Málaga, 29 de octubre de 2010 | Cartas al director | Por Piedad Sánchez de la Fuente
Nosotros hasta hace poco hemos tenido para celebrar la festividad de todos los santos y de los difuntos una manera profundamente cristiana y a la vez romántica, hermosa y literaria. Me refiero a Don Juan tenorio y sus amores con Doña Inés. Don Juan un personaje que solo piensa en divertirse que no toma las mujeres en serio, solo le sirven para pasarlo bien, no respeta nada ni nadie, incluso Dios, es una creencia que tiene en el fondo de su alma pero que no influye para nada en su conducta.
Don Juan Tenorio se pone el mundo por montera hasta que cosas de la vida conoce a Doña Inés, y se enamora de ella de verdad. Doña Inés muy joven, muy inocente y muy pura, pero el amor a Don Juan nace en su corazón con una fuerza arrolladora. En un arrebato de pasión le dice: “ámame porque te adoro”. No voy a seguir contando la historia porque todos conocemos la trama y el final. Don Juan muere arrepentido de todos sus pecados entre otras cosas porque Doña Inés que ya está muerta intercede ante Dios por él. Bueno, pues esta preciosa historia, estos versos que aunque no sean literariamente una maravilla, llegan al corazón, pero la hemos abandonado y hemos dejado que ocupe su lugar una fiesta extraña, que nos viene de EE.UU. una fiesta fea sin sentido cristiano solamente de brujas de personas que tratan de aterrorizar a los demás, una fiesta que envilece un poco al que la celebra aunque se disimula con bromas y haciendo de los niños sus principales protagonistas. Y, como reina de toda esta repugnante mezcla está la calabaza, ¡que bonito! La noche más terrorífica del año para ellos en donde no queda ni un instante para pensar en la muerte de modo serio y cristiano, en donde los santos son motivos de risa por no decir otra palabra, que aunque ya está admitida a mí me sigue sonando mal. Halloween también tiene sus tradiciones no lo dudo, creo que empezó en Irlanda y de allí a EE.UU. ahora nos invade a nosotros igual que nos invadió la Coca Cola y el modo de comer y tantas cosas pequeñas que no valen la pena ni nombrarlas.
Yo me sigo quedando con Don Juan y Doña Inés, porque es una historia humana hecha con todas las virtudes y defectos del hombre y que nos enseña que Dios está metido en nuestras vidas. En Halloween lo que tenemos metido en la vida es una calabaza y objetos que quieren aterrorizarnos y no dejarnos pensar sosegadamente.
Piedad Sánchez de la Fuente
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