martes, 31 de mayo de 2011

EL MOVIMIENTO 15 DE MAYO EN NUESTRA CIUDAD

Las Palmas de GC, 31 de mayo de 2011 | Opinión | Xavier Aparici Gisbert (*)

Desde hace dos semanas está ocurriendo algo nunca visto en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En el Parque de San Telmo, ciudadanos y ciudadanas acampan y conviven en su jardín. Juntos se auto organizan para, logrando pautas de respeto y acciones de apoyo mutuo, mantener el espacio en condiciones higiénicas, alimentarse y realizar múltiples actividades. Todo ello funciona sin pagar y sin recibir subvenciones, gracias a la solidaridad de otros ciudadanos y ciudadanas.

No es un encuentro comunitario de jóvenes, abierto a mayores; no es una feria alternativa; no es un Tagoror del siglo XXI. Es mucho más que todo eso: diariamente se hacen reuniones de todo tipo; hay comisiones de trabajo y elaboración; se dan charlas y debates; hay un foro y una asamblea, ciudadanos y abiertos; hay exposiciones de cartelería; actuaciones musicales y hasta talleres y asambleas para niños y niñas. También se han realizado dos sonoras caceroladas. Hay gente que vive el día a día en el parque, comprometida en sus actividades y que se va a dormir a casa; hay gente que va todos los días a participar; hay gente que entra y sale; y hay quien que se acerca, porque se lo han contado, y mira el espectáculo.

Estamos hablando del Movimiento 15 de mayo que, después de las manifestaciones en todo el país de hace tres domingos, a través de acampadas en múltiples plazas y parques, está transformando las expresiones de indignación política y social de la ciudadanía en canales y experiencias autogestionadas de democracia participativa. Esto no había ocurrido nunca, esto no estaba en “el guión” de lo predecible, esto está “abriendo las costuras” de la resignación ante el abuso y el absurdo de los poderosos.

Con cierta precipitación y mucho optimismo, fuera de nuestras fronteras, se habla ya de “spanish revolition”: aun no, y ¿quién sabe? Esta experiencia ciudadana espontánea, este proceso de expresión y concienciación comunitario está lejos de ser perfecto o de estar libre de contradicciones. Pero es algo que se está creando “sobre la marcha”, sin planificación y sin directores. Y esa es su fuerza y su atractivo. En el parque de San Telmo, cualquiera que quiera, puede participar; no importa la edad, ni la cultura, ni la ideología, se puede, libremente, exponer y compartir las inquietudes, las esperanzas y las críticas en torno a cómo va el mundo, nuestra sociedad o el propio movimiento. Eso sí, hay un tema que está vetado, aunque en ningún sitio está escrito y si lo pregunta, nadie se lo reconocerá: de futbol, no, aquí no se habla de futbol.

Cuánto durará la experiencia y cómo va a evolucionar, nadie lo sabe, pero lo veremos, lo haremos juntos. Esto es lo nuevo, esto es lo bueno.

Yo, personalmente, me he ido involucrando en la dinámica y, cada vez, les cuento menos a mis allegados de qué va el asunto y les animo más a que se pasen. Y lo mismo les propongo a ustedes: pásense por el parque; vean lo que allí sucede; pregunten o comenten; dialoguen a dos con cualquier otro ciudadano o ciudadana, en pequeños grupos o en el foro y la asamblea. Déjense querer. Pero tengan cuidado, pues engancha y se transmite como un virus. Lo confieso.

(*). Filósofo y secretario de Redes Ciudadanas de Solidaridad. http://bienvenidosapantopia.blogspot.com.

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