Girona, 16 de agosto de 2010 | Cartas al Director | Jesús Domingo Martínez
Sorprendia la noticia de ayer según la cual “desde 1987, Alemania no registraba una tasa de crecimiento tan elevada como la que ayer, certificó Eurostat. Con un aumento del 2,2 por ciento en el segundo trimestre, el PIB alemán no sólo confirma la salida de la recesión de la economía germana. En estas circunstancias, la tímida y endeble recuperación de la economía española —que creció sólo un 0,2 por ciento— comienza a representar un lastre para el resto de socios europeos. Sin duda hay motivos para preguntarnos ¿Por qué unos más que otros? Porque cuando un país aplica reformas estructurales serias, las mantiene y no incurre en improvisaciones ni vaivenes ni rectificaciones, los mercados le otorgan su confianza. Que Alemania haya crecido un 2,2% y España un 0,2% obedece no sólo a factores domésticos, sino también a cuestiones de credibilidad. Si cualqueira de ustedes fuera un gran finaciero confiaría sus dienros en una persona que toma decisiones hoy y las reboca mañana según los votos que pueda ganar o perder. Alemania, con su fracasada presidenta a la cabeza, nos ha dado toda una lección.
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