explicar por la escasa entidad del hecho diferencial catalán.
¿Cuál es el costo humano y económico de la permanencia de Cataluña en España?
Los políticos catalanes han sido expertos chantajistas del resto de la nación y sociedad españolas, que somos quienes estamos financiando de facto su independencia.
¿Esta matraquilla va continuar?
Lo mejor es que se marchen.
(*) Juan Carlos Cárdenes Domínguez
Licenciado en Derecho. Máster ULPGC. MBA