San Bartolomé de Tirajana, 19 de abril de 2010 |Opinión |José María Barrientos (Emprendedor y Político)
Hay tres frases de famosos, que siempre me han gustado mucho y que, prácticamente, forman parte de mi libro personal de cabecera.
La primera de Albert Einstein: “No esperes resultados distintos, si sigues haciendo lo mismo”.
La segunda es del gran Leonardo (Da Vinci): “No es lo mismo una época de cambios, que un cambio de época”
Y la tercera del Gran Groucho Marx: “¿De donde venimos, hacia donde vamos y qué hay de cenar esta noche?”
Según el prestigioso economista francés Serge Latouche, la Humanidad ha entrado en una fase totalmente distinta a las anteriores, que él llama la fase del decrecimiento. Esta teoría se basa en que los fundamentos de la sociedad de nuestro tiempo son tres: la publicidad engañosa, la caducidad controlada y el crédito fácil.
Serge Latouche ha dicho que el decrecimiento es una utopía pero que es “absolutamente necesario” para provocar un cambio que, de no producirse, “nos lleva directamente al desastre”. De alguna manera ha dejado entrever que esta utopía podría hacerse realidad cuando se pusiera en marcha una clase de círculo virtuoso, que nos llevará hacia un cambio de valores sobre el significado de riqueza, pobreza y bienestar que comportaría la emergencia de nuevos conceptos y una reestructuración de la economía actual.
Parece complicado y utópico, pero creo que cuando menos, es cuestión de echarle cabeza y tiempo, porque lo que si debemos tener claro es el mensaje de la primera frase de A. Einstein: “Si seguimos haciendo lo mismo, no vamos a conseguir resultados distintos”.
No cabe duda de que estamos ante “un cambio de época”, como dijo Leonardo y no ante “una época de cambios”. En Estados Unidos, la nación mas poderosa del planeta, un senador negro, hijo de un inmigrante africano, no solo consigue presentarse a las elecciones a presidente de ese país, sino que las gana y se convierte, de esta manera, en Presidente de la Nación a la que su padre llegó como inmigrante, para estudiar una carrera con una beca de una universidad americana.
Siendo esto importante, como ilustración de lo que la humanidad está cambiando, es mucho más importante, el como consiguió ganar las elecciones.
Los tres factores más definitorios de la campaña de Obama fueron: un equipo formado por jóvenes con mucha preparación y talento, junto a los veteranos gurús de la política de su partido (Ted Kennedy por ejemplo). La aplicación sistemática de las nuevas tecnologías en la comunicación y el marketing de su campaña, y una financiación popular y multitudinaria, basada más en las pequeñas aportaciones de cinco, diez o veinte dólares, que en las grandes ayudas de multinacionales y principales fortunas del país.
Y como colofón de lo que la Humanidad y la Naturaleza están cambiando, la sorpresiva erupción del volcán islandés, que tiene a medio mundo enfrascado en la resolución de un fenómeno natural, que ha cola
psado la movilidad de las personas, causando con ello pérdidas económicas irreparables.
Está claro que, a tenor de lo que está pasando en el Mundo, entre todos, tenemos que rediseñar un nuevo orden económico y moral, basado en el ser humano y no en el consumo que este genera. Creo que hay que reinventar las formas de consumir comida, energía y dinero. Tenemos que empezar a pensar que el mercado no es lo primero, ni mucho menos lo único.
Hay que rearmar a la sociedad en valores como la generosidad, la entrega al colectivo, la tolerancia o la solidaridad. Tenemos que darnos cuenta, pronto y colectivamente, que el principal síntoma de progreso de una sociedad no es su reta per capita, sino su igualdad.
Todo esto, que no es mas que una reflexión en negro sobre blanco, a modo de humilde aportación personal, tengo que terminarla con la frase de Groucho Marx, que no dice otra cosa que: “Filosofar está muy bien, pero el tiempo apremia y todos tenemos que cenar esta noche”
Piénsalo tú también. Si, tú, lector de estas líneas. Movilízate, no esperes que los políticos te arreglen el problema, es la sociedad, vertebrada, igualitaria, plural y luchadora, la que pondrá las cosas en su sitio. ¡Muévete!
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