Girona (Cataluña), 14 de diciembre de 2014 / Cartas al Director / Jesús Domingo Martínez
La prostitución, el tráfico de órganos, el trabajo forzado o esclavo, generan ingentes sumas de dinero al convertir en mercancía a seres humanos indefensos, es la nueva forma de esclavitud. El papa Francisco los ha calificado como “crimen de lesa humanidad”. Estas formas de explotación usan las rutas de la emigración y han llegado a financiar el comercio de drogas o de armas. Es cierto que las nuevas formas de esclavitud se ocultan a veces bajo forma de tradiciones culturales, pero también adquieren la forma de actividades económicas que pugnan por ser legalizadas. Ésta es una de las principales tentaciones que acechan a nuestro mundo rico. Caer en esta trampa significaría, ni más ni menos, que una legalización encubierta de la esclavitud.
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