miércoles, 26 de mayo de 2010

El festival ha exhibido hoy diecinueve películas y enfila su recta final con cine de calidad y mucho público en las salas

Tarifa, 26 de mayo de 2010 |18:08| Cultura | Juan Miguel León Moriche, Rut Mingorance

Dos largometrajes de ficción, dos documentales y tres cortometrajes se han visto hoy en la quinta jornada de competición del Festival de Cine Africano de Tarifa. Otras doce fuera de concurso han completado la oferta del día en un festival que enfila la recta final, satisfecho por la calidad del cine visto y por la respuesta del público, en afluencia y participación.

Muy diferentes en temática y estilo han sido los dos largometrajes proyectados. Secretos, dirigido por el tunecino Raja Amari, habla del deseo femenino, de la lucha entre la represión y el ansia de libertad. Aicha, Radia y su madre viven escondidas en el ala reservado a los criados en una casa deshabitada. El precario equilibrio de su vida cotidiana empeora cuando una joven pareja se muda a la parte superior de la casa. Empieza entonces una extraña cohabitación entre la pareja y las tres mujeres, que prefieren no revelar su presencia a los inesperados vecinos.

Desde el silencio está dirigida por el keniata Wanuri Kahiu y en ella se habla de cómo marcan las vidas de las personas sucesos trágicos como un ataque terrorista. En este caso el ataque contra la Embajada de Estados Unidos ocurrido en Nairobi, capital de Kenia, en agosto de 1998. De este mismo director es el cortometraje que se ha visto antes en La Ranita. Se titula Pumzi y en apariencia nada tiene que ver con la historia del largo. Habla de un mundo futuro en el que la naturaleza se ha extinguido y los hombres viven encerrados en comunidades bajo tierra.

Asunto espinoso en el mundo actual es el que se aborda en En mis genes, documental a concurso realizado en Kenia por la directora Lupita Nyong’o. Habla del racismo en África, pero un racismo de otra clase. La protagonista es Agnes, una mujer albina de Kenia, que lo vive a diario por su color blanco. Desde que nació, ha aguantado los prejuicios que rodean a los albinos. Otras ocho personas cuentan en la película la discriminación que sufren por una simple anomalía genética.

El otro documental a concurso proyectado hoy es Vecinos, del egipcio Tahani Rached. Muestra la vida en Garden City, antigua zona residencial que lindaba con el centro de El Cairo y donde vivían líderes políticos internacionales. Hoy son mansiones abandonadas, tiendas o azoteas donde vive una familia al completo.

Una mujer es la protagonista del segundo corto del día en competición. Se trata de Fatma, de la marroquí Samia Charkioui. Fatma es vieja y coja. Lleva toda la vida trabajando como mujer de la limpieza en una mansión del palmeral de Marrakech. Su jefe, el monsieur Jacques, vuelve hoy de un viaje al extranjero y debe tenerlo todo listo.

El tercero es Érase una vez la independencia, dirigido en Mali por Daouda Coulibaly y basado en un cuento tradicional que habla de las turbaciones de un hombre muy religioso que decide hacer una vida retirada junto a su mujer.

Muy interesantes han sido las dos producciones vistas en la sección Pantalla Abierta. Más allá del mar procede de Costa de Márfil. Está dirigida por Éliane de Latour y habla de los sueños truncados de jóvenes africanos que intentan o llegan a Europa en busca de una vida mejor.

Y Perdedores es un documental ya visto en España pero que se ha proyectado poco, pese al interés histórico y político del tema que aborda. Dirigida por el melillense Driss Deiback, en ella se habla de los marroquíes que participaron en la guerra civil española del lado franquista. ¿Como fueron reclutados? ¿Que pasó con ellos? Franco los puso en la primera fila de combate y miles de ellos murieron en la guerra, mientras que muchos más quedaron heridos y mutilados. Setenta y pico años después de aquella sangrienta guerra civil, un pequeño grupo de supervivientes nos cuenta cómo lo vivieron.

Históricas y con mensajes aún vigentes son las películas vistas en la sección dedicada a los 50 años de independencias mafricanas. Soleil Ô es una película mauritana de 1969. Cuenta la historia de un inmigrante negro que va a París, al país de sus antepasados los galos y halla una nueva forma de esclavitud: el inmigrante busca desesperadamente trabajo, un lugar donde vivir, pero solo encuentra indiferencia, rechazo, humillación… Y la senegalesa El giro, de 1968, habla de los efectos, a veces perversos, que en una familia provoca la llegada de dinero del pariente emigrado.

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