viernes, 4 de marzo de 2011

La publicidad de los famosos puesta en entredicho

Madrid, 4 de marzo de 2011 | Opinión | Clemente Ferrer (*).

El famoso y extravagante diseñador, John Galliano, ha sido cesado por una prestigiosa multinacional de la moda a la que prestaba su rostro, por insultos antisemitas, por la difusión de un video colgado en YooTube con su “¡Amo a Hitler”! y por su estado habitual de ebriedad. La legislación francesa le puede sancionar con 22.500 euros, más seis meses de calabozo, por vilipendios racistas.

También, el defensa del Club Fútbol Barcelona y novio de la famosa cantante colombiana Shakira, Gerard Piqué, será el nuevo rostro de una importante marca de moda masculina.

El tenista Rafa Nadal presta su imagen a una marca de automóviles bajo el eslogan “Un coche extraordinario para gente extraordinariamente normal”. El lema se identifica con su estilo de vida.

Asimismo, la estadounidense actriz y cantante, Scarlett Johansson, repite por cuarta temporada con una firma de moda multinacional. Protagonizará la campaña publicitaria de las prendas de Primavera de 2011.

Una empresa multinacional del mundo de la perfumería lanzará una nueva colonia con el nombre de la modelo y presentadora alemana, Heidi Klum Shine. El conocido Karlos Arguiñano será el prescriptor de una marca de electrodomésticos. Una firma italiana de moda contratará a la top model danesa, Helena Christensen.

También una marca suiza de relojes ha contratado como prescriptora a la actriz alemana Diane Kruger. Una firma holandesa de moda ha fichado a la actriz británica, Gemma Artenton. El actor estadounidense Paul Walker será la nueva imagen de una importante empresa de perfumería. Por otra parte, una marca austríaca de joyas y relojes, ha contratado la imagen de la cantante estadounidense, Katy Perry, para la nueva campaña global de la compañía.

Es evidente que la intimidad y la dignidad de las personas siempre han de quedar a salvo de cualquier tipo de injerencia o manipulación interesada, y la publicidad no está dispensada de ser una excepción en esta regla.

Cuando la mala publicidad entra con descaro en la intimidad de la persona para cautivar los sentidos y las apetencias de las más bajas inclinaciones de quienes vean esas imágenes, está degradando el producto anunciado.

(*)Presidente del Instituto Europeo de Marketing

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