miércoles, 12 de octubre de 2011

20N: fisonomía del votante rebelde.

Las Palmas de GC, 12 de octubre de 2011 | Opinión | Versus.

Rebelde: aquel que se rebela contra algo o alguien; difícil de dirigir o doblegar.
Yo, me rebelo contra un sistema que se viste de democrático y no lo es;
Porque no soy mercancía en manos de políticos y banqueros;
Y no seré un borrego más que va a votar hipnotizado por el sonido de los flautistas;
Por eso, el 20N votaré rebelde.
Vayan por delante algunas razones para votar en rebeldía.


Continuando con la serie de artículos que venimos publicando dedicados al individuo político en este siglo XXI. Después de haber apuntado ya el camino en Adiós a la izquierda: hacia un nuevo paradigma, tras haber hecho ya una primera propuesta deimpugnar las elecciones, abordamos ahora una aproximación más cercana a ese sector de la ciudadanía no afecto al sistema, a los llamados indignados, a los rebeldes, a los altermundistas o como decíamos en uno de los mencionados artículos, a los militantes y a los escépticos. ¿Cómo son, cómo se definen a la hora de ir a votar?
I.-UNA PARTICULAR VISIÓN DEL MUNDO.
Importante este detalle, pues, normalmente la gente vota por la opción electoral que mejor representa su visión particular del mundo, de la política, de la democracia, de cómo deben ser las cosas. El votante rebelde –y al decir rebelde aclaro, me estoy refiriendo al rebelde con causa-, por lo general tiene una particular visión del mundo donde el ser humano, el ser natural y las necesidades de ambos acostumbran a estar en el centro del debate y de las preferencias de acción política y no justo al contrario, como ahora sucede. Sobra decir que esa es también mi visión del mundo, altermundista, pueden llamarme, o antisistema si lo prefieren. ¿Demasiado utópico?, ¿demasiado lejano?

Es posible. Pueden decir que soy un soñador, pero sé que no soy el único. 
Partimos pues de esa visión del mundo un tanto particular, la que con matices y variaciones en grado comparten buena parte de los ciudadanos, digamos… poco mansos. Y puesto que hablamos de votantes, se trata de ver si hay alguna opción electoral que se acerque a esa visión particular del mundo que ansiamos los rebeldes.

Con esta visión del mundo algunas opciones quedan descartadas de antemano del horizonte de voto del ciudadano rebelde. Evidente, no votaremos al PP o a cualquier otra opción conservadora (UPyD, C´s,), no votaremos al PSOE convertido ya en una versión mala de la derecha, y tampoco votaremos a los nacionalistas mayoritarios, pues son la misma derecha vestida con traje típico.
II.-ENFRENTADOS A UNA REALIDAD INCÓMODA.
Dibujada nuestra particular visión del mundo, hechos ya nuestros primeros descartes, bueno será aproximar el foco a la porción de mundo en el que vivimos y en el que habremos de votar el próximo 20 de noviembre, esto es, en España, para ver qué opción de voto rebelde nos queda, si es que hay alguna, en una realidad bastante incómoda para el rebelde. Así, veamos cual es el reparto de actual fuerzas al que nos enfrentamos, empezando por lo que nos dejaron las elecciones del año 2008.
-PSOE: 169 escaños con 11.064.524 votos.
-PP: 153 escaños con 10.169.973 votos.
-CiU: 11 escaños con 774.317 votos.
-EAJ-PNV: 6 escaños con 303.246 votos
-ERC: 3 escaños con 296.473 votos.
-IU: 2 escaños con 963.040 votos (gran injusticia).
-BNG: 2 escaños con 209.042 votos
-CC-PNC: 2 escaños con 164.255 votos.
-UPyD: 1 escaño con 303.535 votos.
-Na-Bai: 1 escaño con 62.073 votos.
Con una participación del 75´32 %.
-con 284.868 votos en blanco, el 1´12 %
-y 162.416 votos nulos, el 0´64 %
Y una abstención de 8.360.597 votos.
Algunas consideraciones a tener en cuenta.
1.-Bipartidismo.
Acentuado bipartidismo que se repite y mantiene en el tiempo es la nota dominante en nuestro país casi desde que empezó esto a lo que llaman democracia, con los nacionalistas siempre invitados a la fiesta tomados más o menos en cuenta según exigencias del guión, con las únicas excepciones de Izquierda Unida y el apéndice que le salió al PSOE a la derecha con UPyD.


2.-Una derecha siempre fiel. 


También vemos, si tomamos los resultados con algo más de perspectiva, que el PP ha repetido en las tres últimas generales la cantidad de 10 millones de votos, aproximadamente, ya vayan mal o vayan bien las cosas para los conservadores en España. 10 millones de votantes lo hacen siempre por el PP, cantidad que no fue suficiente ni en 2004 ni en 2008 porque el PSOE sacó 11 millones. En el año 2000, en la mejor época de Aznar, también fueron 10 millones, y sí les valieron en aquella ocasión para alcanzar la mayoría absoluta (183 diputados), porque la participación bajó hasta el 68 % y el PSOE con Joaquín Almunia a la cabeza sacó solo 7 millones de votos. Es sabido que el votante del PP es fiel y nunca falla, por eso al PP le beneficia siempre la baja participación.
3.-Más dura será la caída. 


La caída no es otra que el descomunal descalabro que según muchas encuestas se dará el Partido Socialista el 20N, un bajón que se estima podría llevarles a perder hasta 5 millones de votos, para quedarse por debajo de los siete millones que sacó en el año 2000. 5 millones de votantes desencantados, 5 millones de votos que están aún en el aire, muchos de ellos.
4.-Izquierda Unida, rara avis. 


Salvo alguna excepción puntual, IU, antes PCE, ha sido desde el inicio de la democracia el único partido de ámbito nacional con organización y estructura suficiente para plantar mínima batalla al bipartidismo que conforman PP y PSOE, las dos caras de una misma moneda. En franca decadencia en la última década, IU ha bajado de 8 diputados en el 2000, a 5 en el 2004 y sólo 2 en 2008, no tanto por pérdida de votos y sí bastante más por obra y gracia de la Ley D´Hondt que penaliza a los partidos menores de ámbito estatal frente a los partidos regionalistas. Perseveran en su afección a la izquierda, postulados ya como la auténtica izquierda. Dimos cuenta del error en nuestro ensayo sobre el “nuevo paradigma”, insistimos en ello. En cualquier caso, ahí se mantienen.
5.-Y privatizaron la democracia misma. 


Alusión especial a la modificada Ley Electoral aprobada por PP y PSOE sin contar con nadie que se estrena en estas próximas elecciones. Una modificación que obliga a los partidos sin representación a presentar avales ciudadanos por valor del 0´1 % del censo, 35.000 firmas en 20 días si el partido en cuestión quiere concurrir en todo el Estado Español. Consecuencia de esta nueva y antidemocrática norma denunciada ya en esta web como inconstitucional: muchos partidos que habitualmente se presentaban a las elecciones no lo podrán hacer esta vez. Y serán muchos, pues presentar 35.000 firmas en 20 días sólo está al alcance de aquellos con un notable asentamiento y organización en todo el territorio español.


Primera consecuencia: desaparecen del mapa electoral muchos partidos que no alcanzaban el mínimo del 3% para entrar en el reparto de escaños pero obtenían votos que sumaban en la participación. En concreto, en las elecciones del 2008 fueron 778.659 las personas que votaron a partidos que no obtuvieron representación, más del 3,05 % de los sufragios emitidos. ¿Cómo afectaban estos partidos minoritarios al reparto total de escaños según la Ley D´Hondt? Sucedía lo mismo que con los votos en blanco. Suman en el porcentaje total de votos válidos y hacen que resulte más difícil llegar a la barrera del 3%, pues a mayor número total de votos más votos le hacen falta a cada partido para llegar a ese 3%. Un problema, este de la barrera del 3 %, que no afecta a los grandes partidos PP o PSOE ni a los nacionalistas en sus circunscripciones más fuertes, perjudicando en verdad a los partidos minoritarios que luchan por un escaño. ¿Cómo afectará este cambio de la Ley en los futuros resultados electorales? Dependerá de lo que hagan estos votantes sin partido al que votar. Si la mayoría no votan bajará la participación, hecho que beneficiará al PP y a sus dogmáticos y fieles votantes y también a los partidos pequeños que sí se presenten, pues les harán falta menos votos para alcanzar un escaño. Si deciden votar por una opción alternativa de entre las que sí presentan listas, se concentrarán en menos partidos los votos, hecho que ayudará a que estos partidos tengan más fácil pasar el corte del 3% para acceder al reparto de escaños, perjudicando en este supuesto a los partidos más votados que eran los que habitualmente se llevaban el último escaño en litigio en todas las circunscripciones.
III.-ESCENARIOS POSIBLES TRAS EL 20N.
En este punto en nuestra búsqueda del voto rebelde, es hora de tomar como base lo que todos esperan, una victoria del PP, y plantear algunas proyecciones posibles en base a una única duda: saber si logrará el PP la mayoría absoluta de 176 diputados. Para ello, bastaría con que se repitiera el resultado del año 2000, con 10 millones de votos para el PP, 7 millones para el PSOE y una participación más bien baja, en torno al 65 %. Segura está la primera variable, 10 millones de votantes para el PP –yo diría que hasta 11 millones-, y muy probable también la segunda variable, bajón del PSOE hasta los 7 millones, sólo falta saber qué pasará con la participación.
Sabemos por los resultados dados en otros comicios que una alta participación, próxima o superior al 75 % impedirá al PP llegar a la mayoría absoluta, como no llegó el PSOE en 2008 con 11 millones de sufragios. Dejamos fuera un supuesto: que la marea azul de la derecha alcance los 12 millones de votos, ya que si esto llegara a producirse el PP tendría mayoría absoluta dando igual las demás variables.


Dos cuestiones clave entran en juego en este punto, una es saber lo que harán esos 5 millones de votantes que puede perder el PSOE el 20 de noviembre, la otra es ver qué pasará con esa parte de la ciudadanía abstencionista habitual tras el despertar de la conciencia crítica que ha supuesto para todos el movimiento 15M. Como vemos, muchos votos están aún en el aire, no todo está dicho entonces.

En el aire, cierto, esos 5 millones de huérfanos posibles del PSOE. Contemos con que tal vez 1 millón cambie PSOE por PP sin ningún rubor, aún quedan 4 millones. 4 millones de votantes de izquierdas desengañados que seguirán buscando su opción en la izquierda o en algo que se le asemeje, o en su defecto se quedarán en casa pero nunca votarán a la derecha. Y en el aire también buena parte de ese casi 30 % de abstencionistas habituales, cuando no había crisis, cuando el abuso del sistema no era tan evidente, cuando la política y la economía no eran tema de tertulia en casi ningún bar. ¿Qué pasaría si esos 8 millones de abstencionistas que no votaron en el 2008 se quedaran en sólo 5 millones? El porcentaje de participación subiría más allá del 80 % y el escenario podría llegar a cambiar mucho.
Ya hemos visto todas las variables posibles, hagamos ahora una nueva proyección de resultados según oscilen las variables que contemplamos aún en el aire, esto es: esos 4 millones de desencantados del PSOE que no votarán al PP y los abstencionistas movidos a votar por la efervescencia política que vive el país tras el pasado 15 de Mayo.
-Opción A.
Baja participación, por debajo del 70 %, buena parte de esos 4 millones de votantes huérfanos del PSOE deciden quedarse en casa y no votan.
Resultado: el PP obtiene mayoría absoluta con sus 10 millones de votos.
-Opción B. 
Sube la participación rondando el 75 %, la mayoría de esos 4 millones de votantes huérfanos del PSOE van a votar pero reparten su voto entre opciones nacionalistas varias y otras alternativas minoritarias.

Resultado: probable mayoría absoluta del PP debido a la dispersión del voto alternativo, en caso de no obtenerla tendría fácil gobernar con el apoyo de algunos de los nacionalistas.
-Opción C. 
Participación en torno al 75 %, la mayoría de esos 4 millones de votantes huérfanos del PSOE van a votar pero esta vez agrupan su voto en una o varias opciones alternativas (IU, Equo) de las que se presentan.

Resultado: el PP gana por mayoría simple y podrá seguir pactando el Gobierno con los nacionalistas, pero aparece una tercera fuerza no alineada con el poder financiero y que tampoco responde a intereses regionales.
A partir de estas tres opciones todo lo que sea subir la participación por encima del 80 % hace más difícil la mayoría absoluta al PP, y dependiendo de a donde vayan a parar esos nuevos votos más fuerza tendrán las alternativas sociales que se presenten, llegando incluso a romper con el bipartidismo, o la fuerza irá a sumar a los partidos nacionalistas ya asentados dejando todo más o menos como estaba.


IV.-OPCIONES DE VOTO REBELDE.
Llegado a este punto, seguimos cerrando el foco en busca de esa opción rebelde que no aparece por ningún sitio, y en ese ejercicio de disección del panorama que nos queda aparece un escenario no del todo malo, esa Opción C donde buena parte de los desencantados del PSOE otorgan su voto a una nueva o no tan nueva fuerza alternativa de ámbito estatal que toma un espacio de poder rompiendo con el bipartidismo.
Suena bien la cosa pero… ¿en verdad existe esa opción unitaria alternativa? Y en caso de existir: ¿tiene alguna posibilidad real de acaparar el voto de tantos desencantados? Y aún caben más preguntas, a saber: ¿la lucha del rebelde pasa realmente por el terreno político? ¿Tenemos algo que hacer los rebeldes jugando a la democracia cuando no existe esa democracia, haciéndolo además con unas reglas que en nada nos benefician?
Una nueva disyuntiva se nos presenta, ya hay dos tipos de ciudadanos rebeldes: de un lado los que canalizan esa rebeldía en la lucha política porque creen que aún es posible cambiar las cosas desde dentro y con las reglas que nos propone el sistema (militantes, según la clasificación social propuesta en esta página), y de otro lado los que han dejado de creer en el sistema y llevan la lucha a la calle, rompiendo las reglas, moviendo las conciencias, no jugando al juego que nos propone el sistema (escépticos), no jugando más que para deslegitimarlo.
En base a esta disyuntiva, según se trate de militantes o de escépticos, así optaremos por una opción de voto rebelde o por otra.
1.-La opción de los rebeldes que aceptan las reglas.
También llamados militantes, no tan rebeldes, parecen, cuando aceptan las reglas. La opción de voto rebelde que les queda a éstos es hacerlo por uno de esos partidos alternativos que se presentan con un programa social contrario al dominio del poder económico sobre el ciudadano.

A favor de esta opción:
-Creer en esta opción te da pie a creer que aún es posible cambiar las cosas sin cambiar el sistema, esto es, “reforma” en lugar de “revolución”. Todos sabemos las consecuencias sociales que arrastra toda revolución (violencia);

-Permite a los rebeldes tener un bastión dentro del engranaje político para hacer propuestas desde dentro, un bastión que será tanto más fuerte cuanto más pueda postularse como tercera fuerza que rompa el bipartidismo. La acción política de este grupo en el Congreso tendría que ser desde luego mucho más beligerante y pegada a la calle de lo que lo ha sido hasta la fecha.

-Con el cambio de la Ley Electoral tras el asunto de los avales, muchos menos partidos concurrirán esta vez, este hecho propiciará una mayor concentración del voto en unas determinadas opciones, abriendo a estas opciones más posibilidades de alcanzar escaños.
En contra de esta opción:
-Pese al asunto de los avales no hay sido posible confluir en una opción unitaria de voto alternativo, y sigue habiendo varias que se anulan entre sí. Así, está IU con sus coaliciones locales y está Equo con las suyas, ambas propuestas van a competir por el mismo perfil de votante y se van a anular entre sí en muchas circunscripciones, quedando así fuera del reparto de escaños. Y por si con éstos no bastara, también concurren en algunas o muchas circunscripciones otras opciones menores que restarán votos al frente rebelde, hablamos de Escaños en Blanco, PACMA, M+J o la Plataforma Hartos.org, por citar a algunos.
-Al votar por un partido, sea el que sea, estás dando por válido un sistema y al hacerlo estás dando argumentos a los defensores del sistema para que sigan diciendo que todo va bien, estás legitimando un sistema injusto.
-No hay constancia alguna en el pasado reciente, de que un partido alternativo haya conseguido algo desde el Parlamento estando en minoría. Un ejemplo: ¿ha conseguido cambiar o influir en algo IU en tantos años de participación parlamentaria? La respuesta es no.
2.-La opción rebelde que niega o rompe las reglas.
Para el final hemos dejado al rebelde que no confía ya en nada de lo que ofrece el sistema, ni mucho menos en las reglas de un juego democrático corrupto y engañoso. Las opciones que les quedan a este grupo de insurrectos son dos: abstenerse o votar nulo (omitimos el voto en blanco pues es bien sabido que perjudica a los partidos minoritarios favoreciendo indirectamente al partido que más votos saca. Ver enlace). Ambas opciones persiguen el mismo objetivo, deslegitimar al sistema, hacerle perder adeptos, bajar la participación en votos a partidos, bajar la participación general en beneficio de los que no votan o votan nulo como muestra clara de rechazo a un sistema, como vía para mover a la gente hacia un cambio, como vía para forzar un cambio una vez que la mayoría de la población ha dejado de participar en el juego democrático. Ambas opciones, aclaro, requieren de un compromiso social muy fuerte para que tengan alguna posibilidad de éxito. Así, no basta con no votar o votar nulo. No participas en el juego político, no planteas batalla en el ruedo electoral, pero sí has de plantear batalla continua en el terreno social para continuar deslegitimando al sistema mucho más allá de las elecciones.

Abstención.
A favor:

-Es el voto más claro de desafección y deslegitimación al sistema que existe, pues no participa de ninguna manera, ni suma ni resta en ningún porcentaje.

-Es fácil, no tienes que hacer nada, no requiere de acción alguna.

-Cuenta con un colchón de un 20% fijo de ciudadanos que nunca votan.
En contra:

-Para que esta opción tenga repercusión real a día de hoy, haría falta una abstención cercana al 60 %, todo lo que no sea eso será absorbido por el sistema sin apenas sobresaltos.

-El rebelde que se abstiene, al no poder dejar constancia alguna de su acción rebelde corre el riesgo de ser confundido con el analfabeto político que simplemente pasa de ir a votar.

-La baja participación en elecciones favorece la mayoría absoluta del PP con sus 10 millones de votantes fieles.
Voto nulo.
A favor:

-A diferencia de la abstención, para que el voto nulo tenga repercusión real no se necesita un voto nulo del 50 o del 60 por cierto, bastaría con un voto nulo cercano al 10 % para hacer saltar todas las alarmas y llevar a la gente masivamente a la calle.

-El voto nulo no permite confusión o tergiversación alguna, como sucede con la abstención. Es el voto de protesta más claro que existe. Del votante nulo nadie podrá decir nunca que es un pasota, pues se molestó en ir a votar el día de las elecciones a sabiendas de que su opción no obtendría representación.

-Representa una llamada de atención clara a la clase política, que ve en el aumento de este voto protesta una crítica clara a su labor. Esta llamada de atención apunta especialmente a los grupos alternativos, los grupos de la otra opción rebelde, se les llama la atención por no plantear un frente unitario, por ser tibios, por no llevar la lucha a calle, se les está invitando a superar los matrimonios de conveniencia y converger en una frente social fuerte, sólido y duradero, cosa que en estos momentos, como hemos visto sigue sin llevarse a efecto.

-La crisis política y social en la que vivimos, los atropellos a los que estamos siendo sometidos, la constatación de que mandan los mercados en lugar de los ciudadanos, la corrupción galopante, el descrédito y la incapacidad de la clase política de encontrar solución a los problemas del ciudadano juegan a favor de esta opción de voto de ruptura.
En contra:

-No es fácil llegar a una cifra cercana al 10 % de votos nulos, siendo como es una opción alternativa sin medios ni grupos organizados detrás.

-Es una opción rebelde muy temida y criticada por todos los partidos, especialmente por los partidos alternativas, la otra opción rebelde que contemplamos en el apartado anterior. Esto hace que tenga poca visualización en los medios y mucha crítica desaforada desde muchos sectores.ç

-Al igual que la abstención y a diferencia del voto en blanco, el voto nulo no entra en los porcentajes de reparto y no perjudica a los partidos minoritarios, pero sí que favorece indirectamente la mayoría absoluta del PP con sus 10 millones de votos fieles.
V.-CONCLUSIONES.
Si has leído hasta aquí, te felicito, has tenido interés y paciencia suficiente para llegar hasta el final de nuestra exposición.
Si te sientes un rebelde de los de que participan en el sistema, una recomendación: espera hasta el final, no decidas tu voto tan pronto, busca, escucha, mira lo que ofrecen, y propicia la concentración del voto en una sola opción, la que más posibilidades tenga de llegar al escaño, la que creas que va a poder defender mejor tu opción rebelde en el Congreso. Y para el día después de las elecciones, no olvides reclamar a esas opciones que se renueven, que piensen desde ese nuevo paradigma que está naciendo y conviertan en una sola y potente opción frente al sistema.
Y si eres un rebelde de los que no creen ni quieren participar en el sistema, dada la realidad actual te recomiendo que votes nulo en lugar de abstenerte, y te aviso para que estés preparado para recibir muchas críticas desde muchos sectores si piensas hacer campaña por el voto nulo, sin olvidarte de que esta opción va mucho más allá de las elecciones, y pasa por seguir desnudando los absurdos e injusticias del sistema, pasa por impugnar las elecciones, pasa por denunciar cuanto veas mal, pasa por seguir las protestas en la calle, pasa por seguir despertando conciencias, pasa por seguir mostrando a los demás la realidad que trasciende a la farsa en la que nos hacen vivir.

Y así acabo ya por esta vez, lamentando que haya varias opciones de voto rebelde en lugar de una sola. En cualquier caso, esto no ha hecho más que empezar, habrá más oportunidades en el futuro y ahí estaremos nosotros, con nuestra rebeldía, renovada siempre por ese motor que está detrás que no es otro que… bueno, ¿ya lo sabéis verdad?

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