Venezuela, 6 de agosto de 2010 | Crónicas | Por Ernesto Wong Maestre
Carlos Alberto Montaner, articulista de la cadena Diarios de las Américas y de otros grandes periódicos pertenecientes al gran capital, de forma inusual para un periodista, pero de forma sistemática para un pseudointelectual acusado de estar al servicio de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), escribió recientemente al referirse a las relaciones entre Caracas y Bogotá que “tal vez Colombia tenga que apelar al uso de la fuerza dentro del territorio vecino”, una presunción nada ingenua.
“Llegado ese punto es muy conveniente que todas las cancillerías y la opinión pública entiendan las razones de Colombia”, terminó sugiriendo Montaner no sin antes llamar a Estados Unidos y a la Unión Europea a usar la fuerza contra Venezuela.
De lo último hay numerosos casos en la historia del mundo en que tanto Europa como EEUU han usado la fuerza contra otras naciones, desde la época colonial hasta el desmembramiento de Yugoslavia o la destrucción de Irak.
La suposición de Montaner acerca del uso de la fuerza por parte de Colombia contra Venezuela bien podría estar avalada por la propia conducta agresiva del gobierno de Álvaro Uribe Vélez hacia sus vecinos Ecuador y Venezuela, aunque la sugerencia con que siguió afirmando el pseudo intelectual es un mandato del plan de la campaña mediática estadounidense contra Venezuela.
El ataque con bombas de aviones colombianos a un campamento provisional de las Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia (FARC) en el territorio ecuatoriano de Angostura, en Sucumbíos, el 1ro de marzo del 2008 que provocaron la muerte de 26 personas, entre ellos un estudiante ecuatoriano, es un antecedente en la conducta antilatinoamericanista y agresiva del gobierno de Uribe.
De los grupos de paramilitares “desmovilizados” por Uribe, varias decenas se han capturado actuando en Venezuela desde que en mayo del 2004 Gloria Gaitán, hija del líder colombiano, alertó de las amenazas paramilitares colombianas contra el presidente Hugo Chávez.
En ese mismo año, en diciembre, se produce la penetración en Caracas de un comando de las fuerzas de la inteligencia colombiana, violando la soberanía y desconociendo a las autoridades venezolanas, para secuestrar a Rodrigo Granda, un directivo de las Farc, encargado de las relaciones internacionales, quien se encontraba participando en un evento internacional no gubernamental, tal y como lo había hecho antes en otros países, es otro antecedente en la agresividad uribista hacia sus vecinos.
El primer grupo de paramilitares colombianos, más de cien, se capturaron en una hacienda de Caracas, entrenando para asaltar instalaciones del gobierno bolivariano a fines del 2004. Fueron aministiados por Chávez como muestras de amistad hacia Colombia, en el entendido de que Uribe no conocía nada al respecto. A inicios de 2009 las autoridades de Caracas capturaron otro grupo de unos 30 paramilitares colombianos en una barriada de la capital, lo cual reconfirmó la denuncia de Gaitán del 2004.
A la luz de los acontecimientos actuales, esos hechos no son otra cosa que muestras fehacientes de la conducta agresiva y violadora del derecho internacional del gobierno de Uribe, el “más sanguinario de la historia de Colombia”, así lo calificó este lunes la senadora colombiana Piedad Córdova cuando fue descubierta la fosa común más grande de Latinoamérica por contener unos 2000 cadáveres de personas asesinadas por el ejército bajo la figura de “guerrilleros” sin serlo, lo que ahora se le llama “falsos positivos”.
Sin embargo, Montaner descubre sus verdaderas medias intenciones, que ya habían sido manifestadas anteriormente en giras por Chile en el apoyo al pinochetista Sebastián Piñera, en sus intervenciones de apoyo al golpista hondureño Roberto Micheletti, o en sus constantes ataques al pueblo socialista cubano, cuando afirma ahora que “es muy conveniente” entender las razones de Colombia de su posible agresión, tanto por parte de las cancillerías como de la opinión pública, como si las cancillerías actuaran en las relaciones internacionales guiándose por lo que expresa un sólo actor o como si la opinión pública internacional se formara con el criterio de un sólo gobierno, y menos de uno que ha permitido el asesinato de miles de ciudadanos y entierros en fosas comunes, espionajes a jueces y políticos, parlamentarios corruptos de su partido, elecciones fraudulentas, entre otras características del gobierno uribista.
Son medias intenciones que descubre Carlos Alberto Montaner porque las otras intenciones son cumplir con sus jefes de la CIA que le han encargado atacar a la Revolución Bolivariana y a su líder, el Comandante Hugo Chávez, de las cuales no menciona en ese articulo pero indirectamente revela, al identificarse, letra por letra, con la política aplicada del smart power del gobierno de Obama-Clinton.
La posición de Montaner se identifica con las declaraciones del jefe del Comando Sur de los EEUU, Douglas Frazer, quien afirmó no tener razón para dudar de la validez de las evidencias presentadas por Colombia sobre la presencia de guerrilleros en Venezuela, con lo cual presenta a EEUU aceptando unas fotos descontextualizadas sin ubicación exacta y unos mapas de Google al alcance de todos que no representan prueba alguna de lo afirmado.
Tratar seriamente -como indicó Frazer en un centro de estudios de Washington- el show dado por el corrupto Luis Alfonso Hoyos, embajador de Colombia en la OEA, para acusar a Venezuela, es una muestra más de que la política exterior de la Casa de Nariño está dictada desde la Casa Blanca o desde el Pentágono.
Otra muestra de la colonialidad de la política de la Casa de Nariño es el artículo de Carlos Alberto Montaner, connotado apátrida, quien como nunca ha mostrado ni un ápice de contradicción con los últimos diez presidentes de EEUU vencidos por la Revolución Cubana, y se aferra en atacar a Venezuela y a Cuba, a Bolivia y a Ecuador, a Nicaragua y a El Salvador, a Zelaya y a Bachelet, demuestra con ello que, si ahora sugiere una agresión de Colombia contra Venezuela, es que EEUU también está de acuerdo en ello.
Algunos datos de Carlos Alberto Montaner
El prontuario político de Montaner comienza en La Habana en oposición a la Revolución Cubana desde el mismo triunfo del 1ro de enero de 1959 cuando luego de la invasión mercenaria por Playa Girón, en lugar de ingresar en las nuevas universidades abiertas por Fidel, como lo hicieron miles de jóvenes cubanos, el desadaptado y violento Montaner fue designado Jefe de Acción y Sabotaje del grupo terrorista Rescate Estudiantil de la CIA-FRD para entorpecer la vida pública de La Habana y causar obstáculos al gobierno que también estaba nacionalizando las propiedades y riquezas en poder de EEUU.
Según el artículo del periodista Jean-Guy Allard, titulado “Al agente Montaner, ni un tantico así”, y publicado el pasado 16 de abril, este siniestro personaje responde en su accionar al “plan de desinformación sistemática, ordenado, coordinado y sincronizado por los órganos norteamericanos de inteligencia”.
Más de cinco décadas de colaboración servil lleva Montaner, “quien sólo sueña anexionar y amarrar definitivamente a su país de origen” con EEUU, bajo las órdenes de la CIA.
Allard puntualiza que el 26 de diciembre de 1960, Montaner fue arrestado en La Habana junto con 16 terroristas en un amplio operativo con el cual se desmanteló una red que venía colocando bombas en tiendas y cines de la ciudad.
Luego en julio del 2007, en un programa radiofónico de Miami, el jefe terrorista y agente de la CIA Antonio Veciana, quien está vinculado a varios frustrados atentados contra Fidel, confirmó cómo las llamadas "petacas incendiarias" y otros artefactos encontrados al grupo de Montaner, provenían directamente de los talleres de la Agencia Central de Inteligencia.
Asimismo, afirma que Montaner se escapó del centro de detención para delincuentes juveniles, al ser sentenciado por terrorismo, y salió de Cuba con destino a EEUU.
“En el mes de abril de 1962, Montaner integra formalmente las filas de la CIA, ya ha tenido tiempo de confirmar en los hechos su confiabilidad”, señala el periodista.
Al mismo tiempo puntualiza que un texto de la agencia UPI, del 20 de julio de 1963, retomado por el New York Times, recalca cómo Montaner se declara portavoz de las Unidades Militares Cubanas del Ejército de Estados Unidos conformadas por la CIA y manifiesta que "una nueva organización del exilio planeaba extensas acciones contra el régimen de Fidel Castro".
A partir de 1970, con el apoyo logístico y financiero de la CIA que quiere conformarle una imagen de intelectual en exilio, el "demócrata" Montaner, quien también se vincula con la muerte del sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría y de sus colegas de la teología de la liberación, sigue disfrutando durante años las bondades del régimen hacia su persona y monta un jugoso negocio de propaganda que sigue hoy operando.
Jean-Guy Allard, resalta, entre otras cosas que el 1 de febrero del 2009, Montaner encabeza con Esperanza Aguirre, prima dona del Partido Popular español que dirige ahora la ofensiva contra Cuba en el Parlamento Europeo, una “ridícula” manifestación de activistas del Frente Nacional y de Alternativa Española, “grupos fascistas españoles afiliados a la red del neofascismo europeo”, añade el texto.
El 28 de junio del 2009, Montaner se convierte en apologista del empresario golpista Roberto Micheletti, al lado de Ileana Ros-Lehtinen, y luego presenta en Tegucigalpa, capital de Honduras, para "defender los derechos humanos", mientras apoya el régimen fascista hondureño, el cual lanza su policía contra las manifestaciones de la Resistencia.
A los 67 años de edad, Montaner se encuentra vinculado con la mafia cubano-americana, la misma que reclamó, en el momento de la ocupación de Iraq, que también se destruyera a La Habana. “Esta categoría de recalcitrantes al servicio del imperio tan repugnantes como irrecuperables, condenan, desde hace medio siglo, lo que fue su Patria, soñando entregarla a los nuevos ideólogos de la "fruta madura", dice Allard.
Ideas para la reflexión
Los propósitos de Montaner son aterrorizar con la pluma a aquellos sectores a quienes les atemorice defender su patria frente a una agresión externa, imperialista, porque no sienten a la Patria o porque no tienen el valor para ello, y ante la alternativa a la guerra, conducirlas a votar en contra de los proyectos populares antimperialistas en las próximas elecciones de los países donde los proyectos sociales avanzan indefectiblemente por los cauces abiertos por sus pueblos.
Ante este panorama, los cursos de acción para la solución pacífica del conflicto creado por el gobierno colombiano de Álvaro Uribe son dos.
El primero es que el gobierno colombiano acepte y se comprometa a respetar los principios del derecho internacional público (desde la solución pacífica de las controversias y el uso de la cooperación hasta el respeto a la autodeterminación de los pueblos y la integridad territorial de los Estados) en sus relaciones internacionales, en particular con Venezuela, Ecuador, Brasil y Nicaragua, países fronterizos, y al mismo tiempo, acepte la mediación suramericana en la solución del conflicto interno colombiano que afecta la paz en la región.
Y el segundo es que, si Colombia no hiciera lo primero, los países suramericanos tomarían medidas defensivas y jurídicas para evitar que el conflicto interno de Colombia continúe afectando la paz regional. Es una secuencia de decisiones construidas colectivamente en el marco suramericano, con o sin Colombia, según sea la voluntad del gobierno colombiano saliente o entrante a actuar acorde al derecho internacional público y a las normas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Por otro lado, se debe reconocer que entre los objetivos del imperio, hay uno encauzado a través de Uribe, como fue ensombrecer el acontecimiento de más trascendencia en la región andino-caribeña protagonizado por la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba-Tcp) celebrado en Cuba entre el 24 y el 26 de julio: la Cumbre Cuba-Venezuela que hizo nacer el primer germen de la futura Unión Económica entre ambos países, y su impacto sobre la realidad de varias de las naciones miembros. Al mismo tiempo, el show de Uribe en la OEA de cierta forma neutralizó en la prensa el impacto negativo para Uribe del certificado internacional de la mayor fosa común encontrada en América Latina con unos 2000 cadáveres en la ciudad de La Macarena muy cerca del cuartel militar del ejército, como consecuencia de su política de “seguridad democrática” que terminó siendo un verdadero genocidio en Colombia.
Esconder, por todos los medios y vínculos posibles, ante la opinión pública internacional y los pueblos, todo lo que reduzca el poderío de EEUU y sus lacayos, y todo lo que pueda ayudar a liberar a los pueblos, es una regularidad de la política exterior de EEUU que los gobiernos populares de la región deben tener siempre presente, tanto en la planificación como en la ejecución de los proyectos y en las acciones defensivas ante los ataques del imperialismo y sus fuerzas.
Tanto en Ecuador como en Venezuela deberían crearse los Comités de Defensa de la Paz en Colombia y Tribunales Populares contra el Crimen y el Genocidio en Colombia mediante los cuales se hagan las denuncias o den la información de parte de los emigrados colombianos que conocen a quienes de su familia o amistades y cómo fueron asesinados en Colombia, y las causas de los desplazamientos, atropellos en los procesos electorales, entre otras situaciones que deben ser dadas a conocer.
De extenderse el conflicto colombiano con sus vecinos, este no debería incidir en la conformación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños en el primer semestre del 2011 porque en ello va el compromiso de los gobiernos que reunidos en Cancún, México, demostraron voluntad y decisión para dar nacimiento a la Comunidad, que deberá nacer, con o sin Colombia y quizás de algún otro gobierno que se atreva, frente a su pueblo, a enfrentarse a la América Latina y El Caribe para favorecer a EEUU.
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