viernes, 2 de abril de 2010

Una ley corrosiva

Girona, 2 de abril de 2010 | Cartas al Director |Jesús Domingo Martínez

La nueva ley del aborto es una ley basada en una falsedad continuada. No libera a la mujer de la cárcel, porque no hay una sola mujer en prisión por haber abortado; y tampoco establece límites al aborto. No hay límites de plazos, porque cerca del 91 por ciento de los abortos ya se practica en las catorce primeras semanas. Si hasta ahora hacía falta alegar un motivo -aunque fuera un formalismo- para abortar en este período, con la nueva ley, que suprime esta exigencia, el aborto se hará todavía más rutinario. Incluso el límite de veintidós semanas en caso de riesgo para la madre es una pura mascarada para prolongar el aborto libre hasta ese límite, porque legitima el feticidio por conveniencia, al utilizar la ley un concepto de salud comprensivo del bienestar “sociocultural” de la mujer. Y es también una ley contra la familia, al permitir a una menor de dieciséis años decidir libremente si informa o no a sus padres de la decisión de abortar. Una ley, en definitiva, corrosiva para una sociedad que se ha hecho un poco más primitiva desde el jueves 4 de marzo.

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