Gran Canaria, 13 de agosto de 2010 | Empresas | Gabinete de Prensa.
Al no existir en nuestra Comunidad Autónoma un Registro de Comerciantes de la Venta Ambulante, no hay manera de justificar estadísticas que no sean las hechas de manera voluntariosa por los mismos empresarios involucrados en el sector. Cifras y apreciaciones de la actividad, que sólo pueden conocerse gracias al trabajo que diversas Asociaciones de Vendedores han venido realizando en los últimos años en todo el archipiélago canario, con la clara intención de profesionalizarse no solo con vistas al mercado local sino también de cara al turismo internacional que visita nuestras islas.
Para tomar conciencia de la revitalización profesional que han sufrido los mercadillos canarios, basta con recorrer la web y observar que son cientos de páginas las que los exhiben como una atracción indispensable de ser conocida y recorrida. Gracias a esa imagen profesional algunos touroperadores los incluyen en las excursiones que venden a sus clientes. Lo hacen confiando en una marca de calidad reconocida como “Mercadillos Canarios”.
Que no exista un registro o censo de profesionales de la venta ambulante, pondría de manifiesto el poco o casi nulo valor otorgado por las administraciones canarias al colectivo que durante décadas no sólo ha servido de sostén para miles familias, sino que también ha sido potenciador directo de beneficios para otros sectores de la economía canaria.
Basta como ejemplo ver la dimensión que ha tomado el Mercadillo en el Puerto de Mogán y tomar nota de los beneficios colaterales que ha significado para el tejido comercial de su zona de influencia, como también para el sector de los servicios de guaguas, taxis, empresas de excursiones, embarcaciones de recreo, etc.
No podemos afirmar que esta falta de atención al sector haya sido intencionada. Pero si que el ocultamiento de su jerarquía comercial ha influido en la imagen que la sociedad canaria tiene de sus mercadillos. Como ejemplo de la "invisibilidad" que sufren estos pequeños empresarios destaquemos, por ejemplo, que la Cámara de Oficial de Comercio, Industria y Navegación de Las Palmas tiene reconocido por Ley el derecho a recaudar para sí el 0,15% sobre el I.R.P.F. de cada profesional sin establecimiento, y sin embargo, que sepamos, nunca ha gestionado una Comisión de Trabajo en su seno dedicada al sector, y mucho menos cursos de formación específicos.
Las Asociaciones de este colectivo nunca han tenido acceso a subvención alguna por parte del Gobierno canario. Los destinatarios siempre fueron los Ayuntamientos. Explicarán estos, en qué se invirtieron los dineros públicos, pero no podrán despejar las dudas que pesan sobre sus actuaciones, al no haber interactuado con los empresarios el destino de los fondos. A la vista nada indica que las diligencias hayan servido para otra cosa que no fuese un simple maquillaje.
Muy distinto ha sido el caso de la Comunidad de Andalucía donde, por ejemplo, la Consejería de Economía y Hacienda de la Junta subvencionó un estudio realizado por el Gabinete de Estudios de Humanite Servicios Profesionales S.L.L., titulado "Diagnostico del Comercio Ambulante en la Comunidad de Andalucía".
EL SECTOR EN GRAN CANARIA
Según cifras extraídas del Anuario Económico de España del año 2009 publicado por el Servicio de Estudios de "La Caixa", en el año 2008 éramos 1532 comerciantes en Las Palmas y 828 en Santa Cruz de Tenerife. Un total de 2.360 de autónomos dedicados a la venta sin establecimiento.
En la isla de Gran Canaria existen alrededor de diecisiete mercadillos, pero solo unos pocos (cinco o seis) en conjunto permiten a los pequeños empresarios sostener la actividad profesional.
Sobre la base de cuatro días de trabajo a la semana un comerciante autónomo sin establecimiento tiene que sufragar, sólo en concepto de gastos, una media mensual de 1.250 € para trabajar en un puesto de 10 metros cuadrados.
Son 15.000 € al año. Trabajando esa cantidad de días el comerciante hace aprovechamiento del espacio público solamente 69,33 horas al mes lo que se reduce a: 52 semanas x 4 días a la semana = 69,33 horas. Por lo tanto, el coste de la hora viene estando alrededor de 18,03 € al mes.
Compárense estas cifras con el valor del alquiler de un local de lujo de gran dimensión en una superficie del sur grancanario, y se tendrá idea del precio que hemos estado pagando por el escaso aprovechamiento que hacemos del suelo público, teniendo en cuenta que en una tienda se trabaja las 12 horas al día y todos los días de la semana.
PROFESIONALIDAD DE LOS COMERCIANTES
Si existió o existe aún intrusismo en nuestro sector, la respuesta deben darla los mismo Ayuntamientos puesto que nosotros, para realizar la actividad, estamos obligados por ley, como cualquier empresario, a pagar todos los impuestos que nos son de aplicación. Y en la mayoría de los casos no difiere para nada de los que paga cualquier empresario autónomo.
Esto incluye el abono de las tasas municipales que de no ser abonadas nos impediría, sobre la marcha, utilizar la superficie asignada. Si se habla de intrusismo somos los primeros en desear que no exista. Pues al igual que otras actividades sufrir la competencia desleal hace peligrar nuestra estabilidad.
DIFERENCIALES CON LA PENINSULA Y EL RESTO DE EUROPA
En la Comunidad Autónoma de Madrid se organizan más de cuatrocientos mercadillos, sin tomar en cuenta las innumerables alternativas feriales de carácter festivo que allí tienen. Madrid como centro geográfico ofrece a cualquier comerciante de la venta ambulante la oportunidad de desplazarse a cualquier punto de su territorio, como así también cruzar sus límites y acceder a otras comunidades, o inclusive ir más allá de las fronteras españolas. Lo que indica que allí las probabilidades de sostener sus actividades comerciales se multiplican por seiscientos o más, solo en España.
Gran Canaria reduce su oferta a no más de cuatro mercadillos en la zona sur, y unos cinco dedicados al público local, además de otros pocos, de muy escasa repercusión, en pequeñas poblaciones. Para un pequeño empresario que desarrolle la actividad en esta isla sería insostenible, por no decir imposible, movilizarse a otras islas.
A modo de conclusión: no vivimos en una región en la que podríamos optar a infinidad de mercadillos. En nuestro espacio las opciones son puntuales y muy escasas. La base de nuestro negocio consiste en mantener una red de varios mercadillos. Cualquier otra fórmula que se nos quiera aplicar, en nuestro caso significaría el fin de la actividad. Con menos de cinco o seis mercadillos nos resultaría poco más que imposible afrontar impuestos y gastos de la actividad, y además intentar vivir.
SOBRE LA LEY QUE NOS AFECTA
La “Directiva 2006/123/CE” y su transposición en España a través del “Real Decreto 199/2010, de 26 de febrero, por el que se regula el ejercicio de la venta ambulante” y, “La Ley 1/2010 de 1 de marzo”, de reforma de la “Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación Del Comercio Minorista”, se nos muestra como una ley liberalizadora.
Puede serlo en otros sectores, pero específicamente en el nuestro, nos impide tajantemente desarrollar nuestra actividad. Porque reiteramos el concepto: NUESTRA ACTIVIDAD SE BASA EN UNA RED DE MERCADILLOS. DEJAR DE TENERLA SERIA PARA MUCHOS UNA INVITACION A LA ECONOMÍA SUMERGIDA QUE TANTO SE PRETENDE COMBATIR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario