SALT (Girona), 1 de octubre de 2011 | Cartas al Director | Valentín Abelenda Carrillo.
Con motivo de la JMJ algunos medios han machado con los costes de tales Jornadas, algunos han caído en la bajeza de contar hasta el gasto de mantener a las fuerzas de orden público, increíble, por ello me parece que es bueno y necesario conocer lo que la Iglesia ahorra al Estado:
Sólo en educación, la Iglesia le permite al Estado un ahorro de varios miles de millones de euros al año. Si tenemos en cuenta que sus 5.141 centros de enseñanza acogen a 990.774 alumnos, y que cada uno le ahorra 3 millones de euros al año, sólo es cuestión de multiplicar. Sanidad es otra de las parcelas hacia las que la Iglesia focaliza su ayuda desde que ya en los tempranos días del siglo IV San Basilio de Capadocia construyera a la entrada de Cesarea la “primera ciudad hospitalaria” para acoger a niños, pobres y enfermos, sin distinción de clase, raza o confesión. Medicina y catolicismo se asimilan hasta el punto de merecer éste para los paganos la denominación de “religión de enfermos”. Éste es el origen de la sanidad pública, que llegó de la mano del cristianismo. No se entendía hasta entonces que cualquier ser humano, de cualquier origen y condición, y sin ningún patrimonio tuviera derecho a ser atendido en su enfermedad, simplemente por su dignidad de hijo de Dios. Por favor, ¡aprendan esto los laicistas!
El obispo de Zaragoza y el reconocido economista José Barea han calculado el gasto total ahorrado al Estado en más de 30.000 millones de euros anuales. Esto quiere decir que si la Iglesia dejara de contribuir al bien social el caos económico sería de dimensiones considerables y los más afectados serían los más necesitados. ¿Cuando dejaran de pedir las cuentas al Gan Capitán?.
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