Las Palmas de GC, 5 de agosto de 2010 | Opinión | José Manuel Soria (*)
La metodología para estimar cómo disminuye el absentismo es ciertamente fácil, basta comprobar si el numero de bajas laborales en un periodo de tiempo determinado es igual, mayor o inferior que el del periódo similar inmediatamente anterior.
Sin embargo me parece más difícil colegir un método para atribuir que esa disminución del absentismo tenga una relación directa con "el miedo al despido", tal como nos informaba la noticia.
En todo caso, la explicación dada, de probarse como fundamento de la información, sólo podría ser aplicada, en mi opinión, al sector privado, donde, por cierto, el absentismo laboral medio es unas tres veces inferior al que se da en el sector publico. Deducción a la que llego porque , como es sabido, los funcionarios, una vez que sacamos una oposición con plaza, sea en un Ayuntamiento, en un Cabildo, en una Comunidad Autonoma o en el Estado, la tenemos de por vida, aún cuando se tenga un nivel muy recurrente de bajas laborales, pues cueste lo que cueste ese volumen de absentismo, el Estado, con el dinero de los ciudadanos, siempre está ahí para pagarlo.
Sin embargo, en el mundo de la empresa, una sucesión de bajas laborales no suficientemente justificadas generan problemas de productividad que terminan por ser inabordables por la empresa lo que hace que, en no pocos casos, el empresario opte por el coste de un despido elevado antes que por los costes derivados de una baja y decreciente productividad.
En definitiva, desconozco la explicación a que el absentismo sea ahora menor y no tengo claro que sea debido al "miedo al despido" del que habla la noticia de la Televisión Canaria. Sin embargo, como dicen los italianos, "si no es cierto, al menos lo parece".
Lo que sí tengo claro es que uno de los mayores problemas de la economía española, y de la canaria, respecto a Europa, es nuestra baja productividad y también pienso que esa baja productividad tiene parte de su explicación, no toda, en el mayor absentismo que se da en nuestra economía.
Por todo ello creo que solventar este problema debe ser prioritario y la solución no puede venir sólo de una de las partes. Es algo en lo que deben comprometerse los empresarios, los sindicatos y también los Gobiernos locales, insulares, autonómicos y el Gobierno de la Nación que, al final, es el que con su capacidad legislativa puede determinar que el marco laboral sea uno u otro. Mi impresión es que la reforma laboral que recientemente ha aprobado el Gobierno hace muy poco por encauzar este problema.
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