Canarias, 8 de mayo de 2011 | Sanidad | Gabinete de Prensa.
La reciente difusión del informe promovido por SEMERGEN titulado “ANÁLISIS SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS MÉDICOS DE FAMILIA EN ESPAÑA. Análisis sobre recursos asistenciales, condiciones de trabajo, organización y motivación profesional”, que se basa en las respuestas de 1.500 médicos, es un muestrario de la opinión profesional lo suficientemente importante como para ser tenido en cuenta, sin entrar a valorar la construcción metodológica del estudio ni algunos resultados que parecen contradictorios. Por ejemplo: el 65,2 % se declaran satisfechos con sus condiciones de trabajo y sin embargo un 89 % dice estar desmotivados; el 82,9 % sería partidario de la autogestión, cuando el 77,1 % considera que el modelo de AP es válido pero mejorable.
En cuanto a algunas de las conclusiones de la encuesta que más se han resaltado, sería prudente analizar las respuestas más allá del esquematismo que acompañan a los titulares publicitarios impactantes. Así por ejemplo, cuando se destaca que el 92,4% de los médicos de atención primaria encuestados creen que no disponen de los recursos que consideran necesarios para una adecuada práctica clínica, resulta pertinente recordar el esfuerzo inversor en equipamiento y en personal que se ha producido en la AP española en los últimos treinta años; que un médico de AP con ejercicio altamente profesionalizado puede disponer de muchos recursos técnicos a su servicio; y que difícilmente se pueden comprender los buenos resultados de la AP española y su buena posición comparativa internacional si no se entiende como la suma de un esfuerzo profesional y administrativo importante. Dicho esto, es verdad que todavía tenemos camino que recorrer para incrementar la capacidad resolutiva de la AP y para ofrecer todavía más polivalencia y prestaciones sanitariamente más importantes, relegando burocracia, delegando funciones, etc…
Cuando los médicos se manifiestan a favor de la autogestión y participación (82,9%), no podemos comprender la respuesta sin desmenuzar las diversas facetas que esconde el término autogestión. La gestión del personal, la organización de los servicios, las funciones, la intendencia, etc…, son algunas de ellas, pero también lo es la asunción de riesgos laborales y económicos. Probablemente los médicos han respondido a esta pregunta asumiendo que en ningún momento con la autogestión podrían sufrir sus actuales garantías salariales, o la rigidez de un horario burocrático. ¿Realmente los médicos que se manifiestan por la autogestión estarían dispuestos a flexibilizar sus condiciones de trabajo, adaptando el horario a las demandas de la población, y a ajustar sus emolumentos a, por ejemplo, capitación, tasas de actividad por según que procesos, controles de calidad, etc…, y a aceptar eventuales pérdidas económicas?.
El modelo organizativo de la AP no ha logrado exprimir todas sus posibilidades debido a los corsés propios de la administración pública, especialmente la contratación y gestión del personal, de forma que todavía caben reformas que favorezcan la autonomía de los centros dentro de un sistema público universal, accesible y gratuito.
Los médicos de familia creen que una de cada cuatro consultas son innecesarias. Cuando piensan esto se deben estar refiriendo a la banalización de la demanda y a la medicalización de la vida cotidiana. Decir que tanto banalización como medicalización son constructor de la sociedad desarrollada, consumista y fascinada por la tecnología, y que los médicos, con nuestros hospitales y nuestras superespecialidades, contribuímos constantemente a generar expectativas desmedidas en la población. Además, gran parte de la demanda asistencial es inducida y reinducida por el propio sistema sanitario. Es el sistema sanitario y los propios médicos quienes generamos la mayor proporción de demandas, en ocasiones porque laboralmente interesa. ¿Sobraría uno de cada cuatro médicos si evitamos consultas innecesarias?.
Quizá el dato más relevante de la encuesta sea que un 86% se muestra partidario de implantar un sistema de copago. Una forma de explicarlo es que los médicos de AP están tan desesperados que quieren controlar la demanda de cualquier manera y una de ellas es poner trabas a la accesibilidad. Como siempre: es más fácil penalizar la demanda que intentar resolver los problemas de oferta. Con todo resulta contradictoria esta opinión con la expresada en la misma encuesta de que el 51,34% de que las consultas innecesarias se deben a problemas burocráticos (IT, justificantes, etc) ¿en que va a influir el copago en su reducción?, mas bien se trata de la necesidad de otro modelo de gestión de las consultas que las haga innecesarias o las disminuya.
Como hemos dicho en otras ocasiones, los estudios realizados sobre el impacto del copago señalan que es incapaz de reducir la frecuentación innecesaria y que, cuando lo hace, reduce tanto la demanda necesaria como la innecesaria, deteriorando la salud de la población. También se sabe que los copagos tienen efecto sobre todo sobre las personas con pocos recursos y con mayores problemas de salud, que “no acuden o retrasan las demandas de atención sanitaria incluso cuando son necesarias”, siendo así un factor importante de inequidad, tal y como señala el último Informe sobre Salud en el Mundo (2010) de la OMS. El pago por consulta supondría un aumento de la presión de los pacientes sobre los medicos y reforzaría la actitud exigente y consumista de los pacientes hiperfrecuentadores
Por otro lado, según datos del Ministerio de Sanidad un copago de 10 euros por consulta y de 15 por acudir a urgencias solo supondría en 0,85% del gasto sanitario, y los gastos de su gestión probablemente superarían a los posibles ingresos.
El asunto es aún mucho mas grave si se tiene en cuenta la situación actual de España: mas de 4 millones de parados, unas pensiones medias de 870 € y un 57% de los trabajadores con empleo que perciben menos de 1.000 € al mes. En este contexto la instauración de copagos pueden tener unos efectos devastadores sobre el acceso a la atención sanitaria y sobre la salud de la población.
En resumen: algunas de las respuestas a la encuesta sugieren que los médicos de AP no identifican bien las causas de sus problemas, que son más de financiación (subfinanciación crónica de la AP), de dotación de personal, de distribución de competencias, de escasa planificación, etc…, por eso no es de recibo que se intente trasladar a los ciudadanos la incompetencia de los gestores sanitarios, y por eso rechazamos la implantación de cualesquiera copagos en el SNS por ser injustos, insolidarios y por tener efectos negativos sobre la salud.
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