GUERRILLA | Confesiones de Tanja Nijimeijer
Los que crean que está secuestrada bien pueden ir por ella que los recibirá con la ráfaga de su AK-47. Al menos, es lo que dice en una rara entrevista, esta joven europea que estudia para venir a ser una Comandante en la guerrilla colombiana.
En agosto del 2010, el periodista Jorge Enrique Botero tardó un mes en cruzar montañas, caudalosos ríos y encontrar su objetivo: la extranjera que abandonó su vida de lujos en un pueblo del norte de Holanda para portar un fusil, camuflado y andar entre abismos, en medio de torrenciales aguaceros y una muerte que la persigue.
Y Botero, previa autorización de las FARC, plasmó la entrevista en el libro 'La vida no es fácil, Papi' de la editorial Ediciones B, donde se muestra a una Tanja obsesiva por el cigarrillo, beber café y bromear.
La llaman Alexandra, aunque la reconocen como 'Holanda'. No solo está hablando un español perfecto, sino que conquistó un acento campesino, propio de los jóvenes que hacen parte de las filas de la guerrilla.
En su vida, el idioma holandés parece fracasar. "No sé si podré hablar en mi idioma. Hace más de cinco años que no pronunció una palabra en dutch. Esto es un desprestigio, Botero", dice furiosa al periodista.
La extranjera prefiere tomarse una noche, escucharlo en una emisora internacional que penetra la selva, y así poderle responder en su lengua.
En medio de la manigua no es consciente que se ha convertido un personaje famoso. No está enterada de lo que sucede con ella y pide al reportero que le informe.
El primer tema: La obsesión de la madre de Tanja por rescatarla de las FARC. La correría que hizo en Colombia y cómo desde un helicóptero, le pedía a su hija que abandonara la guerrilla.
"Mamá, recuerdo que cuando era niña usted me advertía que no me metiera con ciertas amiguitas. Pues bien, ha llegado la hora de decirle lo mismo que usted me decía: 'No se meta con ciertas personas. A usted la están usando, mamá. ¡Pilas!'". La Holandesa, quien no despega sus ojos de un laptop, cree que a su madre la están manipulando.
La extranjera es maestra de la guerrilla por orden de 'El Mono Jojoy', muerto tras un bombardeo del Ejército. Dicta clases avanzadas de inglés a chicos campesinos- entre ellos Rigo, el hijo enano de Manuel Marulanda, alias 'Tirofijo', el fundador de las FARC- que eran analfabetos y hoy son casi bilingües.
Les enseña cómo descifrar en inglés las conversaciones de pilotos extranjeros que buscan borrar a la guerrilla en los campamentos. Canta con una hermosa voz soprano, toca guitarra y pone a sus alumnos a escuchar música estadounidense y británica.
Se conserva bonita, figura esbelta, rasgos europeos, delicada estéticamente y diestra para moverse por los agrestes lugares que recorre, dice Botero, quien confiesa que la holandesa piensa mucho en su madre, su hermana. Y aunque se muestra segura en la guerrilla,en ocasiones se intranquiliza. Está desconectada de su país, su lengua, y eso también la baja de ánimo. Llora cuando escucha el himno de Holanda.
Tanja Nijimeijer conserva su obsesión por el equipo de fútbol de su país que llegó a la final del Mundial de Fútbol Sudáfrica junto a España. En la selva, consiguió adeptos para su país, así hubiese perdido. Fue objeto de burlas ante la derrota.
Confiesa que llegó a Colombia por casualidad y no fue reclutada en el extranjero. Tenía que hacer una práctica universitaria y escogió este país. Trabajó dictando clases en un colegio prestigioso de Pereira, centro occidente colombiano.
"Ni siquiera conocía a Colombia, la busqué en el mapa y la encontré en Latinoamérica", dice en el relato, donde expresa que conoció a un profesor de matemáticas, miliciano de las FARC.
Hizo su tesis de grado sobre la guerrilla, regresó a Holanda, se graduó y regresó a Colombia donde terminó de colaboradora de las FARC en Bogotá. Llegó a casarse con un maestro de Pereira, pero la relación duró poco.
Confiesa que consiguió una bomba en la capital y la ayudó a instalar contra un almacén deportivo donde no quisieron pagar una extorsión de los guerrilleros. Por eso se fue para la guerrilla. Las autoridades estaban a punto de capturarla por el atentado y no quedó más remedio.
Al comienzo la convivencia con sus compañeros fue difícil, era distinta, intelectual, bonita. Gustaba a los guerrilleros, incluso a un indígena de 21 años a quien le ayudó a perder la virginidad.
Tanja, está enamorada. Al menos así lo demuestran las cartas de amor reveladas en el libro donde la extranjera confiesa su afecto a Julián, su pareja y sobrino de Jojoy. Aunque la guerra los separó, lo sigue amando.
Botero cuenta las siete vidas de la Holandesa. Ha soportado bombardeos, enfrentamientos con el Ejército, enfermedades duras y una pésima visión que le obliga a usar lentes.
"Me ha estado doliendo mucho la vejiga, pero ya no tomo medicamentos porque ¿para qué?”, le dice a su novio en una carta.
Asegura que jamás la sometieron a un consejo de guerra y menos por lo diarios personales que cogió el Ejército en un campamento.
"Aquí moriré en esta selva o me verán en Bogotá en primera línea", responde al periodista. Es que que no desistirá de las FARC "porque no se es revolucionario por un día o una semana. Es para toda la vida"
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