• El ejecutivo central asimila su explotación a actividades industriales como la extracción de metales e hidrocarburos, ignorando sus valores culturales, históricos y de conservación de la biodiversidad
Canarias, 25 de marzo de 2010 | Medio Ambiente |Gabinete de Prensa.
El Viceconsejero de Ordenación del Territorio, Miguel Ángel Pulido, critica la postura del PSOE, que votó ayer en contra de una proposición de Ley, presentada por Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados, con la que se pretendía obtener un marco jurídico propio para el producto de la sal marina artesanal y el desarrollo de su actividad, que se desvinculara por completo, y de forma definitiva, de las actividades industriales.
El responsable de Ordenación del Territorio del ejecutivo canario explica que la extracción de la sal en las Islas Canarias ha dado origen a la existencia de una serie de bienes, tanto tangibles como intangibles, que han acabado por conformar un legado patrimonial merecedor de protección y conservación para las generaciones venideras, llegando algunas a ser reconocidas en la Ley de Espacios Naturales de Canarias como lugares de Interés Científico, como es el caso de las Salinas de Janubio, en la isla de Lanzarote, y las Salinas de Fuencaliente, en la isla de La Palma, cuyos valores han sido creados por el hombre, pero yendo de la mano con la naturaleza.
Pero, como declara Pulido, “si nos atenemos al ritmo que lleva la desaparición de las salinas del escenario territorial en cada una de las islas, la tarea de frenar su deterioro es urgente y pública, dado el estado de abandono en el que, con excepciones muy concretas, se encuentran aquellas en las que aún se puede reconocer su trazado, estando perdiendo con ello todo un patrimonio ambiental, cultural, histórico y humano”.
La iniciativa presentada por el diputado palmero José Luis Perestelo, parte de la base de que el estudio histórico de las salinas tradicionales de Canarias y su actividad asociada nos permite reconstruir una buena parte de la historia de las islas, puesto que sus periodos de auge y desarrollo, junto con los de abandono y ausencia de interés, van aparejados a los propios ciclos económicos que se han dado cita en el archipiélago y nos permite descifrar las tensiones políticas y jurídicas que su control han originado desde los tiempos de la conquista hasta nuestros días.
La sal, como producto básico para la conservación de los alimentos y como elemento fundamental en la alimentación humana, encuentra en toda la geografía mundial multitud de referentes históricos que nos ayudan a entender la propia configuración de pueblos, ciudades, rutas comerciales e intercambios culturales que nos acercan a la comprensión de la vieja idea de civilización.
La aplicación de la sabiduría popular a los escasos recursos insulares disponibles ha dado origen a formas propias de extracción de sal, adaptadas con tal tenacidad e ingenio que han acabado por configurar piezas únicas de intervención territorial con un indudable, aunque todavía no demasiado reconocido, valor patrimonial mundial.
Pero no sólo son piezas destacadas para armar el rompecabezas de la historia de los últimos cinco siglos de este archipiélago, sino que su actividad ha generado toda una cultura popular asociada a oficios tradicionales que hoy se encuentran en peligro de extinción. Nomenclaturas propias, ingenios hidráulicos adaptados, aprovechamiento sostenible de la fuerza del mar y del viento, instrumentos de labor únicos, conocimiento del clima, medidas y pesos específicos, formas de transporte adaptadas, distinción de calidades culinarias, localización territorial y utilización del barro adecuado, manejo maestro de la piedra, roca y mortero de cal...Esos son sólo algunos de los legados que el desarrollo de la actividad deja en depósito al grandioso libro de los conocimientos humanos.
Desde una óptica más reciente y bajo la aplicación de las ciencias del paisaje, de la geografía, de la biología, de la arquitectura y el diseño natural y del medio ambiente, las salinas de Canarias conforman espacios territoriales que aúnan recursos patrimoniales únicos combinados con una armonía tal, que su fruto resulta muy difícil de encontrar en otras intervenciones humanas en el territorio.
La escasísima presencia de zonas húmedas naturales en Canarias añade una nota de valor y de relevancia a las salinas, puesto que sirven de refugio para el desarrollo de procesos ecológicos esenciales de gran número de especies de la avifauna que llevan incorporado un estatuto de protección allá donde se encontraran, y que resulta básico para la contabilidad, el mantenimiento y la conservación de la biodiversidad planetaria, demandada y aconsejada en una gran cantidad de convenios y tratados internacionales en los que España forma parte integrante.
Por todo ello, según Miguel Ángel Pulido “la iniciativa legislativa pretendía que la actividad de las salinas tradicionales y artesanales se regularan por un marco jurídico nuevo que favoreciera su conservación, atendiendo a todos los recursos que a su amparo se crean y se desarrollan, que fomentara su mantenimiento, haciéndolas atractivas como actividad económica, que permitiera la vuelta en condiciones dignas a los empleos y oficios tradicionales asociados y, sobre todo, que dirigiera la debida atención de los poderes públicos a su protección como bienes objeto de patrimonialización”.
Pero una vez más, añade el Viceconsejero de Ordenación Territorial, “el PSOE nos da la espalda impidiendo mejorar la situación de nuestras salinas tradicionales al rechazar la iniciativa de CC, apoyada por los salineros canarios, aquellos que mantienen con gran esfuerzo la actividad de la extracción de la sal mediante el empleo de métodos tradicionales, pero que se encuentran comprendidos y sujetos a los requerimientos de la actividad industrial, bajo el mismo manto jurídico que la extracción de minerales tales como el hierro, los áridos o los hidrocarburos, y cuya ejecución produce un resultado territorial opuesto por completo al resultado de la extracción con métodos artesanales de la sal marina”.
En definitiva, concluye Pulido, “el PSOE debería comprender que en una economía como la de Canarias, fuertemente dependiente del turismo, los valores paisajísticos, ambientales y culturales que aportan las explotaciones salineras tradicionales conllevan repercusiones económicas que van más allá del mero proceso productivo y de comercialización, si así fuera, no se plegaría a los intereses de los grandes productores de sal industrial (por cierto, de peor calidad), y que han dejado en la estacada a nuestros salineros, que necesitan con urgencia que se les dote de un estatuto jurídico propio para el producto de la sal artesanal y el desarrollo de su actividad, que se desvincule por completo, y de una vez por todas, de las actividades industriales, para que las salinas tradicionales de Canarias no sólo sean un referente vivo del pasado y la tradición, sino también de un futuro posible en el que se conjuguen por igual los verbos progresar y preservar.”
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