Las Palmas de GC, 24 de agosto de 2010 | Opinión | José Manuel Soría.
Leo en el ABC de hoy que de acuerdo a una encuesta hecha en julio pasado entre 3600 isleños (transcribo literalmente el titular de la pagina 37) “Soria es el político mejor valorado entre los isleños”. Lo cual, en términos de partido, o incluso desde un planteamiento personal, podría fundamentar una cierta satisfacción teniendo en cuenta que en Canarias hay miles de personas que nos dedicamos a la política regional, insular, local o nacional.Sin embargo ni en términos personales ni como presidente de mi partido en las islas puedo estar satisfecho con los resultados de dicha encuesta. Por muchos motivos.
Primero hay que tener en cuenta que, más allá del rigor con el que se elabore una u otra encuesta (que no valoro) y más allá del nivel de “cocinado” que puedan llevar o no (que no prejuzgo), una encuesta no es más que una foto de un momento determinado, por tanto está muy lejos de ser una verdad absoluta. Pero sobre todo, en este caso, me preocupa que ni un solo político canario llegamos al aprobado de un cinco sobre diez. Ni quienes estamos en el Gobierno, ni quienes están en la oposición. No me consuela que quien suscribe sea quien más se acerca al aprobado, con un 4,56. Porque en definitiva lo que se está poniendo de manifiesto una vez más es el desprestigio, la distancia y la separación – cuando no el abismo creciente- que se está dando entre quienes nos dedicamos a la política y el resto de la sociedad.
Ni siquiera entro en analizar las causas. Muy probablemente daría para todo un tratado de varios volúmenes, porque el problema no es sólo de Canarias. Ese distanciamiento se da en España en general, en Europa y en el Mundo entero. Miremos el caso de Obama que desde la cima de su inalcanzable popularidad, va en picado desde hace varios meses.En todo caso algo estaremos haciendo mal o muy mal quienes nos dedicamos a la política, cualquiera que sea el partido político en el que militamos y cualesquiera que sean nuestras ideas y valores. Lo que no quiere decir que todo se haga mal. Significa, por contrario que, junto a lo que no hacemos bien hay cosas que, en cambio, si hacemos de manera adecuada, pero que somos incapaces de transmitirlo, explicarlo y de hacer pedagogía al respecto.
Pero no sólo es una cuestión de hacer bien o mal las cosas. Eso es una parte. Pero no lo es todo. Es más, tengo el convencimiento de que la sociedad, globalmente considerada, es mucho más madura de lo que muchos políticos presumen. Por tanto esa sociedad no sólo comprende que no todo se puede hacer y mucho menos hacerlo al mismo tiempo. Es que al propio tiempo esa misma sociedad “cala” sobre la marcha a los políticos que, en medio de dificultades enormes, como las que ahora atravesamos, siguen diciendo “sí a todo” como si esa propia sociedad fuera menor de edad.No es, por consiguiente, sólo un tema de gestión más o menos eficaz; más o menos brillante. En política también influyen las formas. Y en cuestión de formas hay que reconocer que algunos políticos - con sus declaraciones públicas - hacen contribuciones poco edificantes para lograr una reconciliación paulatina de la opinión pública respecto a la clase política en general.
Me da igual que esas “contribuciones poco edificantes” sean hechas contra tus adversarios políticos o contra tus compañeros de partido. En uno u otro caso, en mi opinión, no sólo no son prueba de “salud democrática” (que es el argumento que se utiliza para justificar las salidas de tono intra muros) sino que tengo el convencimiento de que alejan aun más a muchas personas de la política.
Por todo ello, salir como el político mejor valorado en Canarias no me produce mayor satisfacción. Me preocupa que ninguno lleguemos al aprobado. De nosotros depende hacer pedagogía, bajar la crispación, dejar de lado las descalificaciones y propiciar una reconciliación entre política y sociedad, entre políticos y resto de los ciudadanos.
P.D. Espero que mi reflexión no sea, una vez más, objeto de descalificación personal por algunos. Criticas, en cambio, las admito todas.
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