Madrid, 29 de junio de 2010 | Cartas al Directr | Gabriel Roselló.
Sr. Director:
Desde los dominios públicos se está propagando una doble moral en muchos ámbitos de la existencia. Esto provoca un clima de una total permisividad. Ha aparecido una mentalidad que ha aceptado que el fin justifica los medios, todo vale, y es legítimo con tal de que sea válido para hacerse rico, conseguir el triunfo particular o gozar de una felicidad sin medida. Es el afán de imponer una precisada idea de la existencia de signo laicista.
Se ha originado una devastación de la vida moral y se ha provocado un gran vacío humano que no propone otra cosa que la pura pelea por los encantos o el regocijo narcisista, la vacilación ante la verdad y el desaliento al no descubrir una senda hacia ella. Todo esto ha provocado una perversión ambiental que devasta las certezas morales más básicas. La fortuna repugnante obtenida fraudulentamente, establece uno de los fenómenos con más potencia corruptora, de modo especial el capital perverso del tráfico de estupefacientes.
Los cristianos debemos reaccionar para recuperar la dignidad del humano. No podemos consentir que el vacío moral, se prolongue, nos debemos comprometer a conseguir que se realice la verdad en el amor, ya que el amor y la verdad nos harán libres.
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