Gran Canaria, 27 de mayo de 2010 |15:49 |Opinión | Jaime González (*).
Estas impresiones o comentarios derivan del texto que recientemente ha sido colocado en la página Web del Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria (Cabildo Insular de Gran Canaria). Me refiero al tema Un futuro comprometido, en referencia a las presas:
Esta riqueza patrimonial, junto con las conducciones, los túneles de trasvase y los acueductos, son el legado de las actuaciones hidráulicas del pasado siglo que requieren un mantenimiento y una conservación, que, además de posibilitar la función para la que fueron construidas, almacenar agua, permita garantizar la seguridad de la obra en sí.
Las presas son obras vivas que envejecen y la respuesta a ese envejecimiento debe ser un adecuado programa de conservación. Se están desarrollando nuevas normas Técnicas de seguridad en presas y embalses para garantizar sus condiciones de seguridad y utilidad durante las distintas fases de su vida.
En Gran Canaria los riesgos potenciales de este tipo de infraestructuras son altos por
• Dispersión en el territorio
• Escasa rentabilidad por el bajo volumen regulado
• Difícil accesibilidad a las presas
• Inadecuado estado de conservación y explotación
• Gran densidad de población aguas abajo
El endurecimiento de las condiciones de explotación y la implantación de los Planes de Emergencia compromete la viabilidad técnica y económica de muchos embalses.
Hay que considerar que sin gran parte de estas infraestructuras se perdería mucha agua en el mar y aumentarían los riesgos de las crecidas de los barrancos.
Hace unos meses que señalé que vivimos en la época de los gestores y que hacía falta volver a una época de técnicos (presistas), en referencia a la seguridad de presas. Pero al leer este texto del Cabildo Insular me pregunto si es cierto eso de que todo cambia para permanecer igual. Es decir, que se dice en la Web que hay un riesgo potencial alto y se resalta la importancia que tiene el envejecimiento de las presas, pero al final todo el problema se reduce al desarrollo de una normativa que puede comprometer la viabilidad técnica y económica de muchos embalses.
¿Embalses?, en Gran Canaria sólo usamos la palabra presa.
Respecto al tema de la implantación de los Planes de Emergencia, son varias las cuestiones que hay que resaltar. La más importante es que no todas las presas deben llevar planes de emergencia, sólo las clasificadas como tipo A o B; el problema puede surgir si el que hace la normativa canaria no tiene ni idea de la historia y la realidad.
En este sentido, la historia es muy importante porque demuestra, por ejemplo, que la Presa de Tamadaba no tiene 19 metros de altura, como señala el último inventario del Cabildo Insular de Gran Canaria, sino 17,70 metros según el Ingeniero y presista don Alfonso Caballero de Rodas y Colmeiro; o que la Presa de Majada Alta no tiene 5.1 Hm³, sino 4,7 Hm³ (MOPU, 1982).
Los errores en los inventarios sólo se corrigen con estudios específicos, pormenorizados y teniendo en cuenta la historia de la construcción, por cierto, una disciplina abierta a todos. Respecto a la realidad, sólo quiero añadir que para hacer una normativa hay que conocerla, y que al observar el fenómeno espacial (las presas) cada uno ve la realidad según su formación y sensibilidad. No hace falta recordar el valor cultural e histórico que tienen la mayoría de nuestras presas, aunque difusión de patrimonio del Cabildo Insular de Gran Canaria mire para otro lado.
Por cierto, algunas de las presas del Cabildo Insular tienen que tener su Plan de Emergencia, como p.e., las presas del Vaquero, Chira, Soria, Ayagaures – Gambuesa, Fataga y El Mulato. Es decir, 6 planes de 8 grandes presas. Si se hiciera una clasificación según las normativas vigentes, habría muchas grandes presas que no llevan planes de emergencia. Está claro que el Cabildo es el que más planes de emergencia tiene que realizar.
Por otro lado, me pregunto por qué parece que hay que esperar al futuro para tener una normativa canaria que de luz verde a la realización de planes de emergencia, cuando ya tenemos desde hace mucho tiempo la Directriz Básica de Planificación de Protección Civil ante el Riesgo de Inundaciones. (BOE de 14 de febrero de 1995). Por esperar es por lo que estamos en la etapa de los gestores.
En definitiva, que soy de la opinión de que el Cabildo Insular de Gran Canaria puede empezar por evaluar el estado de sus presas, al ser propietario y administración, clasificarlas y hacer posteriormente los Planes de Emergencia para aquellas que sean tipo A o B. Pero surge otro tema interesante, que la evaluación debe ser realizada por especialistas externos a la explotación. En fin, que es tal el tajo que hay que hacer para llegar a abordar el Plan de Emergencia de una gran presa que el título, futuro comprometido, ha sido muy acertado por parte del redactor de la Web que puso embalses donde debía de haber escrito presas.
Por último, en 1964 y en 1968 Vigilancia de Presas abordó de forma general el estado de nuestras presas de mampostería, de eso hace ya más de 40 años, lo que viene a confirmar que la historia si es importante para el futuro. Respecto al tema de la seguridad, también dejaron claro entonces que el problema está en la falta de personal técnico y en la falta de recursos económicos. Parece que el problema va a permanecer igual que ayer.
(*) Geógrafo.
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