Torroella de Montgrí (Girona), 11 de febrero de 2015 / Cartas al Directos / Lluis Esquena Romaguera
Si todo atentado repugna a la razón y al sentimiento básico de lo humano, el del EI en París lo es más, dado que se ampara en la perversión de un credo y de una supuesta obligación religiosa, que en su naturaleza originaria es constructora de paz. El asesinato repugnante toma aquí el lugar de la palabra y del derecho, de la libre discusión racional y del amparo de la ley, intentando sembrar el miedo en el sistema de medios de comunicación. La repuesta al terrorismo islamista, sinuoso y calculador, es hoy una prioridad para los Estados del mundo y debe ser tan contundente como clarificadora.
Los servicios de inteligencia y la policía tienen que afinar su trabajo; la política y el derecho tienen que mandar un mensaje unívoco de lucha contra esta lacra; y nuestras sociedades tienen que fortalecer su conciencia, su tejido cultural y moral. Al mundo musulmán que afortunadamente goza en Europa de todas las libertades democráticas hay que reclamarle una condena sin fisuras y un compromiso de secar las fuentes de esta locura.